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Mascotas

'El perro más feo del mundo' no es tan feo

Por Álvaro Valderrama

Por Michelle Cohan

(CNN) — A primera vista, Mugly —un perro crestado chino de 10 años de edad— es un animal poco atractivo y de apariencia desafortunada.

Con unos cuantos pelos al azar que sobresalen de su hocico, un par de pequeños ojos brillantes y vizcos y la piel fina con manchas, su genética no contribuyó mucho con su apariencia externa.

Fotos: Los perros más deos del mundo

Pero la belleza no es algo superficial. Y eso es exactamente lo que la fotógrafa Bego Anton quiere mostrar a través de las fotografías que le tomó a Mugly.

"Ugly Mugly es una reflexión sobre cómo nos relacionamos con nuestras mascotas y cómo lo que tenemos cerca y es importante para nosotros puede cambiar nuestras percepciones en cuanto a cosas como la belleza", dijo Anton.

Bev Nicholson es la dueña de Mugly y de otros cinco perros. Ninguno de los cinco es de apariencia tan provocativa como Mugly; aun así, es su posesión más preciada en más de un sentido... por si sus diminutos trajes no reflejaran su inmenso amor.

Además de ganar el concurso "perro más feo del mundo" en 2012 y haber sido declarado "perro más feo de Gran Bretaña" por un periódico de circulación nacional en el año 2005, Mugly trabaja como perro de terapia en un hospital local y asiste a una gran cantidad de eventos de caridad.

Él ayuda a recaudar fondos para los pequeños centros de rescate de perros del Reino Unido, como en el que Nicholson lo encontró a él. Él visita escuelas y participa en el programa "Read to Dogs" (Lerle a los perros), donde los estudiantes le pueden leer sin temor a que los juzguen y recibir ánimo a través de su afecto.

Mugly también ha aparecido en televisión demasiadas veces como para poder contarlas e incluso ha ido al Parlamento a encender las luces de Navidad.

"La vida de Mugly está lejos de ser la vida de un perro ordinario", dijo Anton. "Él es más como una estrella de cine".

Cuando Anton inicialmente decidió fotografiar al perro, admite que ella también lo consideraba feo. Pero después de pasar una semana con él, dijo, "descubrí a un perro dulce y adorable".

Incluso lo llamó por la palabra con "b": bonito

Nicholson supo de inmediato que este perro era especial. Anton se dio cuenta de que había una maravillosa química entre ellos.

"Nunca había visto que un ser humano y su mascota se entendieran tan bien", dijo. "Se quieren tanto y pueden entenderse el uno al otro con sola una mirada".