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EE.UU.

Las sorprendentes similitudes entre el KKK y los yihadistas islámicos

Por Jim Sciutto

(CNN) -- Los nacionalistas blancos y los miembros del KKK que marcharon en Charlottesville (Virginia) tienen mucho en común con un grupo lejano con el que nunca tomarían las armas o marcharían juntos, portando antorchas.

Están motivados por una búsqueda de identidad, la devoción enfermiza por una causa y una reacción furiosa a una victimización... todo ello de una manera sorprendentemente similar a otro grupo de extremistas violentos: los yihadistas islámicos.

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Pasé dos años haciendo perfiles de yihadistas en siete países de Medio Oriente y de Occidente para mi libro Against Us: The New Face of America's Enemies in the Muslim World (En contra de nosotros: la nueva cara de los enemigos de Estados Unidos en el mundo musulmán), publicado en el 2008.

Lo que me impactó en ese momento fue cómo la mayoría de los yihadistas que conocí no estaban tan guiados por la religión sino por una visión distorsionada y delirante de la política en el mundo. Y lo que me impacta ahora es cuán familiar es su visión del mundo, a raíz de lo que pasó en Charlottesville.

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Miembros del Ku Klux Klan en una ceremonia en Virginia, en 2011.

La narrativa de que los grupos de extrema derecha en Estados Unidos y los yihadistas de Medio Oriente comparten muchas cosas se explica en lo siguiente: “Ellos” están destruyendo nuestro mundo y nuestra cultura; “ellos” son forasteros que no pertenecen aquí y son inferiores a nosotros; “ellos” se están llevando nuestro bienestar y nuestro modo de vida, y nos están humillando en el proceso; para empeorar las cosas, están protegidos por élites que no nos representan y que, de hecho, nos desprecian; y nosotros somos los únicos defensores del verdadero (aquí debes llenar el espacio, según corresponda) Estados Unidos o Islam.

Esos puntos en común se reflejan en la similitud de los mantras de esos grupos. Mientras los del KKK cantan “No nos reemplazarán” y “Sangre y suelo”, las canciones de protesta más populares de ISIS y otros grupos terroristas están plagadas de alusiones a la tierra robada, la sangre y la pureza, y la humillación, que será vengada.

También existen paralelos económicos entre los grupos, que los hacen más vulnerables a un extremismo de ese tipo: pocas o ninguna oportunidad económica, desempleo, descontento y desconfianza en sus líderes y en las instituciones públicas.

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Varios occidentales han intentado unirse a grupos yihadistas en los últimos meses (HAIDAR MOHAMMED ALI/AFP/Getty Images).

Y ambos son peligrosos. Un boletín de inteligencia del FBI y el Departamento de Seguridad Nacional reportado primero por Foreign Policy y confirmado por CNN, halló que los extremistas y supremacistas blancos fueron responsables de 49 homicidios en 29 ataques entre el 2000 y el 2016, más que cualquier otro movimiento extremista interno.

La mentalidad de los extremistas es muy egoísta. Dicen ser héroes y víctimas. Tergiversan los hechos y la historia a su antojo. Y, al mismo tiempo, se absuelven de cualquier responsabilidad por sus problemas y frustraciones con el mundo moderno.

Cuando conocí a los yihadistas, me sorprendí de cómo intimidan a los demás. Pero ese salvajismo se deriva de una profunda inseguridad; de hecho, es la antítesis de la valentía. Y este fin de semana sentí lo mismo al ver a los que marcharon Charlottesville.

Los nacionalistas blancos no representan al “verdadero Estados Unidos”, así como los yihadistas no representan al verdadero Islam.