Por Ayesha y Parag Khanna, especial para CNN
Nota del editor: Ayesha y Parag Khanna son codirectores del Instituto de Realidad Híbrida, un grupo de investigación y asesoría. Esta columna está adaptada de su nuevo libro ‘Hybrid Reality: Thriving in the Emerging Human-Technology Civilization’(Realidad híbrida: Luchando en la emergente civilización humana tecnológica), publicado este mes por TED Books.
(CNN) — “Es la economía, estúpido”, acuñada por el equipo de campaña del expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, es quizá la frase común más citada de la política estadounidense moderna. Pero a medida que los tiempos cambian, debemos actualizar nuestros aforismos.
Sólo hace cuatro años durante la elección presidencial estadounidense, el outsourcing a India y la manipulación de la moneda china eran “el coco”, el primero fue culpado por la pérdida de trabajos y el segundo por la debilidad de las exportaciones.
Pero cada vez más, el culpable es el robot. La automatización ahora elimina tantos empleos de la industria de la manufactura como la subcontratación (o outsourcing). El Servicio Postal de Estados Unidos tendrá que recortar 35.000 puestos para 2015, y la digitalización ha llevado a las cadenas de librerías como Borders (en Estados Unidos) a la bancarrota.
China, que fue alguna vez fue el beneficiario de la fabricación deslocalizada, ahora también enfrenta a competidores más baratos en Asia y mejoras en la tecnología. Foxconn —una filial del proveedor de electrónicos taiwanés Hon Hai Precision Industry Co.— planea instalar más de un millón de robots en sus líneas de ensamblaje en China para 2015. Podríamos competir entre nosotros económicamente, pero todos estamos compitiendo con, y contra, la tecnología.
Un vocabulario actualizado para estas circunstancias podría incluir el cambio de homo economicus a homo technologicus. Incluso los economistas deberían de estar de acuerdo. Marx y Engels escribieron en el Manifiesto Comunista que los cambios constantes en los “instrumentos de producción” causaba que las “relaciones fijas, y rápidamente congeladas” fueran borradas.
Para Schumpeter, el cambio tecnológico fue un factor clave de “destrucción creativa”. La tecnología aumenta los problemas que vemos como políticos o económicos en naturaleza como la desigualdad de ingresos. Las personas más ricas de Estados Unidos ganan de su innovación y control de tecnologías, que van desde las redes sociales hasta los intercambios de alta frecuencia.
Si la tecnología dirige la economía (en lugar de que sea al revés), entonces debemos elevar la noción de geotecnología sobre la de geopolítica y geoeconomía. Los estudiosos de las relaciones internacionales comenzaron a utilizar el término “geoeconomía” alrededor de 1992, cuando el entonces candidato Bill Clinton dijo la frase sobre la economía.. Edward Luttwak escribió que la lógica del conflicto se desarrollaría en la “gramática del comercio”. Samuel Huntington reprendió a sus compañeros científicos políticos por no reconocer que “la economía es la fuente más importante de poder y bienestar”. Hoy, la misma declaración es verdadera para la tecnología.
Piénsalo: China no es una superpotencia hoy debido a que tenga el doble de cabezas nucleares que tenía hace dos décadas. No mucha gente sabe o le importa cuántas armas nucleares tiene China; las ha tenido desde la década de 1960, sin embargo, no considerábamos a China como una superpotencia en ese entonces. El ascenso de China como superpotencia es directamente atribuible a su estrategia tecnológica de dominar la fabricación de bajo costo, acumulando enormes excedentes y reservas, y reinvirtiendo ese capital en tecnologías más avanzadas, así como en equipo militar. El flujo casual comienza con la tecnología.
Según esta lógica, el reciente décimo segundo Plan Quinquenal de China debe ser visto como una estrategia de seguridad nacional más convincente que cualquiera ofrecido por el Pentágono en dos décadas; promete 1,5 billones en apoyo del gobierno para siete “industrias estratégicas emergentes” incluyendo energía alternativa, biotecnología, tecnología de la información de próxima generación, equipos de fabricación de alta calidad y materiales avanzados. China no inventó ninguno de estos campos, pero está poniendo un esfuerzo incomparable en desplegarlos a gran escala. China ya controla más de la mitad del mercado mundial en celdas solares. ¿Qué importa más; el balance de poder o el balance de la innovación?
Aunque la tecnología se ha convertido en un chivo expiatorio de la política estadounidense, también es ampliamente reconocida como parte de la solución. Internet crea 2,6 empleos en Estados Unidos por cada uno que se pierde debido a la automatización. La nueva gran esperanza para las bases de un renacimiento económico es el advenimiento de la impresión 3D, que algunos llaman “la próxima revolución industrial”, por su potencial de revivir el movimiento de fabricación del tipo “hágalo usted mismo”. Los prototipos a pequeña escala pueden ser producidos en cantidades mucho más pequeñas, comprados y comercializados en sitios web cada vez más populares como Etsy.com, que tiene más de 15 millones de usuarios y sigue creciendo.
La tecnología también permite al mercado cada vez más amplio y líquido hacer trueques e intercambio de habilidades: el Mechanical Turk de Amazon ya es la fuerza de trabajo de medio tiempo más grande del mundo. La nueva ola de creación de empleos podría venir de la construcción ‘verde’, es decir, el reacondicionamiento para edificios de bajas emisiones e instalación de equipos de red inteligente como celdas solares y la construcción de parques eólicos.
Hoy, nuestro discurso político se obsesiona con los titulares económicos a expensas de la previsión tecnológica. En Estados Unidos es aceptada la premisa según la cual Obama será reelegido si el desempleo cae por debajo del 8%. Pero el desempleo estructural de Estados Unidos no será revertido por prestidigitaciones estadísticas. Lo que cada ciudadano y trabajador en el mundo hoy necesita no es un IQ o un EQ (inteligencia emocional) más alto sino un TQ más alto: coeficiente tecnológico.
(Las opiniones expresadas en este comentario son solamente de Ayesha and Parag Khanna).