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Periodismo de investigación a la vieja usanza sacó a la luz el hijo de Schwarzenegger

Por Juan Andrés Muñoz

Esta vez no lo atraparon con las manos en la masa ni hubo necesidad de silenciar al soplón. Cuando se le preguntó acerca de un hijo que nació fuera del matrimonio, el equipo de Arnold Schwarzenegger admitió lo sucedido.

Fue rápido, limpio y quirúrgico.

Schwarzenegger no tuvo otra salida, dijo este domingo el reportero que escribió la nota a Howard Kurtz en el programa Reliable Sources de CNN. No hubo nada por confirmar ni negar.

"Era verdad", dice el reportero de Los Angeles Times, Mark Barabak. "Ellos sabían que era verdad, nosotros sabíamos que era verdad; ellos sabían que nosotros sabíamos que era verdad. Así que fue bastante directo a partir de ese momento".

Barabak no especifica cómo fue que el periódico obtuvo esa nota. Sin embargo, indica que fue gracias a una investigación del reportero, que lo llevó a seguir la historia.

"La gente se acercó y fueron directos, algo diferente a experiencias previas. Y es difícil de atribuir sus motivos, pero nos dieron la información, era sólida".

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Con el nombre de la madre llegó el certificado de nacimiento y un archivo detallando el divorcio entre la madre y su esposo. El Times tocó a la puerta de la ex empleada doméstica de Schwarzenegger. Ella negó que el ex gobernador fuera el padre de su hijo.

Pese a esa negación, el rotativo sabía que tenía información sólida e irrefutable.

"Absolutamente, sin lugar a errores lo sabíamos. Sabíamos que era tan real, como que yo estoy platicando contigo, sabíamos que era verdad", dice Barabak, al describir la historia como "totalmente factual".

Además, añade que el periódico no hubiera mandado a reporteros a la puerta de la mujer si no hubiera tenido la certeza de los hechos.

La admisión rápida de Schwarzenegger fue sorprendente, quizá, debido a la nota del periódico con el ex gobernador; y las notas de alegatos de su conducta indebida frente a mujeres.

En 2003, cuando Schwarzenegger se postuló para gobernador, el Times publicó una historia en la que seis mujeres dijeron que las había manoseado sexualmente sin su consentimiento.

La primer nota apareció cinco días antes de la elección; cuando se abrieron las urnas, 16 mujeres habían hecho declaraciones similares.

El 1 de octubre, antes de que saliera la nota, los administradores políticos de Schwarzenegger le rogaron al entonces editor, John Carroll, por teléfono que aguantara la nota. Carroll les dijo que les dio el resto del día y luego otros 15 minutos.

Horas después de que salió la noticia, Schwarzenegger admitió que, a ratos, se había "portado mal".

Su esposa, Maria Shriver, lo apoyó.

"Tuvimos 10,000 cancelaciones de suscriptores", dijo Carroll. "La gente que contestaba los teléfonos se convenció que la gente que estaba cancelando su suscripción no habían leído la nota".

Un rumor político se centró en el periódico "liberal", alegando que el Times había guardado la nota justo antes de las elecciones para afectar a Schwarzenegger en las urnas.

Carroll señaló que, después de que Schwarzenegger anunció su candidatura, los reporteros sólo tuvieron 62 días, antes de la elección, para encontrar a las mujeres y persuadirlas para que declararan.

El comentarista de televisión, Bill O'Reilly, empeoró las cosas, añadió Carroll, al acusar al periódico de "meterse con los conservadores".

"Eso fue una señal de que estábamos en un nuevo momento para el periodismo en donde la falsedad tenía un papel que nunca había jugado", dijo.

Añadió que la presión venía a través de programas conservadores de televisión por cable y en la radio. "Creí que rendiríamos cuentas por las cosas que hicimos, pero no por las que no hicimos", dijo Carroll.

Schwarzenegger ganó la elección gubernamental con facilidad. Una encuesta de salida de CNN mostró que obtuvo el 43% del voto femenino.

Nadie sabía que tenía un hijo fuera del matrimonio, y lo mantuvo en secreto durante su segunda campaña y siete años en el gobierno.

No le contó a Shriver hasta principios de año, cuando dejó la gubernatura.

"Estoy seguro que su equipo no sabía nada", dijo Howard Bragman, un publicista veterano de Hollywood.

El comportamiento de Schwarzenegger hacia las mujeres no era un secreto, incluso cuando el Times empezó su investigación en 2003. Esto había sido cubierto en 2001 en un artículo de la revista de entretenimiento, Premiere.

Los consejeros políticos de Schwarzenegger revisaron el ambiente antes del anuncio, preguntándole a grupos de enfoque qué pensaban acerca de la infidelidad y su trato misógino a las mujeres, dijo Joe Mathews, autor de The Peoples Machine, un libro acerca de la vida política de Schwarzenegger.

Los grupos de enfoque se realizaron en suburbios conservadores, en el Valle de San Fernando, cerca de Los Ángeles, y Sunnyvale, en el corazón de Valle del Silicio.

"A nadie le importó", dijo Mathews, describiendo la reacción como "¿Qué esperabas? Es un famoso importante. La gente medio sabía. Se habían hecho a la idea entre sus expectativas que así sería. No había objeciones morales en los grupos, y había el mismo número de mujeres que de hombres".

Mathews, quien cubrió la administración de Schwarzenegger para el Times, dijo que el gobernador nunca fingió ser un santo, que pudo haber tranquilizado cualquier escándalo.

"Él nunca prometió ser bueno o leal en sus asuntos personales", dijo Mathews. "Nadie tiene derecho de decir que traicionó al público en este aspecto. Él no se basó en sus valores familiares. Lo suyo no era la superioridad moral".

También era el maestro al hablar en público, para decir frases ingeniosas en eventos planeados, dijo Jerry Roberts, un editor político del San Francisco Chronicle quien ahora dirige su propio sitio web Calbuzz.com junto con Phil Trounstine, quien trabajó en el San Jose Mercury-News.

El recuerda a la administración de Schwarzenegger como "muy controlada, muy corporativa". Todos estaban en línea con la compañía, añadió, y reporteros veteranos que conocían el trabajo interno de la política en Sacramento, tenían dificultades para llegar con el gobernador.

"Nunca pude obtener una entrevista con él", dijo Roberts. "Siempre estaba rodeado de un séquito, siempre con muchas camionetas negras, como si dijeran '¡Ábranle paso al rey! Pero no tenía contacto con la gente, y los legisladores se enojaban con él. Ellos sólo eran extras en 'El Show de Arnold'".

Roberts dijo que al inicio de la recesión y un déficit enorme en el presupuesto, Schwarzenegger tenía una reputación manchada. Las recientes revelaciones de su vida personal aumentan esa percepción, dijo.

"Como algo práctico, no tiene mucho efecto, pero entre los votantes californianos y gente en la política, (el último escándalo) fue uno grande".

En el pasado, cualquiera que revelara secretos de Schwarzenegger tenía consecuencias.

"Si hablabas de ello, te hacían de lado", dijo Bragman, el publicista. Y eso sólo era el principio.

Además había amenazas de demandas, junto con boicots y campañas de ataques personales.

John Connolly sabe mejor que nadie. Él escribió la nota "Arnold el Bárbaro" en 2001 para la revista Premiere, el primero en documentar el comportamiento de la estrella con las mujeres.

Connolly dice que se enfrentó a tres oleadas de abogados antes de la publicación; una de ellas con una carta de orden de cese de acciones de 17 páginas.

Luego de su publicación, la máquina de publicidad de Schwarzenegger juntó a varias coprotagonistas --Jaime Lee Curtis, Rita Wilson, Linda Hamilton y Kelly Preston-- para revirar los alegatos y desacreditar a la revista.

Un investigador privado revisó los antecedentes de Connolly, dijo el escritor. Estudios de película de Hollywood amenazaron con boicotear a la revista y quitar sus anuncios, corrieron al editor y dejaron de darles tareas a Connolly.

Carroll, editor del Los Angeles Times, dijo que él no tuvo ataques personales ni acoso de parte de abogados: "No tuvo alguna confrontación terrible con nadie".

Joel Sappell, un editor de la nota de 2003, recuerda su sorpresa cuando la crítica pasó de los actos de Schwarzenegger al momento en que salió la nota. "El ataque al periódico no fue por escribir la nota, sino por no escribirla antes", dijo.

A Carroll, quien ahora vive en Kentucky y escribe un libro, se le preguntó la semana pasada si sentía que se le había hecho justicia al Times por la última nota sobre Schwarzenegger.

"No me sorprende mucho", dijo. "Está en la línea con lo que reporteamos. No siento que me he haya hecho justicia porque nunca sentía dicha necesidad. Estoy contento de que lo hayamos hecho. La gente que necesita un ajuste de reputación es la misma que no publicó la historia".

En Reliable Sources, mientras la historia de Schwarzenegger llega a complementarse, Barabak invita a las 10 mil personas que cancelaron su suscripción al Times a volver: "Lo tendremos en su puerta el martes, así que llamen".