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Vida

Comer medusas puede salvar a especies marinas, según la FAO

Por CNN en Español

(CNNMéxico) — "Si no puedes contra ellas... cómetelas". Esa es la recomendación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ante la proliferación de las medusas, que representan un riesgo para algunas especies y afectan varias actividades humanas.

Las también llamadas aguamalas amenazan algunas especies porque se alimentan de larvas y peces pequeños, lo que sumado a la pesca excesiva reduce la capacidad de recuperación de algunas poblaciones.

Pescarlas, conservarlas, empacarlas y venderlas puede ser una estrategia "sabia" dado que su abundancia en algunas regiones del mundo tiene consecuencias para la pesca, la salud pública, el turismo y la industria alimenticia.

La presencia de aguamalas ha aumentado en el Mediterráneo y el mar Negro debido, entre otras razones, a la sobrepesca que elimina a sus depredadores naturales, señala la FAO en el Estudio de la proliferación de medusas en el Mediterráneo y el Mar Negro dado a conocer este jueves en Roma.

La eutrofización (aumento de nutrientes en el agua), el uso de diques para evitar la erosión costera y el aumento de los puertos turísticos —uno de sus hábitats ideales— contribuyen al aumento de estos animales.

Las medusas también contienen químicos que pueden ser utilizados para algunos medicamentos.

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La FAO señala que, como la especie más antigua, las aguamalas aún esconden secretos importantes de la evolución. En el caso de la "medusa inmortal", por ejemplo, podría ayudar a desarrollar el campo de investigación sobre la prevención del envejecimiento.

De no reducirse el número de medusas en los océanos, la presencia de estas rebasará a la de los peces, advierte el reporte.

La FAO recomienda crear sistemas de alerta temprana, barreras de protección para las granjas acuícolas, reducir la sobrepesca y las emisiones de gases de efecto invernadero.

La especie de medusa conocida como Mnemiopsis leidyi fue introducida accidentalmente en el Mar Negro en 1980, donde generó un “grave impacto”, según el informe.

En el mar Adriático también se observó un descenso de la población de peces con la llegada de oleadas sucesivas de la medusa Pelagia noctiluca. La región todavía no vuelve a la normalidad.

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