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Entretenimiento

Tom Cruise, la estrella que brilla en el musical "Rock of Ages"

Por CNN en Español

(CNN) — Tom Cruise debió de haber sido un rock star.

¿Lo recuerdas tocando su guitarra de aire con solo una camisa y lentes oscuros en Risky Business? Pavoneándose convirtió un salón de billar en un escenario de conciertos en The Color of Money; movió su fuente de dinero bajo capas de látex al final de Tropic Thunder, y se arriesgó cantando en Top Gun y Magnolia. Siempre tuvo los movimientos, y lo más importante, la confianza en sí mismo.

Aun así, el reto de un musical hecho y derecho, aparentemente no había sido algo que le importara hacer, quizá cauteloso con sus credenciales como hombre de acción. Pero resulta que vale la pena esperar algunas cosas.

No sé cuánto hayan arreglado su voz y no importa. Se adueña de Rock of Ages, un tributo al hair metal de la década de 1980, desde el primer minuto en que aparece. Emerge confusamente de capas de groupies en la suite presidencial de un hotel, luce arte corporal y una escandalosa joyería en la entrepierna; es intensamente excéntrico. Damas y caballeros: conozcan a Stacee Jaxx, dios del Rock.

Una caricatura de celebridades como Axl Rose y Steven Tyler, Stacce es más un personaje secundario del musical de Chris D’Arienzo, ganador del Tony en 2009. Pero también es una personalidad como la que todos quieren ser o emular y a la cual se mueren por ver. Cruise tiene el carisma para vender todo eso, mientras se muestra como una celebridad cautiva por la bebida, el sexo y el ego. Cuando interpreta, es eléctrico.

Cruise es igual de bueno en las escenas con diálogo, ya sea que bromee con el cerebro vulnerable del dueño del club, Alec Baldwin, o se defienda de una escritora cada vez más enojada de Rolling Stone (Malin Akerman).

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Es un musical de karaoke donde casi todos cantan temas populares (sí, incluso Baldwin, quien hace dueto con Russell Brand en una interpretación de Can’t Fight This Feeling de REO Speedwagon). De manera justa, Rock of Ages no debería venderse como el espectáculo de un solo hombre. Pero es una pelea desigual y podrías adelantar las escenas cada vez que Cruise no está en la pantalla.

Julianne Houh, quien interpretó a Ariel en Footloose y apareció en Burlesque, aparece como la supuesta heroína de la película, Sherrie Christian, una mujer de un pequeño pueblo de Oklahoma que sube a un autobús hacia Hollywood lista para alcanzar su sueño de convertirse en cantante.

En lugar de eso, hace una versión para mayores de 13 años de Showgilrs, sirve mesas en el club de rock legendario Bourbon Room y se enamora de su compañero Drew (Diego Boneta). Las propias aspiraciones de Drew tienen considerablemente más tiempo de pantalla que Sherrie; aun así, él fracasa al tratar de crear mucho impacto. Graciosamente, pocas horas después de conocerla, afirma haber sido inspirado para escribir Don’t Stop Believin. "It goes on and on”, explica modestamente después de darle una idea de la primera estrofa.

No puedes acusar a los realizadores de tomarse a sí mismos (o a cualquier otro) muy seriamente. El director Adam Shankman, el coreógrafo veterano que también dirigió Hairspray (y algunos episodios de Glee), alentó a todo el elenco a amplificar todo a 11 amperios, o en el caso de Catherine Zeta-Jones hasta 111. Ella interpreta a la esposa del alcalde, Patricia Whitmore, en búsqueda de limpiar y cerrar el Bourbon Room por razones más personales que políticas.

Los fanáticos de la música pueden sentir que es una especie de tributo divertido que se burla del rock tanto como rockea. Aun así, es bueno ver que Tom Cruise se soltó el cabello. Es un espectáculo divertido si le sigues el paso.