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África

La amarga verdad detrás de los chocolates de Pascua

Por CNN en Español

(CNN) — El chocolate es uno de los grandes placeres de la vida, pero para los niños que trabajan en condiciones de esclavitud en los campos de cacao en Costa de Marfil, al oeste de África, la realidad detrás de todo esto, es todo, menos dulce.

De acuerdo con la Fundación Mundial de Cacao y la Iniciativa Internacional de Cacao, un 70 o 75% de los granos de cacao son cosechados en granjas pequeñas al oeste de África, incluyendo Costa de Marfil. El Proyecto Libertad de CNN reporta que tan solo en Costa de Marfil, unos 200,000 niños trabajan en los campos, muchos de ellos en contra de su voluntad, para satisfacer el antojo mundial de chocolate.

El estadounidense promedio come cerca de cinco kilos de chocolate cada año y las semanas previas a Pascua son la segunda temporada de mayor venta de chocolate en los Estados Unidos. Un comunicado de prensa reciente de Kraft establecía que durante Pascua, los consumidores compran más chocolate que en cualquier otra época del año alrededor del mundo.

¿Entonces cómo puede un amante del chocolate estar convencido de que los dulces que llenan las canastas de su familia no son los responsables de una vida de esclavitud para un niño que se encuentra a casi medio mundo de distancia?

Gene Tanski, experto en cadenas de distribución y director general de Demand Foresight, señala que la manera más sencilla de asegurarse que no estás comprando chocolate procesado por esclavos, consiste en preferir los productos orgánicos.

“No hay técnicas orgánicas de cultivo, capacidad o mucho interés para cosechar de esa manera en el oeste de África o en Costa de Marfil o Ghana. La mayoría de sus árboles fueron plantados hace unos 25 años y están al final de su vida productiva”, dice Tanski.

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“Si compras chocolate orgánico o cacao estarás casi seguro de que no hay labor de esclavos en la cosecha o la producción de ese chocolate, y puedes rastrear la cadena”.

Tanski dice que pongamos atención en dónde se cosechó y se produjo ese chocolate. Debido a medidas como el Protocolo Harkin-Engel o Protocolo del Cacao, aprobado en el 2001 para realizar una lista de las compañías que voluntariamente certifican que han dejado de usar a niños para trabajar, los consumidores ya tratan de informarse sobre el sitio del que procede el cacao.

“Si viene de África, seguramente hay trabajo de esclavitud involucrado. Si viene de América del Sur o Asia, puede ser que no. No queremos decir que no haya malas condiciones, pero al menos no se establece de esa manera en el reporte de CNN. Con el paso del tiempo, el monitoreo mejora cada vez más y más”, añadió.

“Cuando vayas a comprar chocolate compra uno que se ajuste a tu economía y sea de tu agrado, esas serían buenas noticias para la gente que tuvo algo que ver con la producción”, le dijo Steve Chalke, fundador de Stop the Traffik a Richard Quest, de CNN. Dijo también que cuando compremos chocolate, busquemos en el empaque el símbolo del Comercio Justo o de la Alianza del Bosque Tropical, lo que demostraría que en la elaboración de ese producto no estuvieron involucradas condiciones de esclavitud.

A finales de año, los consumidores podrán comprar una nueva versión de Hershey’s Bliss, que será elaborada por completo en granjas ubicadas principalmente en Costa de Marfil y Ghana, y que cuentan con la aprobación de la Alianza del Bosque Tropical, de acuerdo con un comunicado de prensa de la compañía.

Kristen Hard, propietaria de Cacaco Atlanta, pone manos a la obra y viaja a granjas en lugares como Brasil y Venezuela para tratar directamente con los productores. Para ella, es un tema de control de calidad, tanto para su producto como para las vidas de sus trabajadores.

“Cuando compras, generas una cadena de inversión, es una decisión que se debe tomar todos los días”, dijo. “El comercio justo puede beneficiar al medio ambiente y la situación económica de los campesinos. O puedes hacer lo opuesto y tolerar el trabajo infantil”.

Hard sabe que desde una edad temprana, la gente establece un lazo apasionado con el sabor del chocolate, y entiende que siempre eligen el producto que se encuentra más a su alcance y de preferencia el menor costoso. Sin embargo, ella piensa que cuando el consumidor identifica la diferencia en la calidad de los productos, está dispuesto a pagar más.

“Una vez que prueben la calidad del producto, lo entenderán”, dijo.