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Barack Obama concluye su gira por Medio Oriente con una visita a Petra

Por CNN en Español

(CNN) — El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, concluye este sábado su visita de cuatro días a Medio Oriente con un recorrido a pie sobre la antigua ciudad de Petra, en Jordania.

La arquitectura impresionante de la ciudad parcialmente excavada se combina con edificaciones griegas. Es un Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO.

Después del paseo, el presidente regresará a Washington DC.

Justo antes de partir hacia Jordania este viernes, Obama se anotó un punto diplomático cuando el primer ministro Benjamin Netanyahu ofreció disculpas a Turquía por una incursión de un comando en 2010, en el que murieron nueve activistas en un barco turco con destino a Gaza.

La disculpa, buscada desde hace tiempo por el primer ministro turco Recep Erdogan, alivió las tensiones entre Turquía e Israel, dos vitales aliados de Estados Unidos en Medio Oriente.

El hecho se dio por una llamada telefónica de Netanyahu a Erdogan durante su última reunión con el presidente de EU en un aeropuerto internacional de Tel Aviv, minutos antes de que el Air Force One partiera hacia Jordania.

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Obama dijo que este paso era muy importante para ambos países.

Afluencia de refugiados de Jordania

Este viernes, durante su visita a Jordania, Obama centró su discurso en la guerra civil de Siria. El rey Abdullah dijo a reporteros que el conflicto ha desplazado a 460.000 refugiados hacia la zona y que hay más por llegar.

Eso equivale a un 10% de la población de Jordania y la cifra podría duplicarse a finales de año, aseguró el rey. Abdullah pidió más ayuda de la comunidad internacional, mientras su país lidia con reformas internas en respuesta al descontento público por los problemas económicos.

Obama dijo que estaba trabajando con el Congreso de EU para proporcionar un fondo adicional de 200 millones de dólares a Jordania destinado a enfrentar la afluencia de refugiados, pero se mantuvo firme en su negativa a prometer ayuda militar para la oposición siria.

Sin embargo, el mandatario repitió la advertencia de una intervención militar en caso de que el gobierno sirio utilice armas químicas.

Jordania, en tanto, padece la llegada desmedida de refugiados. Miles de personas que han huido de Siria hacia los países vecinos desde que comenzó el conflicto entre rebeldes y el régimen de Bachar al Asad.

Este desplazamiento se suma a la ola de refugiados que llegaron de Iraq hace apenas una década. El país es un aliado de EU y ha sido uno de los países más estables en la región, pero ha sufrido la reciente agitación interna y el descontento.

El rey Abdullah tiene una buena reputación, a diferencia de los gobernantes autocráticos como el de Siria, o el depuesto dictador iraquí Saddam Hussein. Una parte del parlamento jordano es elegida democráticamente.

Sin embargo, una mala economía y las acusaciones de corrupción por parte de funcionarios públicos han avivado descontento contra el monarca.

En noviembre, manifestantes salieron a las calles para pedir la salida del rey debido a precios de la gasolina.

Recientemente, comentarios atribuidos al rey Abdullah causaron enojo en su país, ya que supuestamente se refirió a la Hermandad Musulmana como un "culto masónico" y a los ancianos tribales en su país como "viejos dinosaurios".

El palacio real negó que el rey Abdullah hiciera ese tipo de comentarios.

En Israel, la diplomacia de última hora añadió un toque a la primera visita de Obama al Estado judío.

Aunque las dos naciones tienen una asociación estratégica clave —EU suministra ayuda militar y apoyo diplomático como el aliado más importante de Israel— Obama y Netanyahu tuvieron una fría relación durante el primer mandato del presidente de EU.

Ahora que ambos comienzan un nuevo mandato tras la reelección de Obama y el nuevo gobierno de Netanyahu, la visita del presidente estadounidense fue una oportunidad para restablecer las relaciones y las señales unificadas sobre asuntos importantes, tales como el proceso de paz en Medio Oriente y los esfuerzos de Irán para desarrollar un arma nuclear.

Obama y Netanyahu se reunieron varias veces durante tres días, uno de esos encuentros incluyó una cena de estado en la que el presidente israelí, Shimon Peres, le otorgó al demócrata uno de los mayores reconocimientos civiles de la nación.

Antes de salir de Israel, Obama rindió homenaje al padre del sionismo moderno, en una visita simbólica a la tumba de Theodor Herzl.

Junto con Peres, Netanyahu y el secretario de Estado estadounidense John Kerry, Obama también visitó la tumba del ex primer ministro Yitzhak Rabin, asesinado en 1995.

Obama colocó una piedra en cada tumba de los terrenos del memorial de Martin Luther King Jr. Memorial en Washington, un gesto para vincular la lucha de los negros por la libertad en EU con la lucha del pueblo de Israel por una patria unida.

El presidente también visitó el memorial del Holocausto Yad Vashem, donde está la "llama eterna" a la memoria de los millones de judíos víctimas de los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

La justicia para los palestinos

En un discurso en Israel, Obama instó a los jóvenes a presionar a sus líderes para buscar la paz con los palestinos.

El mandatario estadounidense pidió a los israelíes empatizar con el sufrimiento de los palestinos y provocó aplausos cuando criticó la política controversial del gobierno israelí de construir nuevos asentamientos en territorios en disputa.

Durante una visita al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, en Ramallah, en la Ribera Occidental del Jordán, Obama hizo hincapié en la necesidad de las negociaciones directas entre israelíes y palestinos.

"El pueblo palestino merece un fin a la ocupación y las humillaciones diarias que vienen con él", dijo en una conferencia de prensa con Abbas, quien agregó que los palestinos merecen "un futuro de esperanza" y un "Estado propio".

Abbas dijo que los asentamientos israelíes son "más que un obstáculo para la paz", llamándolos ilegales y diciendo que era el deber de Israel detener la construcción de los mismos.

Palestina tuvo la visión de un estado basado en las fronteras de 1967 con Jerusalén como capital, un escenario inaceptable para Israel.