La visita de la reina Isabel II a Irlanda será histórica, pese a las protestas que ha generado en algunos sectores (AFP).

Es una visita que muchos en Irlanda nunca creyeron que ocurriría. Pero cuando la Reina Isabel II aterrice en Dublín este martes, será un símbolo la reconciliación entre países vecinos que se veían con sospecha y hostilidad.

Será la primera visita de un monarca a la república desde que se independizó en 1921.

Habrá recordatorios constantes del pasado violento. Por ejemplo, su avión llegará al Aeródromo Casement, una base militar nombrada en honor a Roger Casement,  ejecutado por traición en 1916 por conspirar con los alemanes. Su destino fue sellado cuando el abuelo de la reina, Jorge V, se rehusó a conmutar su sentencia de muerte.

Como todos los los jefes de Estado extranjeros, la reina irá después al Jardín del Recuerdo de Dublín, donde rendirá tributo, junto con la presidenta irlandesa Mary McAleese, a “quienes dieron su vida en la causa de la Libertad Irlandesa”.

Después, viajará a otro santuario nacionalista, Croke Park, donde las tropas inglesas abrieron fuego contra una multitud que veía un partido de fútbol galés en noviembre de 1920, con un saldo de 14 muertos. La masacre fue detonada por el asesinato de 14 agentes de inteligencia británicos a manos del IRA (Ejército Republicano Irlandés).

La guerra de independencia irlandesa, de la que formó parte esa matanza, llevó a la división de Irlanda en 1921. La mayor parte de la isla obtuvo su independencia, excepto seis de los nueve condados de la provincia de Ulster que decidieron seguir siendo parte del Reino Unido, y que luego se convertirían en Irlanda del Norte.

A finales de los 60, el conflicto entre protestantes, que querían que Irlanda del Norte permaneciera como parte del Reino Unido, y una mayoría de católicos nacionalistas que buscaban que el Norte se unificara con el resto del país, estalló en una guerra política y sectaria, conocida como The Troubles.

Las tres décadas que siguieron de violencia entre el IRA y los llamados “leales” resultaron en la muerte de más de 3.000 personas, la mayoría en la frontera norte, y aunque el Acuerdo de Viernes Santo efectivamente finalizó el conflicto, las sospechas continúan y, por esta razón, la visita de la reina es más que simbólica.

Bajo los términos del acuerdo, los grupos terroristas de ambos lados dejaron sus armas, y los aliados de ambos lados ahora trabajan en conjunto con el gobierno que comparte el poder en Irlanda del Norte.

El cambio ha sido tan rápido que incluso a finales de los 90 un periodista dijo que nunca podría imaginar la visita de la reina. Toby Harnden, quien escribió para el Daily Telegraph de Irlanda, dijo que mientras personas de ambas partes todavía tienen sus dudas al respecto -por razones distintas- es más significativo el lenguaje pacífico usado en el debate.

“Algunos católicos verán esto como si Gran Bretaña consolidara su derecho sobre el territorio irlandés y los seis condados de Irlanda del Norte”, dijo Harnden a CNN. Mientras “los protestantes verán la visita de la reina como la ratificación de un Estado que creen constitucionalmente hostil a cualquier presencia británica en Irlanda. Así que ambas partes tienen problemas”.

Pero ante el comentario de Gerry Adams -una figura pivote en la historia del norte de Irlanda como líder de Sinn Fein, el aliado político del IRA-, quien dijo que la visita de la reina es “prematura”, Harnden destacó el cambio de discurso en comparación con el lenguaje incendiario que usaba en el pasado.

Por ejemplo, recordó, “cuando el primo de la reina, Lord Mountabatten, fue asesinado por el IRA en 1979 (Adams) dijo que fue una ejecución totalmente justificada”.

“Cuando estuve ahí, el cese al fuego del IRA colapsó, hubo violencia y muerte, no se rindieron, no hubo compromiso. En esos días no había posibilidad de que la reina hiciera una visita”.

Lo que detonó el cambio, en opinión de Harnden, fue la decisión en 1998 del ex primer ministro de Reino Unido, Tony Blair, de investigar de forma pública la masacre de 1972 conocida como Domingo Sangriento, cuando tropas británicas mataron a 12 personas que participaban en una marcha por los derechos civiles en Londonderry. La muerte de otro hombre, cuatro meses después, también fue atribuida a las heridas que recibió ese día.

“El Domingo Sangriento era una herida fresca, así que el hecho de que Blair pugnara por una investigación completa fue una sorpresa. Y luego que el primer ministro conservador (David Cameron) se parara ante el Parlamento (en 2010) y se disculpara por lo sucedido en 1972 fue un momento significativo en la historia irlandesa. La comunidad católica no creyó que habría un regreso histórico comprensivo”.

Sin negar los beneficios de la paz, otros en Irlanda creen que la visita de la reina tardó, porque los dos países han mantenido buenas relaciones durante años.

Ellos creen que la visita de la reina y la del presidente Barack Obama, la próxima semana, que tendrán un costo en seguridad de 30 millones de euros (42 millones de dólares), es una distracción para un país que sufrió severamente desde el colapso de la economía del “Tigre Celta” en 2007.

Roy Foster, profesor de historia irlandesa en la Universidad de Oxford, dice que la reina podría cuestionar a los líderes irlandeses respecto a su manejo de la recesión.

“Creo que la visita se tardó y parece ser un buen momento”, dijo Foster a CNN. “Irlanda necesita algún tipo de distracción, sino pan y circo. El país está en un mal estado: gracias a los políticos incompetentes, corruptos y comprometidos, banqueros criminales y reguladores del gobierno, ahora estamos en deuda con las instituciones financieras europeas.

“Creo que la reina le preguntó a algunos representantes de la ciudad de Londres, por qué no vieron toda esta crisis financiera, sería muy divertido si ella le preguntara a uno de los políticos irlandeses”.

Foster dijo que en medio de la recesión Londres parecía más amigable que los países de Europa continental. “Los irlandeses ven con gravedad a los franceses y los alemanes ahora por las condiciones impuestas por el supuesto rescate que fue una negociación muy dura impulsada por poderosos intereses financieros que marcará, y creo que paralizará, a la economía irlandesa en los años venideros.

“Teniendo en cuenta estas condiciones impuestas por nuestros amigos en Europa, los británicos parecen ser mejores amigos que los alemanes en estos días”, añadió Foster.