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Opinión

OPINIÓN: ¿Tu hijo pega o rasguña?, conserva la calma

Por CNN en Español

Por Tatiana Arévalo Dupont

Nota del Editor: Tatiana Arévalo Dupont es licenciada en psicología y en educación preescolar. Puedes seguirla en su Twitter @misspreescolar

(CNNMéxico) —
 ¿Te avergüenza que tu hijo le pegue a otros niños? No te preocupes, antes de comenzar a asustarnos, debemos saber y entender que la agresión es normal.

El período que comienza a los 2 años es de autoafirmación y es cuando nuestros hijos comienzan a decir no a todo, a desobedecer, hacer berrinches, a querer mandar y pegar (morder, jalar cabello, rasguñar, etc.). Estas conductas forman parte de su desarrollo, cuando quieren demostrar autonomía e independiencia. Recuerda que están en una etapa egocéntrica, en la que sienten que todo les pertenece y que son el centro del mundo.

Que un niño muerda o pegue no es un asunto "personal". Para los niños, sus manos y su boca son las primeras herramientas sociales, no es que sean groseros o irrespetuosos, aun así, es necesario estar atentos para que no se convierta en un problema.

Esta agresividad también tiene que ver con el lenguaje. Cuando aún no adquieren un dominio total, las conductas violentas son una manera de comunicarse que se combina con el juego para expresar su frustración o ira.

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A pesar de tener habilidades verbales, a veces los golpes continúan, y estos son algunos consejos para corregir esa conducta:

  • De manera delicada, pero con firmeza, tiene que entender que no debe golpear; si lo estás cargando, bájalo, para que note tu inconformidad. Puede que se enoje más, pero le ayudará a comprender que no es bueno lastimar a sus padres.
  • Después, muéstrale cómo reparar su conducta. Simula que te pone pomada o con una simple caricia.
  • Si su conducta agresiva es porque quiere un juguete ajeno, enséñale otra  otra forma de pedir las cosas y dile: "no debes pegar para que te den el juguete, mejor pregunta si te lo presta, ¿a ti te gustaría que te hicieran lo mismo porque tienes algo que quieren? Espera tu turno, después te tocará a ti". Funciona mejor si nos agachamos y nos ponemos a su altura.
  • No es correcto reírse de su comportamiento.
  • La actividad física es importante. Cuando el niño pasa todo el día en casa, está más inquieto de lo normal, deja que corra, brinque o juegue con una pelota para mitigar ese exceso de energía.
  • No permitas que vea televisión más de dos horas al día, normalmente las caricaturas contienen gritos, empujones, incluso, algunas veces golpes (interpretados de manera graciosa). Selecciona cuidadosamente los programas. Si no ocurre así, mejor comenta junto a él ese tipo de situaciones, por ejemplo, la niña debió de haber esperado su turno para tomar ese juguete, no es necesario agredir a tu compañero, etc.
  • Nunca hay que sugerir el uso de la violencia para resolver los problemas. Si sabemos que alguien lo lastimó, por ejemplo, en la escuela, no lo alientes a que haga los mismo para defenderse. Aprender algún tipo de arte marcial (karate, taekwondo) le puede ayudar como una alternativa para aprender a defenderse, pero también disciplina y respeto.
  • Observa si continuamente avienta o golpea las cosas, puede ser una señal de que está enfadado. Investiga a fondo qué lo tiene así.
  • Por último, y lo más importante, es tener paciencia. Es agotador repetir una y otra vez que no lastime a los demás, pero al final los resultados serán satisfactorios.
  • Recuerda también que el niño reproduce lo que ve y vive en casa. Cuando se desenvuelve en un ambiente tenso, de peleas y discusiones, lo más seguro es que aprenda a reaccionar con violencia.
  • Si nota que sus padres al conducir van enojados y dicen groserías, tu hijo estará saturado de conductas agresivas.

Estos sólo son algunos ejemplos que se pueden dar en los padres (no olvides que los niños copian modelos).

Lo mismo sucede en la escuela, si la maestra crea un ambiente autoritario e intranquilo, en el que no escucha a sus alumnos, ellos se portarán violentos.

Debes saber que es durante la infancia cuando necesitan ser guiados y en el que pueden aprender opciones adecuadas para expresar su enojo, ira o frustración sin lastimar a los demás. Si no se corrige esa conducta, en un futuro tendrá problemas para relacionarse, será incapaz de cumplir normas y tal vez tendrá problemas de autoestima al ser rechazado por sus compañeros.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Tatiana Arévalo Dupont.