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Redes sociales

1.100 extraños lo buscaron para tener sexo con él... y demandó a Grindr

Por Sara Ashley O'Brien

(CNNMoney) -- En los últimos cinco meses, Matthew Herrick dice que 1.100 hombres han llegado hasta su casa y su lugar de trabajo esperando tener sexo con él. Por eso, Herrick está demandando a Grindr, la popular aplicación de citas para hombres homosexuales y bisexuales.

De acuerdo con la denuncia, Herrick, de 32 años, es víctima de un plan de venganza que se está manifestando en la plataforma de Grindr. Un exnovio de Herrick, que el denunciante asegura conoció a través de esa aplicación, supuestamente ha creado cuentas falsas desde octubre de 2016, con fotos y detalles personales de Herrick, incluyendo algunos datos falsos como que es VIH positivo.

Al parecer, su exnovio invita a hombres al apartamento de Herrick y al restaurante donde trabaja. A veces, llegan a ser 16 los extraños que se presentan en un mismo día buscando a Herrick. En algunos casos, les dice que no se dejen disuadir si al principio Herrick se resiste, “como parte de un acuerdo sobre fantasías de abusos sexuales o juegos de roles”.

En la era de las redes sociales, el caso plantea importantes cuestionamientos sobre la suplantación de la identidad, la persecución y el acoso.

“¿Cuáles son las responsabilidades penales de Grindr?”, pregunta Aaron Mackey, investigador de asuntos jurídicos de Electronic Frontier Foundation. “¿Y cuáles son sus responsabilidades corporativas y éticas frente a sus usuarios, cuando saben que su plataforma está siendo abusada de esa manera?”.

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Según Mackey, las respuestas tienen enormes consecuencias.

LEE: Fue víctimas del porno de venganza y ahora encabeza una cruzada contra esa práctica

Como en muchas otras denuncias contra plataformas tecnológicas, en el caso de Grindr está en juego la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones de 1996. Se trata de una protección legal única que les da una amplia inmunidad a las compañías online, para que no puedan ser declaradas responsables por el contenido generado por sus usuarios. Se supone que las compañías actúan de buena fe para proteger a sus usuarios.

En el 2015, Grindr usó la Ley de Decencia en las Comunicaciones para ganar otro caso. En ese entonces, la plataforma no fue hallada responsable en una demanda interpuesta por un hombre que fue arrestado por tener un encuentro sexual con un menor que conoció a través de la aplicación.

Pero en el caso de Herrick, los abogados defensores Carrie Goldberg y Tor Ekeland se están apoyando en leyes distintas. Alegan que hubo responsabilidad del producto, fraude y prácticas comerciales engañosas, según una demanda modificada que fue presentada el pasado 31 de marzo.

“Buena parte de nuestro trabajo es encontrar las grietas y agujeros de la Sección 230”, dice Goldberg, conocida por tomar casos sobre intimidad sexual y porno vengativo. “Las empresas no merecen protecciones especiales cuando su producto es peligroso y la Sección 230 no las protege en esos casos”.

La demanda fue presentada originalmente en una corte estatal de Nueva York, en enero pasado, pero luego el caso fue trasladado a una corte federal en febrero, por solicitud de Grindr.

Según la demanda, ha habido más de 100 denuncias de perfiles falsos en la aplicación, pero solo han recibido respuestas genéricas de Grindr como “Gracias por su reporte”, por ejemplo.

Los términos del servicio de Grindr afirman que no permite las cuentas en las que se suplanta la identidad, pero no queda claro si Grindr es capaz de eliminar esas cuentas. Un correo de marzo del abogado de Grindr dijo que la compañía no puede buscar fotografías, según la demanda. “Grindr dice que no puede controlar quién usa su producto y no tiene las capacidades básicas de software que tienen sus rivales y en general la industria de las redes sociales”, se lee en el texto.

En una declaración, Grindr afirmó que está “comprometido con la creación de un ambiente seguro a través de herramientas de detección digitales y humanas” y dijo que “aunque estamos mejorando de manera constante en este proceso, es importante recordar que Grindr es una plataforma abierta. Grindr coopera con las autoridades regularmente y no tolera el comportamiento abusivo o violento”.

Grindr y sus abogados se negaron a hacer más comentarios al respecto, citando la actual demanda.

La semana pasada, Facebook anunció nuevas medidas para combatir la expansión del llamado porno vengativo (la pornografía no consensuada que se distribuye en línea para avergonzar, humillar, explotar o extorsionar a sus víctimas) en su plataforma. La compañía tecnológica dijo que usará el método de correspondencia de fotografías para asegurarse de que las imágenes íntimas y no consensuadas que son reportadas una vez ya no puedan volver a ser subidas a sus plataformas: Facebook, Messenger e Instagram.

LEE: Facebook lanza herramientas para combatir el porno vengativo

La demanda original en contra de Grindr dice que la aplicación Scruff, que presuntamente el exnovio de Herrick también usaba para crear perfiles falsos, sí pudo eliminar esos perfiles y prohibir las direcciones IP desde las que fueron creados.

CNNTech se contactó con el exnovio de Herrick, quien negó que creara cuentas falsas pero rechazó hacer más comentarios sobre el tema.

Muchos casos nunca llegan a la corte, según le dijo a CNNTech una fuente que también asegura que las compañías suelen llegar a sorprendentes acuerdos para retirar publicaciones, con el objetivo de evitar costosos honorarios legales.

Goldberg, en todo caso, no piensa dar marcha atrás; de hecho, está ya planeando su próxima movida: presionar a Google y Apple para que eliminen a Grindr de su tienda de aplicaciones.

“Si una corte no va a declarar responsable a Grindr por tener un producto peligroso, necesitamos examinar la responsabilidad de los ‘vendedores’ que están poniendo a disposición ese producto peligroso”, le dijo la abogada a CNNTech.

Goldberg compara esto con el hecho de que una batería de automóvil estalle en la cara de una persona. “Si los fabricantes y vendedores saben que la batería puede explotar, tienen el deber de informarles a los usuarios del riesgo. Sin mencionar el deber de evaluar si el producto es tan peligroso, que deberían retirarlo del mercado, de manera conjunta”.