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Estados Unidos

Juicio por asesinato se torna en el mayor escándalo político en China

Por CNN en Español

BEIJING, China (CNN) — Gu Kailai, esposa de un alto funcionario del Partido Comunista Chino que recientemente fue depuesto, no presentó objeciones a los cargos de la fiscalía este jueves, tras ser acusada de que ella y un asistente de la familia envenenaron a un empresario británico el año pasado, dijo un funcionario de la corte.

El juicio, realizado este jueves bajo fuertes medidas de seguridad en la ciudad de Hefei, en el este del país, fue declarado en receso este jueves por la tarde sin que se anunciara un veredicto, dijo Tang Yigan, subjefe del Tribunal Popular Intermedio de Hefei.

La fase de audiencia del juicio terminó y se espera un veredicto luego de las deliberaciones, dijo Tang, sin ofrecer una fecha específica.

El juicio es la última fase en la desgracia de la familia de Bo Xilai, esposo de Gu, quien hasta principios de este año parecía destinado a formar parte del comité de élite de líderes en la cúpula del partido gobernante de China.

El caso se ha convertido en el mayor escándalo político en el país en los últimos años, creando una serie de desafíos para el gobierno mientras se prepara para la transición del liderazgo a finales de este año, un proceso que se lleva a cabo cada década.

Gu y una ayudante de la familia, Zhang Xiaojun, están acusadas de envenenar a Neil Heywood, el ciudadano británico de 41 años que fue encontrado muerto en noviembre en un hotel en la metrópoli china suroccidental de Chongqing, ciudad de la cual Bo era jefe del Partido Comunista .

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El juicio se celebrará en la ciudad de Hefei, en la provincia de Anhui, a más de 1,200 kilómetros al este de Chongqing, lugar en el que hay un persistente apoyo a Bo y a su familia.

En un caso relacionado, la prensa estatal china reportó este jueves que cuatro funcionarios de alto rango en la policía de Chongqing serán enjuiciados por intentar encubrir la muerte de Heywood para ayudar a Gu.

Los cuatro —Guo Weiguo , Li Yang , Wang Pengfei and Wang Zhi— recibieron cargos el pasado 30 d ejulio y enfrentarán un juicio en Hefei este viernes, reportó Xinhua y CCTV.

Los cuatro han sido acusados de “actuar con parcialidad e ir contra los fines de la justicia”, reportaron ambos medios.

“Definitivamente, esto es más que un juicio delictivo”, dijo Wenran Jiang, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Alberta. Este agregó que el proceso se observa de cerca para ver lo que puede suceder a Bo, investigado por “graves violaciones disciplinarias” tras ser destituido de sus puestos en Chongqing y en el partido.

La familia de Gu quería contratar a dos destacados juristas de Beijing para que la defendieran, pero las autoridades chinas han elegido dos abogados locales para formar su equipo de defensa, dijo a CNN este miércoles un amigo de la familia. Dentro de las acciones a favor de Gu es el envío de dos observadores para la defensa en la sala del Tribunal, con la aprobación de la Corte, dijo el amigo, quien pidió que no se revelara su nombre debido a lo delicado del caso.

La suerte parece estar en contra de Gu y Zhang, quienes están a merced de un sistema judicial chino que ha sido criticado por los defensores de los derechos humanos por no ser más que una herramienta del poderoso aparato estatal de seguridad del país. “Para hablar con franqueza, nadie cree que este juicio se lleve bajo un poder judicial totalmente independiente", dijo Jiang.

Los acusados no han visto a sus familiares desde que fueron detenidos a principios de abril, según dijo un amigo de la familia Gu la semana pasada. Bo no ha sido visto en público desde que fue despojado de sus cargos.

Cuando el mes pasado se dieron a conocer los cargos por asesinato, Xinhua, la agencia de noticias estatal, informó que “son claros los hechos de delito de las dos acusadas, y la evidencia es irrefutable y sustancial”. Si son declaradas culpables, las dos podrían enfrentar la pena de muerte.

El informe de Xinhua estableció que Gu y el hijo de la pareja, Bo Guagua, tenían “conflictos” con Heywood “por intereses económicos”. El reporte añadía que Gu y Zhang habían envenenado al británico, debido a que Gu estaba preocupada de que él estuviera “amenazando la seguridad personal de su hijo”.

Informes de los medios internacionales han especulado sobre la naturaleza del trabajo de Heywood en China y sus vínculos con la familia Bo. Él vivía en China desde hacía más de una década y estaba casado con una mujer china. Entre las empresas que asesoraba, estaba una firma de consultoría fundada por exoficiales de la agencia de espionaje británica M16.

Bo Guagua, de 24 años, dijo el martes en un correo electrónico que había enviado una declaración testimonial al equipo de defensa de su madre. “Tengo fe en que los hechos hablen por sí mismos”, escribió Bo, quien en mayo se graduó de la Escuela Kennedy de Gobierno, en Harvard. Anteriormente estudió en Oxford, en donde se graduó en 2010.

Su ilustre educación es una señal de la influencia y las ambiciones de su familia, que ahora está envuelta en el escándalo. Como hijo de Bo Yibo, uno de los “ocho inmortales” de la revolución que crearon la China moderna, Bo Xilai fue considerado un fuerte contendiente para un ascenso en el Comité Permanente Politburó del Partido, cuyos nueve integrantes deciden cómo dirigir China.

Destacó como uno de los políticos más dinámicos y polémicos de China, sobre todo por sus políticas populistas en Chongqing, las cuales promovían la cultura comunista de China y tenían como objetivo tomar medidas enérgicas contra el crimen organizado.

La conexión China-EU

Gu también es descendiente de un héroe revolucionario: el general de división Gu Jingsheng, un destacado militar. Con muy buen inglés, Gu es una abogada que tomó un papel de liderazgo en una batalla legal en Estados Unidos, la cual implicaba a varias empresas chinas, a quienes defendió y ganó.

Además de estar implicado en su más destacable triunfo profesional, Estados Unidos también ha desempeñado un papel en su ruina. El caso al que ahora se enfrenta pudo no haber salido a la luz de no haber sido por una serie de movimientos por parte de Wang Lijun, el lugarteniente de Bo durante muchos años.

Las autoridades rápidamente habían culpado de la muerte de Heywood al excesivo consumo de alcohol, y su cuerpo fue incinerado sin ser sometido a autopsia. El 6 de febrero, Wang, el exjefe de policía que había dirigido la lucha contra la delincuencia en Chongqing, misma que ayudó a construir la reputación de Bo, buscó refugio en el Consulado de EU cerca de Chengdu.

Quería asilo político, y al parecer temía por su vida. Los informes de prensa y las publicaciones en internet han afirmado que había peleado con Bo después de dar a entender que Heywood había sido envenenado en medio de una disputa por negocios con Gu.

Proporcionó información sobre la muerte de Heywood a funcionarios estadounidenses antes de dejar el consulado y fue detenido por las fuerzas de seguridad chinas. El gobierno británico tuvo conocimiento de los comentarios de Wang y el 15 de febrero realizó una petición formal a las autoridades chinas para investigar el caso.

Un mes después, Xinhua dio a conocer que Bo fue destituido como secretario general del partido en Chongqing. Y menos de un mes después de eso, Gu y Zhang fueron detenidos.

El caso ha obligado a la dirección del Partido Comunista de una forma pública y poco común, a hacer frente a las acusaciones de infracciones cometidas por un miembro de alto rango de su agrupación, según Douglas Paal, uno de los principales analistas sobre China en el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, en Washington.

“El desajuste provocado por su salida del puesto, y los crímenes de su esposa han dificultado el intento de presentar una apariencia de unidad a su pueblo”, dijo Paal.

Ese frente unido ha sido clave para gobernar China desde hace 2,000 años, dijo. La actual generación de líderes ha sido particularmente sensible a mantenerla desde 1989, cuando la cúpula del partido se dividió en torno a cómo hacer frente a las manifestaciones a favor de la democracia en la Plaza Tiananmen de Beijing.

Jethro Mullen, Jason Kessler y Matt Smith, de CNN, y el periodista Peter Shadbolt, contribuyeron con este reportaje.