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Estados Unidos

OPINIÓN: El único camino hacia la paz en Siria

Por CNN en Español

Por Taufiq Rahim, especial para CNN

Nota del editor: Taufiq Rahim es un analista político con sede en Dubái. Blogue regularmente en TheGeopolitico.com.

(CNN) -- Como ha ocurrido frecuentemente durante los últimos dos años y medio, el pasado fin de semana me encontré involucrado en una intensa conversación acerca de la guerra civil que se está desarrollando en Siria. Esta vez fue con un simpatizante del gobierno de al-Assad.

Él insistió que no había otra opción que no fuera la victoria, a cualquier costo, especialmente debido a que el gobierno ha estado enfrentando resistencia extranjera de "83 países". Éste es un comentario común que he escuchado en distintas variaciones de ambos lados del conflicto: no hay otra opción que no sea la victoria.

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Mientras el mundo se debate en cuanto a la eficacia de un ataque militar en contra del gobierno de al-Assad en respuesta al uso de armas químicas en contra de civiles, el combate en tierra no muestra señales de calma. Está claro que el pueblo de Siria se debate entre el juego político entre el régimen y los rebeldes, y sus respectivos simpatizantes. Ésta es una situación en la que una de las partes ganará a costa de la otra.

A pesar de los comentarios nobles por parte de varios países, los esfuerzos diplomáticos hacia una solución política pudieron haber sido más vigorosos.

Llamar a un inmediato cese al fuego de ambos lados del conflicto es el único camino hacia la paz. No obstante, ¿será ese el camino que Estados Unidos y otros jugadores clave elijan?

El levantamiento sirio inició en marzo de 2011, en parte como respuesta al encarcelamiento y tratamiento brutal que se le dio a adolescentes en la ciudad de Daraa, ubicada al sur, luego de que ellos pintaran algunos edificios con grafitis que contenían mensajes en contra del gobierno. Al inicio, los protestantes evitaron mencionar al dictador Bashar al-Assad por nombre. Sin embargo, las protestas se intensificaron rápidamente ante las continuas medidas severas del gobierno.

Para agosto en ese mismo año, más de 2.000 sirios habían muerto y el sistema de seguridad del régimen estaba actuando con toda su fuerza, intentando eliminar cualquier desacuerdo, de forma pacífica y si no, por medio de las formas más crueles.

No fue sorpresa que el enfrentamiento se tornara violento, a medida que las milicias variadas se formaban para refutar a las fuerzas del gobierno. Pronto, hubo un flujo de armas desde el país vecino de Irak y el lejano país de Libia, al igual que refuerzos extranjeros del lado de los rebeldes divididos. Para la primavera de 2012, el conflicto claramente se había tornado en una guerra civil.

Desde entonces, la violencia sólo ha aumentado, al igual que el número total de víctimas. Vecindarios enteros en Homs, Aleppo, Hama y otras partes han sido reducidos a escombros.

Al final, el gobierno de al-Assad lleva la plena responsabilidad del conflicto y la mayoría de las muertes. Sin embargo, ambas partes han cometido crímenes en contra de la humanidad.

Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, China y otros; en su mayoría han quedado solo de espectadores, a pesar de haber más de 100.000 sirios muertos y millones más desplazados internamente, o que están refugiados en países vecinos.

En lugar de reunir a las fuerzas opositoras y llevarlas a encontrar una solución, Estados Unidos, Rusia y sus aliados regionales siguen enviando dinero y armas al conflicto.

¿Cuándo fue la última vez que el Presidente Obama llamó a un inmediato cese al fuego? ¿Cuándo fue la última vez que Estados Unidos y Rusia dijeron simplemente y con integridad: Alto a la violencia?

Esta acción no ha estado presente por temor de que pueda minar a los rebeldes (o en el caso de Rusia, al régimen). En ningún lugar fue esto más evidente que en la batalla por Qusayr, la cual se desarrolló ante los ojos del mundo a principios de este verano, con las fuerzas de Hezbolá respaldando al régimen de al-Assad por un lado, y fuerzas extranjeras apoyando a la oposición por el otro.

Los enviados de las Naciones Unidas, incluyendo a Kofi Annan y a Lakdar Brahimi han tratado de facilitar pláticas, pero con pocos resultados, más que todo porque fueron enviados a Siria con las manos atadas detrás de sus espaldas. Sin el apoyo político de miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, ¿qué autoridad podrían tener sus iniciativas?

No podemos rendirnos en el proceso político y las negociaciones, aún si Estados Unidos lleva a cabo un ataque militar, aún si hay incontables bombardeos durante las próximas semanas, y aún si sólo podemos lograr una breve disminución de la violencia.

Debemos revisar las discusiones de Ginebra, las cuales iniciaron en el año 2012 y describían un "plan de transición" a grandes rasgos. También está la tan mencionada reunión de Ginebra 2, la cual todavía no se ha programado, en la que se discutiría un acuerdo para compartir el poder en Siria.

En la reunión de Ginebra 2 estarían presentes las partes clave, incluyendo a los rebeldes y al régimen. Mientras este proceso, llevado a cabo con el apoyo de la ONU, no es perfecto, y puede no resultar exitoso, ofrece la mejor oportunidad de lograr una solución política al conflicto en Siria.

Las opiniones expresadas en este comentario corresponden únicamente a Taufiq Rahim.