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Por Richard Land

Nota del Editor: El Dr. Richard Land es el presidente de la Comisión de Ética y libertad de la Convención de Bautistas del Sur, el segundo grupo religioso más grande del país después de los católicos. El Dr. Land ha trabajado activamente para educar a los pastores en estados como Georgia y Arizona -donde leyes contra la inmigración ilegal fueron implementadas el año pasado- con la intención de que el mensaje de reforma migratoria llegue a los políticos y al electorado a través de los púlpitos.

El año pasado, el pleno de la Asamblea de la Convención de Bautistas del Sur aprobó un documento pidiendo una reforma inmigratoria a nivel nacional.

Los cristianos evangélicos de Estados Unidos por lo general han apoyado algún tipo de reforma migratoria integral. Los grupos conservadores que se oponen a este tipo de reforma son, generalmente, parte de la fracciones no evangélicas.

Hay varias razones para ello. En primer lugar, los evangélicos, por definición, “evangelizan”, por lo que han sido testigos de la fe cristiana de los millones de trabajadores indocumentados que han llegado a nuestro país buscando una vida mejor económicamente para ellos y sus familias. Decenas de miles de esos trabajadores indocumentados, después de haber venido aquí para encontrar un nuevo futuro económico, han encontrado una nueva fe religiosa.

El resultado final es que cientos de miles de trabajadores indocumentados en Estados Unidos son ahora evangélicos. Algunas estimaciones indican que hasta un 40 por ciento de los cientos de los hispanos Bautistas del Sur son indocumentados. He sugerido a nuestros pastores Bautistas del Sur que si se quiere entender el tema de la inmigración, inviten al pastor de su misión hispana a comer para que él se los explique. Para muchos evangélicos los indocumentados tienen una cara; son sus hermanos y hermanas evangélicos.

En segundo lugar, los evangélicos toman en serio la advertencia de respetar al juez una orden divina (el gobierno) por “motivos de conciencia” (Romanos 13:1-7). A los evangélicos les preocupa profundamente cuando el gobierno hace caso omiso de las leyes, como nuestro gobierno federal ha hecho frecuentemente en el tema de la inmigración por tres décadas. Esto conduce a la falta de respeto al sistema legal, que es extremadamente perjudicial para la sociedad.

El sistema legal es profundamente respetado en los Estados Unidos, y a menudo lo damos por concedido porque es algo siempre presente, como los muebles de una casa. Por ejemplo, solo existe un puñado de países en el mundo donde la campaña presidencial del 2000 entre Bush y Gore se resolvería tan pacíficamente como se hizo aquí. Aproximadamente el 25 por ciento de los estadounidenses no creen que George W. Bush ganó la elección, pero cuando la Corte Suprema de Justicia lo decidió, se respetó el sistema legal. Debemos estar muy preocupados de lo que socava este valioso, pero frágil sistema legal. El actual sistema de inmigración está roto y necesita ser reformado de manera que pueda ser cumplido y apoyado.

En tercer lugar, los evangélicos están muy conscientes de ser ciudadanos del cielo (Filipenses 3:20), así como ciudadanos de los Estados Unidos. Como ciudadanos del reino de los cielos tenemos la obligación de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Marcos 12:31), tratar a otros como te gustaría que te trataran a ti (Mateo 7:12) y ofrecer hospitalidad a los extranjeros (Hebreos 13:2). Cuando vemos a alguien que necesita alimento, vamos a darle de comer sin pedir su tarjeta de residencia en primer lugar.

La mayoría de los evangélicos están dispuestos a apoyar una estrategia de reforma migratoria integral que proteja el mercado laboral, asegure la frontera y ofrezca una ruta hacia la legalización para los indocumentados que se encuentran aquí, que incluya multas apropiadas y haga cumplir los requisitos establecidos. Esto es lo que hay que hacer y la mayoría de los evangélicos entendemos que no vamos a deportar a 12-14 millones de personas, ni se debe hacerlo. Es mucho mejor tener una política de inmigración que, según un sondeo del centro Pew, tendría el apoyo de un 70 por ciento de las personas del país y permitiría a las personas que han trabajado e invertido sus vidas en medio de nosotros a salir de las sombras donde son cazados por empleadores sin escrúpulos y otros. Como se ha documentado, las personas que gozan de la protección de la ley se asimilan más rápidamente y debe aprender Inglés como requisito para cualquier persona que opte por quedarse aquí permanentemente.

El país está más avanzado en esta cuestión que sus políticos. Es hora de que los políticos se pongan al día e implementen una reforma inmigratoria viable e integral.