Por Patrick Oppmann, CNN
(CNN) – El presidente cubano Raúl Castro llegó la noche de este jueves a la Ciudad de Panamá para participar en la VIII Cumbre de las Américas, en la primera vez que el país caribeño asiste a una cita continental.
Todos los ojos estarán puestos en el chico nuevo, a quien finalmente se le permitió jugar, y en el chico mayor que durante mucho tiempo no quiso nada con él: Cuba y Estados Unidos en el mismo patio diplomático.
Cuba logró un golpe maestro diplomático al obtener el apoyo de otros países de la región para insistir en su presencia en la Cumbre de las Américas.
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Y por primera vez desde 1962, Estados Unidos no ha bloqueado el intento de Cuba de participar.
Ahora es momento de ver cómo juegan y con quién juegan… especialmente Venezuela, país que a menudo está en desacuerdo con Washington por un apabullante disentimiento en casa y por proporcionarle a la Habana miles de millones de dólares en petróleo.
Cuba tratará de restablecerse en la cumbre de dos días en Panamá, y llegará con más de 100 funcionarios del gobierno, diplomáticos, ejecutivos de pequeñas empresas y artistas.
Pero los intentos de Cuba por cambiar su imagen y mostrarse como una sociedad diversa y abierta dieron un revés el miércoles cuando los partidarios del gobierno y los partidarios en contra de Castro causaron revuelo en las calles de Panamá.
Un video del incidente muestra a funcionarios del gobierno cubano mientras intercambian golpes e insultos con los disidentes hasta que la policía panameña con equipo anti motines frenó la pelea.
Ahora que se ha dado el descongelamiento histórico de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, Washington tiene asuntos urgentes que discutir con La Habana.
“Tenemos problemas verdaderamente importantes con los cubanos que tienen que ser resueltos”, dijo la embajadora Vicki Huddleston, quien trabajó como jefa de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Ella añadió lo siguiente: “Los cubanos tienen su estilo de negociación característico. Crees que será fácil porque hemos dicho ‘Vamos a tener buenas relaciones con ustedes’ y ellos dicen ‘Eso no es emocionante para nosotros y sí lo es para ustedes’. Así que es difícil negociar con ellos, y siempre ha sido así”.
El foro podría brindar la oportunidad de impulsar un acuerdo para restablecer las relaciones formales y reabrir embajadas luego de casi cuatro meses de negociaciones.
Si bien no está programado que el presidente Barack Obama se reúna con el líder cubano Fidel Castro, funcionarios estadounidenses dijeron que habrá oportunidades de “interacción” entre ambos líderes.
La primera vez que los dos jefes de Estado se encontraron fue en el funeral de Nelson Mandela en 2013. Su breve apretón de manos captó la atención del mundo y encendió las redes sociales. Pocas personas sabían en ese momento que los dos países estaban involucrados en negociaciones secretas para descongelar cinco décadas de relaciones estancadas por la Guerra Fría.
Obama había dicho que esperaba que una embajada estadounidense reabriera en La Habana antes de la cumbre, pero funcionarios cubanos han expresado que no pueden imaginar que se restauren por completo los vínculos diplomáticos hasta que Cuba sea eliminada de la lista del Departamento de Estado de EE.UU. de los países que apoyan al terrorismo.
“Sería difícil explicar que las relaciones diplomáticas han sido reanudadas mientras Cuba injustamente ha sido incluida en una lista como un estado que apoya el terrorismo internacional”, dijo Josefina Vidal, la directora general para asuntos de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano y la principal negociadora en las pláticas.
Cuba fue agregada a la lista en 1982, de la que también son parte Siria, Irán y Sudán. La designación conlleva sanciones financieras, que los funcionarios cubanos dicen, perjudican aún más a su economía que ya se encuentra afectada.
El Departamento de Estado le ha enviado una recomendación a la Casa Blanca respecto a que Cuba sea quitada de la lista, lo que preparó el camino para que la Casa Blanca anunciara su intención de sacar a Cuba de la lista tan pronto como esta semana, le dijeron dos funcionarios a CNN.
Sacar a Cuba de la lista “no se relaciona con si estamos o no de acuerdo con todo lo que un país hace o si estamos o no de acuerdo con su sistema político o su política exterior”, dijo el asesor delegado de seguridad nacional Ben Rhodes en una llamada en conferencia con reporteros el martes. “Es un análisis muy práctico en cuanto a si un gobierno apoya o no el terrorismo”.
Rhodes también redujo la intensidad de la retórica sobre Venezuela, al afirmar que el país no representaba una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, a pesar de una reciente declaración para tal efecto.
La designación tenía la intención de permitir que funcionarios se enfoquen en siete presuntos funcionarios venezolanos corruptos, pero generó una tormenta, particularmente en Cuba, un país que tiene vínculos cercanos con Venezuela.
El fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, era un amigo y admirador del exlíder cubano Fidel Castro. El sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, continúa enviándole a Cuba decenas de miles de barriles de petróleo cada día, a pesar de la propia crisis económica de su país.
A cambio, Cuba envía médicos, asesores militares y entrenadores deportivos a Venezuela.
En los medios de comunicación estatales de Cuba, las críticas respecto a la política estadounidense hacia Venezuela han opacado la mejoría en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
En marzo, Fidel Castro publicó una carta que criticaba los “planes brutales de Estados Unidos hacia Venezuela”, y el gobierno prometía una “asistencia incondicional” para ayudarlos a defenderse de las amenazas estadounidenses.
Aún está por verse hasta qué punto arriesgará Cuba la mejora en sus relaciones con Estados Unidos para apoyar a su aliado Venezuela.
Pero al parecer, existen pocas dudas en medio del pueblo cubano respecto a qué debería hacer su gobierno.
Una encuesta de 1.200 cubanos dada a conocer el miércoles encontró que el 97% de las personas que participaron en la misma, llevada a cabo por la firma de encuestas con sede en Miami, Bendixen & Amandi, en nombre de The Washington Post y Univisión Noticias/Fusión apoyaban la mejora en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.