(CNN) — Para los estudiantes, padres y profesores en Chardon, Ohio, esta semana fue confusa, luego del tiroteo en una escuela de secundaria donde murieron tres adolescentes.
A medida que la comunidad de 5.100 personas intenta recuperar la normalidad que fue afectada por la violencia, el distrito escolar de Chardon decidió reanudar las clases.
Durante esta semana, el sistema escolar ofreció asesoría. El miércoles pasado se pidió a los profesores y al personal regresar a la escuela, donde podrían reunirse con consejeros. Los padres y estudiantes también fueron alentados a entrar al campus el jueves, cuando también se ofreció asesoría.
Después de un incidente traumático por el tiroteo, los consejeros se enfocan en dos etapas de la recuperación: la respuesta inmediata de apoyar a la gente para que se sienta segura y el proceso de largo plazo para ayudarles a lidiar con el suceso.
Tom Olbrich, coordinador de respuesta ante desastres del Centro Jefferson para la Salud Mental en Wheat Ridge, Colorado, trabajó con jóvenes, profesores y familias tras los tiroteos en la Preparatoria Columbine en 1999. Después de pasar miles de horas con ellos, Olbrich y sus colegas aprendieron que no existe una solución rápida. Algunos de los jóvenes requirieron de hasta tres años de consejería.
Existe una amplia gama de reacciones, y estas pueden depender de cuán cercanos eran respecto a los jóvenes que fueron heridos y lo que atestiguaron, dijo. Para las familias que perdieron a sus hijos y para los estudiantes que perdieron a sus amigos, es una lucha mucho más difícil.
La mayoría de las personas procesan los eventos y se curan, pero entre 8% y el 5% son propensos a desarrollar un trastorno de estrés postraumático, dijo Russell T. Jones, profesor de Psicología en la Universidad Virginia Tech, que aconsejó a los sobrevivientes de los tiroteos allí.
Después de un tiroteo en la escuela, los estudiantes pueden resistirse a regresar a clases y retomar a su vida académica normal, dicen los expertos.
El pasado lunes por la mañana, un estudiante identificado como T.J. Lane hizo disparos en la cafetería de la secundaria Chardon. La Policía dice que el estudiante de segundo grado y de 17 años de edad confesó haber disparado 10 series de balazos, y el fiscal del condado describió que había elegido a sus víctimas “al azar”.
Las víctimas fueron Daniel Parmertor, de 16 años, un adolescente al que le encantaba esquiar y encontró trabajo realizando el mantenimiento de los pinos computarizados en el sitio de boliche local; Demetrius Hewlin, de 16 años, quien murió la mañana del martes, y Russell King Jr, de 17 años, quien fue declarado con muerte cerebral la madrugada del martes. Dos personas más resultaron heridas.
Las expectativas de la comunidad es que las escuelas sean seguras, por lo que es natural que los estudiantes, padres y miembros del personal se sientan enojados, sorprendidos y asustados. En este punto, los chicos probablemente están recibiendo consejería por un evento de estrés traumático, dijo Dominick Flarey, director ejecutivo de la Academia Americana de Consejería para el Duelo. Él no está involucrado en la consejería a los estudiantes de la Preparatoria Chardon.
“La primera necesidad de los chicos será sentirse seguros y hacer lo que puedan para que los estudiantes de la preparatoria entiendan que están seguros”, dijo.
Los padres también han pasado por un periodo de angustia, durante el cual probablemente estaban en pánico por la seguridad de sus hijos, dijo Flarey. La orientación inicial puede ayudar a la gente a entender que está bien estar molesto.
Después de los tiroteos en Virginia Tech, que dejaron 32 estudiantes muertos en abril de 2007, Jones, un psicólogo clínico, fue uno de los consejeros que asistieron a la escuela para discutir los síntomas de depresión, trastorno de estrés agudo y trastorno de estrés postraumático.
“La gente suele tener pesadillas”, dijo Jones. “Está enojada, suele tener dificultad para concentrarse; estar irritables. Pueden perder el control frente a otros y una tendencia a evitar la situación. Todas estas son reacciones son muy normales”.
Para la mayoría de la gente, requiere días y semanas seguir con sus rutinas.
“Lo que tratamos de decir a las personas es que uno debe esperar que eso suceda”, dijo. “No están ‘locos’. Estas son reacciones muy normales a acciones anormales. Eso es reconfortante para la mayoría de las personas”.
A aquellos que presentaron síntomas persistentes después de un mes, se les animó a consultar a especialistas de salud mental, dijo Jones.
La investigación publicada por Jones y sus colegas en 2011 concluyó que 15.4% de los estudiantes de Virginia Tech experimentaron altos niveles de estrés postraumático entre tres y cuatro meses después de los tiroteos.
Una vez que el impacto inicial desaparece
Parte de la ‘terapia verdadera’ sucede cuando el impacto inicial ha desaparecido, dijo Olbrich.
Olbrich y sus colegas realizaron varios grupos de apoyo después de los tiroteos en la Preparatoria Columbine en 1999, que siguen siendo el evento más mortífero en una escuela preparatoria estadounidense, en el que 12 estudiantes y un profesor murieron.
En las sesiones de terapia de grupo, los consejeros trataron de agrupar a los chicos que tenían niveles similares de exposición al incidente.
Por ejemplo, los estudiantes en la biblioteca tuvieron algunas de las peores experiencias, ya que fue donde la mayor parte de la masacre se llevó a cabo y donde los dos tiradores se suicidaron. Lo ideal es que estos chicos no estuvieran en un grupo de apoyo con estudiantes que vieron o escucharon otras cosas.
“Si se mezclan los grupos, existe un riesgo de que las historias que cuentan, de hecho, retraumaticen a los chicos que no vieron eso”, dijo Olbrich.
En Columbine, la demanda de servicios relacionados con ese tiroteo alcanzó su nivel máximo un año y medio después del tiroteo, dijo Olbrich. Los recuerdos traumáticos inundaban de nuevo a algunas personas cuando oían helicópteros, ya que había muchos de ellos el día del tiroteo de Columbine.
Hubo programas en curso durante un máximo de tres años después del tiroteo, pero no todos necesitaron apoyo prolongado. En la actualidad, un pequeño número de personas afectadas por el incidente aún lucha con los recuerdos que reaparecen en ocasiones como el aniversario del tiroteo, dijo Olbrich.
En Virginia Tech, algunas personas presentes en el tiroteo no buscaron tratamiento sino hasta 4 años y medio más tarde, dijo Jones.
Los estudiantes deben ser alentados a hablar de ello con su sistema de apoyo cuando estén listos, señaló.
“Los niños y las familias no deben ser forzados a hablar de ello, porque el recuento compulsivo de los hechos tiene efectos adversos sobre las personas”, dijo.
Otra estrategia es alentar a los adolescentes a escribir sus sentimientos en un diario, dijo Flarey.
“Cuando las emociones permanecen atrapadas dentro de ellos mismos, es cuando el dolor tiende a ser más complicado”, dijo.
La recuperación de un adolescente de una tragedia como ésta puede ser un largo proceso que es muy individual.
Algunos chicos se recuperan de inmediato, mientras que a otros les toma más tiempo.
La comunidad aún recuerda el evento, pero en general lo ha superado, dijo Olbrich acerca de Columbine.
“A veces, la gente habla sobre el deseo de volver a la normalidad. Y de algún modo, tienes que ayudarla a darse cuenta de que nunca volverá a ser del modo en que era”, dijo. “Alcanzarás una nueva normalidad, pero será diferente a cómo eran las cosas antes. Pero todavía puede ser buena, y tú puedes ser productivo, y puedes atravesar esto y salir de ello incluso más fuerte”.