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Los soldados de EE.UU. tendrán mejores cascos y "calzoncillos balísticos"

Por Juan Andrés Muñoz

Ya sea un casco del ejército con un escudo más grueso o con mejor acolchado, o ropa interior que proteja las partes privadas de los soldados, el Ejército estadounidense busca enviar el vestuario más moderno a sus tropas en Afganistán.

A partir de mayo enviará calzoncillos balísticos a sus soldados para que cada miembro de sus tropas cuente con cuatro pares de ropa interior protectora, como se le conoce formalmente, antes de que termine el año.

Los calzoncillos de seda pesada, que lucen como los pantaloncillos que usan los ciclistas profesionales, no lograrán evitar que una bala o un artefacto explosivo improvisado los lastime, pero la seda sí puede prevenir que pequeños proyectiles y fragmentos, como los que libera una explosión, dañen su cuerpo.

“Se espera que prevenga que la arena fina y las partículas que liberan los explosivos entren en contacto con el cuerpo, por lo que las heridas de los tejidos estarán más limpias y serán más fáciles de tratar”, dijo el teniente Jamie Larson, vocero del Cuerpo de Infantería.

Y como la seda es tratada con agentes antimicrobianos, los calzoncillos ayudarán a proteger a las tropas de infecciones.

Aunque no parecen ofrecer una gran protección, la seda sí es una fibra muy fuerte, dijo el general de brigada Peter Fuller, quien encabeza la oficina militar que prueba y desarrolla nuevo equipo protector. Notó que la seda era usada por soldados medievales bajo la armadura para protegerse de heridas de espadas y de otras armas.

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El ejército eligió calzoncillos de una compañía de Irlanda del Norte llamada Cooneen Watts & Stone, que ya los fabrica para el Ejército británico en Afganistán.

Los calzoncillos de seda no son el único paso de los ingleses para proteger la entrepierna. También están probando varios suspensorios que protejan los genitales de los soldados varones. Uno de ellos está elaborado con acero inoxidable y otro de un polietileno de alto peso molecular, un plástico más ligero que el Kevlar (la tela antilabalas), pero mejor para detener balas.

“Pretenden reducir la velocidad de los fragmentos. Estamos buscando prevenir la penetración en los genitales”, dijo el coronel Bill Cole, quien supervisa los proyectos que pretenden proteger mejor a los soldados.

Además, el ejército busca pantaloncillos cortos con bolsillos donde se coloquen guardar placas Kevlar para proteger la arteria femoral, el principal vaso sanguíneo de las piernas.

Aunque ese material podría ser la solución para proteger las arterias e ingles, los cascos de este material podrían ser historia muy pronto. El kevlar es una tela que, acomodada en varias capas, puede detener la mayoría de las balas.

El ejército trabaja en la mejora de su protección de la cabeza con un Casco de Combate Mejorado (ECH). La capa exterior está hecha del mismo plástico de polietileno de alto peso molecular investigado para la protección de las partes nobles. La capa más gruesa haría que el casco sea más ligero que los modelos actuales de Kevlar. El ejército espera comenzar a darlos a los soldados en Afganistán en noviembre.

Los oficiales se reunieron con sus contrapartes de la Liga Nacional de Fútbol y de NASCAR para estudiar formas para diseñar cascos que ofrezcan mejor protección del contacto directo.

Concluyeron que los cascos del Ejército de Estados Unidos ya son muy buenos. “Los cascos de fútbol y las protecciones son buenos para los jugadores. Los cascos de combate y sus protecciones son buenos para el combate. No estamos hablando de deficiencias en el sistema de la NFL”, dijo el martes William Moss, médico que estudia los cascos, en un comunicado en el Pentágono.

Pero un estudio de Moss en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en California concluyó que los cascos del ejército podrían ser mejores, sobre todo con la protección de esponja dentro del casco. “Decidimos cambiar el grosor de las esponjas y ver los resultados”, dijo Moss.

Actualmente, los cascos Kevlar ofrecen cubiertas de espuma de 2.1 centímetros de grosor por dentro. En meses recientes, el Ejército de Estados Unidos ofreció a los soldados cubiertas de 2.5 centímetros para que el casco se ajustara mejor.

Al aumentar 0.4 centímetros de espuma, incluso la mitad de eso, “el efecto es muy importante”: una reducción de 24% en la fuerza en el cráneo, para ser exactos, dijo Moss.

Pero agregar este acolchado podría obligar a los soldados a optar por un casco de una talla mayor. Por ahora, la mitad de los soldados usan cascos grandes. El peso extra es de 200 gramos, y, según Cole, cuando se le preguntó a los soldados si usarían un casco más pesado, respondieron que no querían usarlo, “aunque sólo pesara unos gramos más”.

Otro proyecto en desarrollo es ayudar a proteger la cabeza de los soldados con un sensor que rastree golpes repentinos en el casco. El sensor inalámbrico es del tamaño de una moneda que se coloca dentro del casco, bajo el acolchonamiento, y funciona de forma similar a una grabadora de información de vuelo, o caja negra, en un avión de pasajeros. El ejército planea usar la información de los sensores para comprender mejor lo que ocurre en un cerebro humano expuesto a un golpe repentino.

Algún día, los médicos en un hospital de combate podrían tomar el sensor de un soldado tratado por lesiones de un explosivo improvisado para descargar la información del sensor y comprender a lo que estuvo expuesto el soldado y la fuerza de la explosión.

Pero eso, al igual que gran parte de la tecnología que se está probando y desarrollando, no ayudará a las tropas que hoy están en peligro en Afganistán. Y el ejército no puede dar una fecha de lanzamiento en el campo de batalla para estos productos.