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Clínica Universidad de Navarra

La importancia de un envejecimiento saludable

Por Clínica Universidad de Navarra

Las mejoras médicas del siglo XX han servido para prolongar la esperanza de vida, pero a costa de que una proporción progresiva y ascendente de la población llegue a la vejez con un porcentaje muy elevado de enfermedades crónicas.

Por ese motivo, el reto del presente siglo es mantener esa expectativa de vida o prolongarla llegando a unas edades más avanzadas con un mejor estado de salud y evitando enfermedades crónicas.

Así, una adecuada valoración del estado de salud puede incluir aspectos de nutrición, ejercicio, perfil hormonal, vitamínico-mineral, actividad inflamatoria, oxidativa… directamente implicados en el desarrollo de patologías asociadas al envejecimiento. El objetivo de todo ello es que su detección y tratamiento permita alcanzar edades avanzadas de la vida en un estado saludable.

“Potenciamos una medicina que aconseja acudir al médico para conservar la salud, no sólo para tratar la enfermedad”, explica el Dr. Oscar Beloqui, director de la Unidad de Chequeos de la Clínica Universidad de Navarra.

Prueba de ello, son los estudios realizados por los especialistas de este servicio médico a aproximadamente 25.000 pacientes. Los resultados han revelado que entre un 1,5 y un 2% de los pacientes explorados presentaron un tumor maligno que, en la mayor parte de los casos, se detectó en fases subclínicas (sin síntomas) y, por tanto, a tiempo de ser tratado satisfactoriamente.

El propósito básico de estas revisiones integrales del estado de salud es descubrir posibles enfermedades, evaluar los factores de riesgo y realizar un diagnóstico precoz para que el tratamiento a seguir sea lo más efectivo posible. De este modo, cualquier paciente puede realizarse todas las pruebas que necesita para la evaluación de su estado de salud en menos de 24 horas, incluidas las consultas con diversos especialistas.

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Importancia del TAC de cuerpo entero

Además, en el último Congreso Europeo de Radiología se presentó un estudio, elaborado por los especialistas de Clínica Universidad de Navarra, sobre el uso del TAC de cuerpo entero en 6516 pacientes. Le aplicaron esta prueba diagnóstica a 6.516 pacientes, seleccionados según distintos factores de riesgo.

Sólo el 1,60% de los pacientes tuvieron un TAC de cuerpo entero completamente normal. El resto (98,40%) presentó al menos una alteración en uno de los módulos (tórax, abdomen o hueso). Entre los principales hallazgos cabe destacar la detección de 97 tumores malignos. Además, en relación con el contenido coronario de calcio, un 36,31% de los pacientes presentaban un riesgo moderado-alto de presentar cardiopatía isquémica.

El objetivo de esta investigación ha sido analizar los hallazgos radiológicos más frecuentes en las personas que se realizan un chequeo y examinar la necesidad de seguimiento o de pruebas complementarias para el diagnóstico.

Testimonio de un paciente

“Vine a una revisión a la Unidad de Chequeos y, en ese examen médico, me detectaron un puntito pequeño en el estómago. Tras remitirme a Cirugía General, el Dr. Hernández insistió en la urgencia de operarme cuanto antes porque si no, me dijo, en tres meses podía tener un grave problema. Debido a nuestra amistad y a la confianza que tenemos en él, casi me lo exigió”. Un mes después de ese diagnóstico, en noviembre de 2014, Javier Díaz, cántabro de 72 años, estaba libre de aquel incipiente cáncer de estómago que le descubrieron en una revisión de chequeos ordinaria.

Todavía en activo como director del camping Las Arenas de Pechón durante los meses de mayor afluencia turística, Javier insiste en que de no acudir a la revisión de la Unidad de Chequeos “no me hubiese enterado de que tengo cáncer” y la enfermedad hubiese progresado. “Hasta entonces yo hacía una vida totalmente normal. Nunca había tenido dolores de nada. Comía de todo y toda la comida me sentaba bien, sin problemas”.

Dada la fase inicial en la que se le detectó el tumor, la cirugía y el tratamiento post quirúrgico no resultaron muy incómodos. “Estuve 3 ó 4 días ingresado y después me mandaron a casa. Una vez allí, hice vida normal y ahora me encuentro como antes de operarme”. Tanto es así que añade: “Es como si no hubiera existido la enfermedad. Vine a hacerme un chequeo médico hace unos meses y me confirmaron que todo está muy bien”.