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OPINIÓN: ¿Caza de inmigrantes? ¿qué pasa en mi país?

Por Juan Andrés Muñoz

Nota del editor: Ruben Navarrette Jr. es un colaborador de CNN.com y columnista.

¿Qué pasa con la inmigración? Saca lo mejor de Estados Unidos y, sin embargo, hablar de ella saca lo peor de muchos estadounidenses. Estados Unidos se está volviendo amargo y las cosas se ponen cada vez peor.

No es algo nuevo. Vivimos en un país que, durante más de 220 años, se distinguió por ser un país de inmigrantes al que no le gustan los inmigrantes. Nuestro lema nacional no es, en realidad, "e pluribus unum". Más bien es: "There goes the neighborhood".

Ya vengan de forma legal, ilegal o con una carta recomendación de la Reina de Inglaterra, los inmigrantes que llegan a estas costas instantáneamente son considerados inferiores a quienes llegaron antes que ellos. Esto ayuda a los estadounidenses a sentirse mejor. Y mientras que siempre han tenido a pensar en los inmigrantes como inferiores a ellos, hoy día algunos van más allá y los consideran menos humanos.

Y, en pleno siglo XXI, se abrió la temporada de inmigrantes de México y Latinoamérica. No lo digo literalmente. Pero desafortunadamente, hoy día algunos se lo toman así.

Algunos ejemplos:

En Racine, Wisconsin, el dueño de una gasolinera local empezó a vender una calcomanía que decía: "Permiso de caza de inmigrantes ilegales". Parece que a él no le pareció nada ofensivo, pero sí a la activista pro-inmigrantes María Morales.

"Es claramente un ejemplo de odio", dijo la abuela a un reportero de televisión local. "La gente verá esto y dirá: 'Hey, tenemos derecho a matarlos".

Morales planeaba una protesta frente a la gasolinera, pero el dueño dio marcha atrás y retiró la pegatina de las estanterías.

Pero no terminó aquí la historia. Días después, alguien se presentó en casa de Morales y encendió un fuego junto a la ventana de su habitación. Un policía apagó las llamas y ahora se está investigando el hecho, que para algunos residentes locales es un crimen de odio.

Morales no cree en las coincidencias.

"Enseguida pensé: 'Es la maldita calcomanía contra la que lucho", dijo al reportero.

Morales dijo que días antes del incendio recibió una carta anónima que la acusaba de infringir la primera enmienda y atacaba su cruzada contra la pegatina. La firma decía "Uncle Freaking Sammy" (Tío Sammy Loco)

La Primera Enmienda sólo prohíbe al gobierno aprobar leyes que violen el derecho individual a la libre expresión. Y si hablamos de derechos, si la persona que creó la pegatina tenía el derecho a hacerla y la tienda tenía derecho a venderla, entonces Morales tenía derecho a ofenderse por ello. Pero nadie tiene derecho a actuar violentamente o a intentar destruir la propiedad privada como acto de venganza o intimidación.

Mientras, en el Aeropuerto Internacional Newark Liberty, lo que podría llamarse una rama del "Uncle Freaking Sammy" también ha iniciado una cacería de inmigrantes, según un informe federal interno.

No me refiero a la Patrulla Fronteriza o a la Agencia de Inmigración y Aduanas. Después de todo, es a eso a lo que se dedican prácticamente esas dependencias.

Los cazadores de inmigrantes en cuestión trabajaban para la Dirección de Seguridad en el Transporte (TSA por su sigla en inglés). Su título concretamente es: Oficiales de Detección de Comportamiento. Estos agentes reciben entrenamiento para detectar comportamientos sospechosos y tienen la autoridad de interrogar a viajeros. Se supone que deben usar ese entrenamiento y esas facultades para buscar terroristas que parezcan nerviosos o alterados.

Por el contrario, y según agentes de TSA que denunciaron esto y también de acuerdo a documentos obtenidos por el diario The Star-Ledger de Newark, estos funcionarios con frecuencia seleccionaban pasajeros mexicanos y dominicanos para verificar sus visados y pasaportes.

El informe interno de TSA sobre esta situación (que según el Star-Ledger tiene fecha de enero de 2010) concluyó que esos pasajeros que, una vez interrogados, carecían de los papeles en regla, se les volvía a interrogar y se inspeccionaba de nuevo su equipaje. Luego se los remitía a las autoridades migratorias, supuestamente por su comportamiento sospechoso.

Según uno de los agentes de TSA que denunciaron esto, los supervisores de esta agencia estaban al corriente y  lo permitían; de hecho, a esos agentes se los llamaba con sorna "los grandes cazadores de mexicanos".

La TSA dijo en un comunicado que no hace distinciones entre los pasajeros en función de la raza, etnia o religión y que, en este caso, se abusó de las políticas de la agencia.

Curiosamente, no se hizo lo mismo con pasajeros que no tenía la documentación en regla pero que quizás eran irlandeses, suecos, rusos o belgas. La piel clara tiene sus privilegios.

Y no sólo sucede esto en el aeropuerto de Newark. En distintas partes del país, las distintas policías reciben la autoridad de seleccionar a latinos como una forma rápida de buscar a inmigrantes ilegales. Arizona inició la tendencia nacional al aprobar la SB 1070 dando autoridad a las policías locales y estatales en materia inmigratoria.

Según el Foro Nacional de Inmigración, un grupo defensor de los derechos de los inmigrantes, en el pasado año legisladores de al menos 20 estados, los últimos de ellos Georgia y Alabama, han tratado de seguir los pasos de Arizona.

¿Qué pasó en mi país? El alma de nuestra nación se ha endurecido por el debate sobre la inmigración.

Los estadounidenses ahora dicen, hacen y creen las cosas más crueles e indignantes sobre los inmigrantes, ya sean legales o ilegales, sobre todo aquellos de piel oscura que hablan español. Y todo vale. No hay vergüenza ni castigo.

¿Es este el país que los "nativistas" quieren preservar como sea? Si es así, ¿vale la pena el esfuerzo?

Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Rubén Navarrette Jr.