CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Noticias de EE.UU.

Un cuento chino polaco

Por Camilo Egaña

Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.

(CNN Español) -- Me lo contaba un colega latinoamericano que sigue de cerca las peripecias de la derecha en Polonia; que al gobierno del presidente, Andrej Duda —un sujeto que está a la derecha de la derecha si tal cosa fuere posible—, le sabe mal el uso en la prensa local de términos como "campos polacos" de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.

Desde hace algún tiempo, décadas incluso, en la sociedad polaca ha ido anidando con el sigilo de una cepa virulenta, la idea de ''limpiar'' la imagen nacional frente al Holocausto. Hacer como si las cosas no hubieran ocurrido como ocurrieron; eludir la responsabilidad cívica; hacerle creer al mundo que las autoridades polacas y los polacos de a pie están limpios de polvo y paja; no se trata de negar el Holocausto sino de convencernos de que los polacos únicamente fueron víctimas y no victimarios.

Este miércoles, desafiando a Israel y a Estados Unidos, pero sobre todo ignorando del modo más grosero y descarado, a la historia, el presidente polaco firmó una ley gracias a la cual cualquiera podría terminar hasta tres años en la cárcel por siquiera sugerir la complicidad polaca con los nazis.

El Senado aprobó la ley con 57 votos a favor y 23 en contra; la oposición la critica. El Gobierno dice que hay que defender la imagen de la patria. ¡Y dale con la patria!

O sea que de acuerdo con este ''cuento chino'' de la derecha polaca, centros de exterminio, como Auschwitz, o Treblinka, Belzec y Sobibor, que estaban situados en Polonia se erguirían por generación espontánea, sin que un solo ciudadano polaco, de la índole que fuere, tuviera que ver con aquella monstruosidad.

Siguiendo esa 'lógica', Polonia fue atacada y ocupada por los nazis, sin el apoyo de nadie ni de nada que no fuera la maquinaria alemana de exterminio.

Uno lee estas barbaridades de los mitógrafos y piensa en los polacos que murieron durante la Segunda Guerra Mundial (más de tres millones de judíos entre ellos y unos dos millones de civiles polacos no judíos, según el Museo Memorial del Holocausto de EE UU); uno piensa en los que dieron lo mejor de sí en la resistencia, en los que lograron sobrevivir y no saben dónde acomodar toda la desesperanza que les atenaza. Uno piensa en los que ya no podrán plantar cara a los que intentan reescribir la historia a su antojo.

Decía Facundo Cabral que ''todas las cosas ya fueron dichas, pero como nadie escucha... es preciso comenzar de nuevo''. Comencemos antes de que sea demasiado tarde.