A la extraordinaria pintora Olga Sinclair la conocí en persona cuando la invité a participar del episodio de nuestro programa “Urbano” que grabamos en Panamá en 2010.
Cuando nos vimos en persona, después de hablar varias veces por teléfono e intercambiar correos electrónicos, la conexión fue instantánea. Los lugares que nos mostró en Panamá fueron geniales, pero sobre todo, me hicieron ver el punto particular con que Olga mira el mundo.
Olga es hija del también pintor Alfredo Sinclair. A los 18 años Olga hizo su primera exposición individual en Panamá. Su talento era innato. Algunos críticos han dicho que desde muy joven Olga supo cruzar “la línea que separa al buen artista del gran maestro”. Yo concuerdo.
Estando en su taller, preparando la entrevista principal para “Urbano” recorrí todas las piezas grabando un poco de video extra y sacando algunas fotografías de producción. Sus cuadros, grandes, coloridos, eran universos que iba descubriendo. Cautivaban, como la sonrisa que Olga devela al hablar.
En este segmento hablo sobre el libro de mesa “Obras 1995 - 2008”, que muestra y analiza sus obras. Su participación en ese episodio de Urbano fue genial, y poder hablar de su obra en “Juego de Palabras” fue aún más especial.