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Crimen

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Cómo matar: el dilema de la pena de muerte en Estados Unidos

Por Eliott C. McLaughlin

(CNN) -- Dado que los suministros de fármacos utilizados para la inyección letal se están agotando y dado que cada vez es más difícil conseguir nuevas fuentes, los estados están luchando con las alternativas. Virginia es la última.

Su solución: usar nuevamente la silla eléctrica.

El proyecto de ley ha sido aprobado por la Cámara y el Senado, y ahora espera la firma del gobernador.

Aquí es cómo Estados Unidos llegó a este punto:

La oposición a la pena de muerte está aumentando. En 1994, Gallup encontró que el 80% de los estadounidenses apoya la pena de muerte. Pasémonos rápidamente hasta el día de hoy: una encuesta de octubre del año pasado mostró que el apoyo había caído al 61%.

Esos son además de los 19 estados y el Distrito de Columbia que han prohibido la pena capital. Solo en el 2009, Connecticut, Illinois, Maryland, Nebraska y Nuevo México han abolido la pena de muerte.

Sin embargo, la pena capital no está por desaparecer. Tan solo en los últimos seis años, 17 estados han ejecutado a 242 presos. Eso es hasta el 24 de marzo. Tres estados representan más de la mitad de esas personas: Texas, Florida y Oklahoma.

¿Cuál es el método más común? 

La inyección letal es el principal medio de ejecución en los 31 estados donde se aplica la pena de muerte. En 1982, Texas se convirtió en el primer estado en ejecutar a un delincuente a través de la inyección letal. Desde entonces, Estados Unidos ha llevado a cabo 1.425 ejecuciones y solo en 171 se ha utilizado otro método.

Sin embargo, los fármacos se están agotando.

La inyección letal inicialmente requiere un cóctel de tres fármacos: el primero (tiopentato de sodio o pentobarbital) duerme al preso, el segundo (bromuro de pancuronio) causa parálisis y el agente final (cloruro de potasio) paraliza el corazón.

En el 2010, los fabricantes de medicamentos europeos empezaron a prohibir las exportaciones de los ingredientes del cóctel a Estados Unidos. El año siguiente, preocupado por el uso de tiopentato de sodio en las ejecuciones, Hospira con sede en Illinois dejó de fabricar el fármaco, y Lundbeck con sede en Dinamarca prohibió que las prisiones de Estados Unidos utilizaran su pentobarbital. El Reino Unido también introdujo una prohibición para la exportación de tiopentato de sodio, y la Unión Europea adoptó una posición oficial en el 2012 con su reglamento de productos utilizados para la pena capital y la tortura.

Los estados donde se aplica la pena de muerte comenzaron a buscar alternativas. Entre ellos: la adquisición de medicamentos de fuentes alternativas, elaboración de un método de un solo fármaco, uso de otros fármacos como el midazolam o propofol y uso de fórmulas magistrales controvertidas para la fabricación de los fármacos.

Tales demandas observaron un aumento significativo en el 2014. En ese mismo año, numerosas ejecuciones, en las que se utilizó midazolam, fueron ampliamente consideradas mal hechas. En Ohio, Dennis McGuire jadeó y convulsionó durante 10 minutos antes de morir. En Arizona, Joseph Wood resopló y jadeó para poder respirar mientras moría durante un período de dos horas. En Oklahoma, Clayton Lockett se retorció durante 43 minutos antes de morir por un ataque al corazón.

Después de cada uno de esos casos, los estados dejaron en espera la pena capital mientras revisaban los procesos. Los abogados de los condenados a muerte en varios estados también han utilizado estos esfuerzos fallidos para impugnar la constitucionalidad de las ejecuciones de sus clientes.

En el 2014, Tennessee dijo que cuando no logre encontrar los fármacos para la inyección letal, el Estado puede utilizar la silla eléctrica. El siguiente año, Utah aprobó con éxito la legislación para reintroducir pelotones de ejecución.

Otros catorce estados tienen un medio secundario —Oklahoma en realidad tiene tres— pero en esos estados, los internos deben optar por ellos.

Virginia uso exclusivamente la electrocución hasta 1995, cuando el estado comenzó a permitir que los condenados a muerte eligieran entre la silla y la inyección letal. Desde entonces, siete hombres condenados han optado por morir en la silla eléctrica.

Sin embargo, esas fueron las excepciones. La mayoría de las 87 ejecuciones de Virginia desde 1995 —al igual que en el resto del país— se llevaron a cabo mediante inyección letal.

El gobernador Terry McAuliffe no ha dicho si firmará el proyecto de ley, y hasta el miércoles, tres miembros de su personal de comunicaciones no habían respondido a las preguntas de CNN en relación a si lo haría.

Sin embargo, dado que cada vez es más difícil disponer de los fármacos, más estados tendrán que hacerle frente a este reto muy pronto.