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OPINIÓN: La pregunta a Miss Universo 2011, ¿la más tonta del universo?

Por Juan Andrés Muñoz

Primero lo primero, yo no vi Miss Universo la noche del lunes. Ni siquiera sabía que lo estaban pasando.

La última vez que quizá sintonicé ese programa, yo estaba en secundaria, y con la inseguridad al máximo. Yo era bajita, flaca y me acostumbraba a mi primer par de anteojos enormes. Mi cabello oscuro y grueso no se acomodaba como el de las rubias con sus flequillos perfectos. Todavía no me “desarrollaba” al igual que muchas de mis compañeras, estoy segura que ver un desfile de modelos glamorosas semidesnudas sobre un escenario era justo lo que mi joven mente necesitaba.

Cuando llegué a trabajar el martes por la mañana, un correo electrónico me dio la bienvenida con algo que me hizo pensar por primera vez en décadas sobre el certamen. Ahí contenía la última pregunta que le hicieron a la finalista, Leila Lopes, ahora la recién coronada Miss Universo.

“Si pudieras cambiar algo de tus características físicas”, le preguntó el juez designado, “¿Cuál sería y por qué?”

¿Me estás tomando el (grosería) pelo?

Después de permanecer bajo la lupa de millones de personas, esta belleza de 25 años y 1,79 de estatura, tenía que contemplar públicamente si ella estaba lo suficientemente bien físicamente.

Su respuesta fue rápida: “Gracias a Dios, me siento muy satisfecha con la forma en que me hizo Dios, y no cambiaría nada. Me considero una mujer dotada de belleza interior. (…) Adquirí principios maravillosos de mi familia, y planeo seguirlos por el resto de mi vida. Y ahora me gustaría darles un consejo a todos ustedes: respetémonos unos a los otros”.

Su respuesta fue aplaudida. La victoria de Lopes, la primera ocasión para Angola, se anunció poco tiempo después.

Tal vez es absurdo molestarse con que se haga una pregunta como esta en un concurso de belleza. En mi visión del mundo, el simple hecho de que existan los concursos es absurdo, Y no estoy sola.

“Se ajusta a la narrativa de moda de las mujeres —mi cuerpo es infinitamente maleable”, dice Courtney Martin, editora de la página Feministing.com y autora de títulos como Perfect Girls, Starving Daughters: How the Quest for Perfection is Harming Young Women.

“Si tengo la suficiente fuerza de voluntad y el dinero, me puedo ver como los demás”, dice. “Esto vuelve invisible a la fisiología y al metabolismo y lleva a que las mujeres interioricen su vergüenza cuando tantas cosas simplemente no están bajo su control”.

Vivimos en un mundo en donde tan solo en Estados Unidos, se gastaron 10,100 millones de dólares en procedimientos cosméticos en 2012, de acuerdo con la American Society of Plastic Surgeons (Asociación Estadounidense de Cirujanos Plásticos). Y Miss Universo tiene que ser el pináculo de todos los concursos de belleza —la máxima aspiración de todas las pequeñas con bronceados artificiales que corren entre tiaras y rabietas en los programas de realidad de la televisión.

Pero en serio, ¿A quién se le ocurrió esta pregunta?

A cada una de las cinco finalistas se les preguntó algo distinto. Un juez le preguntó a Miss China sobre la desnudez en las playas. Otra le preguntó a Miss Brasil sobre su postura sobre la guerra. Miss Filipinas tuvo que contemplar si cambiaría sus creencias religiosas con el propósito de casarse, y a Miss Ucrania se le invitó a reflexionar, si tuviera la oportunidad, con qué personaje histórico cambiaría su vida.

Lopes sacó del tazón el nombre del juez que le haría la pregunta. Lea Salonga, una galardonada cantante filipina y actriz quien se hizo famosa en Broadway, fue la voz detrás de la pregunta. Ella vio la carta y la leyó.

Pero resulta que la pregunta no era de Salonga. En Twitter, sus fans quisieron saber por qué preguntó tal cosa.

Salonga tuiteó que ella no escribió la pregunta. “Todas las preguntas se escribieron con anticipación y a cada juez se le asignó una. Fue por sorteo”, dijo en Twitter.

Las preguntas las “escribieron los chicos de Miss Universo”, dijo en respuesta a un fan. “No tuvimos nada que decir” sobre que preguntas serían, le dijo a otro.

La seguidora @sassy_dimple, quiso saber más.

“Me sorprendió que tuvieran esa (pregunta) en su lista”, dijo. “Pero si tienes la oportunidad de preguntarle a cualquiera de las candidatas, ¿Qué le preguntarías y por qué?”.

El martes por la tarde Salonga volvió a reiterar en un comunicado por escrito para CNN que ella y los otros jueces no tuvieron que nada que ver con las preguntas.

“En cuanto a la calidad de la pregunta que se realizó, no tengo mucho que opinar sobre eso (en verdad, es una pregunta estándar en un concurso de belleza (…) le habría preguntado algo más polémico, como el matrimonio entre personas del mismo sexo o la separación entre la Iglesia y el Estado)”, escribió. “A fin de cuentas, no fue tanto la pregunta que se realizó, sino la forma como se respondió”.

Bastante bien.

Busqué a los “chicos de Miss Universo” para preguntarles sobre su línea de cuestionamiento. No contestaron a mis llamadas ni a mis correos electrónicos.

Así que me dirigí a Donald Trump, el dueño de Miss Universe Organization, y el alguna vez potencial candidato a la presidencia de Estados Unidos. Le pedí que explicara por qué este tipo de pregunta valía la pena. También le hago la pregunta a él

Señor Trump, si usted pudiera cambiar alguna de sus características físicas, ¿Cuál sería y por qué?

Sigo esperando su respuesta