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Noticias de EE.UU.

El caso Stormy Daniels: la tormenta llegó a la Casa Blanca

Por análisis de Stephen Collinson

(CNN) — La actriz porno Stormy Daniels está jugando contra Donald Trump con sus propias reglas.

La actriz de cine para adultos, que asegura que tuvo una aventura con Trump y que el abogado del presidente le pagó 130.000 dólares para permanecer callada antes de las elecciones de 2016, ha convertido a la Casa Blanca en un melodrama sexual y políticamente perjudicial.

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Daniels hizo de su caso un espectáculo paralelo con múltiples controversias golpeando a la administración y dando dolores de cabeza en el ala oeste usando métodos que Trump, sumo sacerdote de la autopublicidad, reconocería.

Creando alboroto con la teatralidad chillona de la protagonista de un reality show y ofreciendo sugestivas entrevistas que insinuaban bombas ocultas, Daniels después se preparó para atacar a un enemigo que no quería luchar.

Así es como la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, se encontró luchando este miércoles con reporteros que exigían saber si su jefe estaba tratando de silenciar a la estrella porno después de una presunta relación hace una década.

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Sus respuestas solo prolongaron el drama y exacerbaron su daño político. Trump estaba furioso con Sanders por sus respuestas el miércoles, dijo una fuente cercana a la Casa Blanca a Jim Acosta de CNN.

"Sarah le dio esteroides a la historia de Stormy Daniels ayer", dijo la fuente.

La actriz porno Stormy Daniels asiste a los premios de cine para adultos de 2018. En el Casino del Hotel Hard Rock el 27 de enero en Las Vegas, Nevada.

Algunas preguntas que quedaron pendientes el jueves por la mañana: ¿El equipo de Trump intentó detener un escándalo justo antes de las elecciones de 2016? ¿Sabía Trump del pago? ¿El presidente todavía está involucrado en lo que el abogado de Daniels dice que es un intento continuo de intimidarla?

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Si el problema no se aclara pronto, podría dañar la ya comprometida imagen de Trump antes de las elecciones de mitad de período que son cruciales para su destino político.

Hasta el momento, no hay evidencia de mala conducta por parte del presidente y él ha negado el asunto.

Pero a medida que surgen los detalles de una batalla encubierta por un litigio entre el abogado personal de Trump, Michael Cohen, y los representantes de Daniels, Trump, que ya echaba humo por la investigación de un fiscal especial, podría encontrarse en un nuevo peligro legal.

Nuevas líneas de investigación

Inusualmente, Sanders no pasó las preguntas sobre el caso a uno de los abogados de Trump el miércoles, una cualidad que ha perfeccionado por mucho tiempo.

En su lugar, ella inadvertidamente abrió nuevas líneas de investigación sorprendiendo a los periodistas con nuevas informaciones.

“Este caso ya ha sido ganado en el arbitraje”, dijo antes de dirigir, tarde, las preguntas al “asesor externo”.

Su explicación fue más equívoca de lo que sugieren los hechos.

El logro que el propio abogado de Cohen obtuvo en su nombre fue simplemente una orden de restricción temporal contra Daniels, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, en lugar de una victoria concluyente.

Cuando se preguntó a Sanders si el presidente sabía sobre el pago a Daniels antes de las elecciones, ella replicó “no que yo sepa”, una declaración que no era una negación total y solo planteó más preguntas.

Ella también mantuvo que el “pueblo estadounidense estaba al tanto de esto, votó por el presidente”.

No era verdad ya que aunque los votantes sí supieron sobre los supuestos asuntos de Trump y las acusaciones de hostigamiento en su contra, la historia de Daniels se conoció en enero cuando la contó The Wall Street Journal.

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El resultado de la sesión informativa: más munición para mantener la historia en marcha.

Mientras que Sanders indudablemente tuvo un papel desagradable, dos fuentes cercanas a la Casa Blanca contaron a Jim Acosta de CNN que estaban sorprendidas por cómo manejó el asunto.

“Fue una chapuza”, dijo una. La otra fuente puntualizó que “reconocieron algo que la gente no notó en el papeleo de ayer”.

Arbitraje "fantasma"

En efecto, Sanders dio la noticia de que Cohen la semana pasada había ganado una disputa para que Daniels no siguiera hablando sobre el asunto.

Cohen, que contó a The Wall Street Journal en enero que él había “facilitado” el pago, argumentó que Daniels había incumplido el acuerdo de confidencialidad que firmó semanas antes de las elecciones de 2016.

Pero en una demanda presentada el martes en Los Ángeles, Daniels sostenía que el contrato no era válido porque Trump nunca lo firmó.

La demanda de Daniels también decía que Cohen inició una audiencia de “arbitraje fantasma” contra ella sin notificárselo de antemano.

Una copia de la orden de alejamiento contra Daniels obtenida por CNN confirma que el juez hizo una decisión de “una sola parte” que no reconocía que ella fuera notificada. Esto planteó dudas sobre las tácticas usadas por Cohen, e incluso sobre su legalidad.

Dondequiera que la realidad se encuentre en este embrollo legal, el hecho de que se hable de él es muestra de que son malas noticias para la Casa Blanca.

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Más allá de la vergüenza para Trump y, posiblemente, para su mujer Melania, esto también forzará a los legisladores republicanos a responder preguntas sobre el tema en un momento en el que su relación con el presidente está bajo una nueva presión.

Una pendiente resbaladiza en lo legal y lo político

Mientras más tiempo dure el episodio, lo más probable es que se convierta en un problema para Trump y los republicanos. Si bien la base de votantes de Trump se muestra impasible ante sus escándalos, es vulnerable para los votantes independientes y los republicanos más tradicionales que votaron por él en 2016.

El caso preocupará a los estrategas republicanos, que han visto caer la fortuna del presidente en un sector clave de su electorado: las mujeres.

Las votantes femeninas tienen un papel clave en los distritos suburbanos y podrían dar la Cámara de Representantes a los demócratas en noviembre.

Y la política parece no ser la única preocupación de Trump.

En el futuro, cualquier esfuerzo por obligar al testimonio de Trump en el caso podría suponer un nuevo peligro para un presidente que oculta la verdad y está dejando a sus abogados sin dormir por su deseo de testificar ante el fiscal general Robert Mueller.

Después de todo, mentir bajo juramento en un caso que se originó por una relación extramatrimonial es lo que desacreditó al presidente Bill Clinton.