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Noticias de EE.UU.

Un viejo Volkswagen Beetle, ‘el hotel más pequeño del mundo’

Por Alma Al Turkmani

(CNN) -- La mayoría de nosotros nos deshacemos de los autos viejos cuando se les funde el motor, pero un hombre convirtió su maltrecho Volkswagen Beetle en lo que, asegura, es el hotel más pequeño del mundo.

Mohammed Al Malaheem, de 64 años, dice que los huéspedes que duermen en su carcacha en la ciudad de Al Jaya, en el desierto de Jordania, disfrutan de una experiencia de cinco estrellas.

“Esta ciudad es mi patria. Nací aquí, crecí aquí, he vivido aquí”, cuenta Al Malaheem, a quien conocen como Abu Ali.

“Quería empezar un proyecto para mejorar la situación de la ciudad y ponerla en el mapa del turismo porque es el mirador de algunos de los paisajes más bellos de la región”, explica.

Abandonada por muchos de sus habitantes, que se fueron de la ciudad en busca de un estilo de vida más moderno, Al Jaya está ubicada cerca de Al Shoubak, donde se encuentra un imponente castillo del siglo XII llamado Montreal.

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Los visitantes del área se han quedado en el ‘escarabajo’ de Abu Ali desde que abrió las oxidadas puertas de su hotel al borde de la carretera, luego de que se jubiló en el 2011.

Obra de amor

Los visitantes del área se han quedado en el ‘escarabajo’ de Abu Ali desde que abrió las oxidadas puertas de su hotel al borde de la carretera tras jubilarse en el 2011.

Amueblado por su hija, el automóvil reconvertido ofrece sábanas y almohadas bordadas a mano con patrones tradicionales y está decorado con bolitas de colores.

Según Abu Ali, pasar la noche en su coche es tan cómodo que equivale a dormir en un hotel cinco estrellas.

Un letrero al lado del Volkswagen declara que es el “hotel más pequeño del mundo”, un título que, según el Guinness Records, ostenta en este momento el Hotel Eh’häusl, de 2,5 metros de ancho, en la ciudad de Amberg, en Alemania.

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La ‘recepción’ del hotel está dentro de una cueva cercana.

Huéspedes VIP

Es tanta la pasión que siente Abu Ali por su proyecto que pidió un crédito para construir la ‘recepción’ del hotel dentro de una cueva cercana, que llamó ‘La gruta de Balduino’, por Balduino I de Jerusalén, quien construyó el Castillo de Montreal, en 1115.

Utiliza esa ‘recepción’ para servirles café, té y aperitivos tradicionales jordanos a los huéspedes.

También hay una tienda diminuta que vende antigüedades, joyas, piedras preciosas, miniaturas de cobre y objetos históricos, que los huéspedes del hotel pueden comprar al final de su visita.

Aunque no puede alojar a más de dos personas al tiempo, Abu Ali dice que ha recibido visitantes de todo el mundo, incluidos huéspedes VIP.

Y quienes no encuentren espacio para dormir en el viejo ‘escarabajo’ pueden disfrutar de un desayuno o almuerzo típico jordano, preparado y servido al estilo tradicional beduino por su esposa, Um Ali, y sus hijas.

Pasar la noche en este Beetle, con todas las comidas incluidas, cuesta 40 dinares jordanos (unos 56 dólares).

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El Beetle no puede alojar a más de dos personas al tiempo, pero ha recibido a visitantes de todo el mundo, incluidos huéspedes VIP.

Clientes satisfechos

¿Vale la pena? Una rápida mirada a la recepción del hotel, en la cueva, ofrece una idea del nivel de hospitalidad ofrecido. Tarjetas de negocio y fotografías de personas sonrientes llenan las paredes, junto a notas de agradecimiento que han dejado visitantes previos.

Un pesado libro de huéspedes, al que ya no le caben más firmas tal vez la posesión más valiosa de Abu Ali está en un taburete ubicado en una esquina. Sus páginas están llenas de palabras amables que reflejan lo que sintieron los huéspedes, todos prometiendo que volverán a visitarlo en cuanto tengan la oportunidad.

Si esos clientes satisfechos cumplen su promesa y también llevan a algunos de sus amigos, Abu Ali tiene planes de agregar varios Volkswagen y así expandir su inusual hotel.