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Rusia

Tillerson a Rusia: "Estamos en un punto bajo" de las relaciones

Por Angela Dewan, Euan McKirdy

(CNN) -- El secretario de Estado de Estados Unidos Rex Tillerson se reunió este miércoles con el presidente de Rusia Vladimir Putin en Moscú, a medida que se profundiza la ruptura diplomática entre ambas naciones por el ataque químico en Siria.

Tillerson dijo que le hizo saber al presidente Putin que las relaciones entre ambos países están "en un punto muy bajo donde la confianza es poca".

La reunión se llevó a cabo en el Kremlin junto con el homólogo de Tillerson en Rusia, el ministro de Asuntos Exteriores Sergey Lavrov, según confirmaron el Departamento de Estado de EE.UU. y el vocero de Putin, Dmitry Peskov.

Lavrov dijo en rueda de prensa este miércoles que Rusia busca que se "haga una investigación imparcial de lo que ocurrió en Idlib" y añadió que su país está "plenamente determinado a trabajar para destruir a ISIS".

El funcionario afirmó que en al plano político seguían comprometidos tanto con el proceso de Ginebra como el de Astana. Afirmó que Putin está determinado a restablecer el acuerdo de seguridad aérea de EE.UU. y Rusia sobre Siria, que había sido pausado después del ataque en Siria.

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El canciller reveló que hablaron sobre la crisis en la Península Coreana. "Nos preocupa el incremento de actividad militar", afirmó.

Lavrov añadió que "tocaron" el tema de la crisis en Ucrania y que EE.UU.  y Rusia comparten la posición de que el acuerdo de Minsk de 2015 debe cumplirse.

Por su parte, Tillerson dijo que Rusia y EE.UU. acordaron  "un grupo de trabajo para estabilizar las relaciones" y que tomarán medidas para que su relación deje de deteriorarse.

El estadounidense afirmó que el régimen del presidente de Siria Bashar al Assad está llegando a su fin.

Respondiendo a una pregunta de los periodistas sobre si se habían discutido otras sanciones sobre Siria, Lavrov dijo que Tillerson "no me amenazó con sanciones, no me amenazó con nada".

El encuentro se produce luego de que Lavrov advirtió a Tillerson sobre nuevos ataques de Estados Unidos al régimen sirio. Rusia es el aliado más poderoso de Siria.

Los dos diplomáticos habían conversado, previamente, sobre las consecuencias del ataque con armas químicas en el noroeste de Siria, que sumió a los antiguos enemigos de la Guerra Fría en un nuevo periodo de tensión.

Moscú y Washington se han lanzado varias pullas por el ataque químico, que dejó 89 muertos y obligó a Estados Unidos a llevar a cabo su primer ataque directo al régimen sirio, desde que estalló la guerra civil en ese país, hace seis años. El ataque de EE.UU. destruyó una base aérea del gobierno sirio.

Antes de reunirse con Tillerson, Putin dijo este miércoles en una entrevista con el canal de televisión estatal MIR que las relaciones con Estados Unidos se habían deteriorado.

“El nivel de confianza en las relaciones ruso-estadounidenses bajo el gobierno de Donald Trump, sobre todo a un nivel militar, no ha mejorado sino empeorado”, aseguró.

Putin suele reunirse con el secretario de Estado de Estados Unidos cuando este visita Moscú.

Y Tillerson y Putin no son extraños. En el 2013, Putin premió con la Orden de la Amistad a Tillerson, cuando este era el director ejecutivo de ExxonMobil. Es el honor más alto que Rusia le puede dar a un extranjero.

Una fría bienvenida

Lavrov le dio a Tillerson una fría bienvenida este miércoles, al apuntar de manera inmediata a las quejas de Moscú frente a Washington, en lugar del tradicional saludo cálido entre los jefes de la diplomacia de ambos países.

Rusia “observó unas acciones muy preocupantes en el ataque a Siria”, dijo el canciller, según un traductor oficial ruso.

“Creemos que es realmente importante no dejar que esas acciones ocurran de nuevo”.

Este martes, la Casa Blanca acusó a Rusia y a Siria de llevar a cabo una campaña de confusión sobre quién fue el responsable del ataque con armas químicas. El presidente ruso Vladimir Putin, de hecho, comparó la respuesta de Estados Unidos y su intervención en Iraq en el 2003, y la llamó una historia “tediosa”.

Las muertes producidas por el ataque químico han sido ampliamente atribuidas al régimen del presidente sirio Bashar al Assad, pero Rusia ha negado que ese país haya llevado a cabo el ataque.