Por Bryony Jones
Londres, CNN — (CNN) — Desde estrellas de cine hasta magnates, políticos y cantantes de música pop, la prensa británica nunca ha rehuido publicar fotos de figuras famosas en posiciones comprometedoras. Hasta ahora.
Érase una vez una época en que las tomas borrosas de las celebridades vestidas para sus cumpleaños o en trajes diminutos eran cosa de todos los días en The Sun y The Daily Mail.
Y la familia real no era inmune. El príncipe Carlos, el príncipe Andrés y la Duquesa de York, Sarah Ferguson, han estado involucrados en escándalos de tabloides con o sin fotos que los acompañen.
Sin embargo, los diarios británicos dudaron esta semana si “publicar y ser condenados por ello” las fotografías del príncipe Enrique desnudo con una mujer que también está sin ropa durante un viaje en Las Vegas.
¿Qué ha cambiado? El panorama de los medios británicos ha cambiado desde la muerte de la princesa Diana en un accidente de tránsito cuando su auto era perseguido por un grupo de fotógrafos en París, hace 15 años.
El impacto de ese accidente provocó una reacción inmediata en contra de los paparazzi y los tabloides que compraron las fotos. Pero el impacto no fue duradero. En cuestión de meses, los diarios volvieron a los viejos trucos.
La verdadera línea divisoria llegó en los últimos 18 meses con el descubrimiento del escándalo de espionaje telefónico a gran escala (inicialmente dado a conocer por el hackeo de los celulares del príncipe Enrique y el príncipe Guillermo), lo que forzó al cierre de News of the World, y el inicio de la Investigación Leveson sobre los estándares de la prensa.
Tras meses de analizar evidencias de los sucios trucos y la devastación dejada por algunos integrantes de la prensa, Lord Leveson está decidiendo actualmente cuáles serán las nuevas reglas y regulaciones de la conducta de los medios británicos. Hasta que el reporte esté listo, según analistas, los editores simplemente no quieren alterar el ambiente.
El columnista anónimo Fleet Street Fox escribió en su blog que los periódicos están entre la espada y la pared, “con un ojo en sus presupuestos que significa que quieren evitar costosos recortes innecesarios, y que no quieren cruzar otras líneas antes de que el reporte sea escrito, sólo para asegurarse de que no empeorarán las cosas”.
Neil Walils, exeditor de The Sun y del News of the World, tuiteó que las fotografías eran el “ejemplo perfecto de cómo #Levenson ha acobardado a nuestros medios… El resto del mundo discute la foto mientras nadie se atreve a mostrarla aquí”.
En un blog de Huffington Post, Wallis dijo que el dilema sobre si usar o no la foto del príncipe Enrique no “tiene nada que ver con el mérito periodístico, nada que ver con el mérito de la historia, nada que ver con asuntos legales, nada que ver con la ética periodística”.
“Las decisiones serán tomadas con base en: ‘¿Qué piensa Lord Leveson?’ y eso es impactante, es indignante, es una afrenta vergonzosa a la libertad de expresión”.
El bloguero político Guido Fawkes —uno de los pocos que publicó la fotografía en desafío a la petición del palacio— escribió que “los viejos medios están asustados ante la Investigación Leveson”.
La mayor parte del debate sobre si publicar o no las fotos se centra en una cuestión de privacidad. A pesar de su rol público, el príncipe Enrique estaba en una visita privada en Estados Unidos y las fotos fueron tomadas en su suite en el hotel.
Mientras la Investigación Leveson termina, los editores británicos son regidos por la Comisión del Código de Prácticas y Quejas de Prensa, la cual insiste en que “se debe respetar la privacidad de la vida familiar”, y que “es inaceptable fotografíar a individuos en lugar privados sin su consentimiento”. Hay una cláusula que hace excepciones en caso de interés público.
El hecho de suponer que el príncipe estaba siendo vigilado por un costoso equipo de seguridad al momento de tomar las fotos no ha sido suficiente para asegurar su publicación.
El corresponsal de la casa real, Robert Jobson, tuiteó que hay preguntas sin responder. ¿Por qué los guardaespaldas no pidieron a la gente que entró a la suite de Enrique dejar sus celulares por seguridad? “Se hubieran evitado todo esto”.
El experto en la realiza, Dickie Arbiter, dijo que tanto el príncipe Enrique como su entorno no tendrían que haber pensado que lo que pasa en las Vegas se queda en Las Vegas.
“Cuando eres el príncipe Enrique y un trotamundos la privacidad no existe”, tuiteó.
Otros comentaristas sugieren que las dudas de los medios ocurren cuando el nivel de aprobación de la familia real es más alto que nunca debido a historias positivas como el Jubileo de Diamante.
El escritor de New Statesman, Steven Baxter, dijo que los medios se negaban a usar la fotografía no por “miedo a los reguladores sino a sus propios lectores”, y añadió que el príncipe Enrique y su familia “son celebridades, como otros, pero son intocables”.
Más allá de si los medios británicos deciden publicar las fotos en sus ediciones impresas, el hecho es que está disponible. Cualquiera que desee verla sólo necesita ir a internet.
Las viejas reglas ya no aplican y cómo los “viejos medios” lidian con este reto podría ser el tono en los tiempos por venir.
Como periodista y observador de la realeza, Phil Dampier tuiteo: “¿Todo el mundo estará viendo —y riéndose con estas fotos— que los medios británicos evitan? Es un momento decisivo tanto para la realeza como para la prensa británica post escándalo telefónico”.
Parece que las portadas del jueves podrían mostrar la dirección que señaló Fleet Street, que a pesar de que no muestran las nalgas, desnuadarán a la realeza.