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Opinión

La primera consola de videojuegos cumple 40 años

Por CNN en Español

Por Gonzalo Frasca

Nota del Editor: Gonzalo Frasca, PhD, es director creativo de Powerful Robot, consultor y Catedrático de Videojuegos de la Universidad ORT. Ha creado juegos para empresas como Disney, Pixar, Cartoon Network y Warner Bros. Se especializa en juegos que comunican y educan. Recibió un Lifetime Achievement Award de la Knight Foundation por su trabajo pionero en videojuegos periodísticos.

Hace cuatro décadas la empresa estadounidense Magnavox puso a la venta una novedosa máquina de juegos llamada Odyssey. No se sabe exactamente el día de su lanzamiento pero los primeros anuncios en prensa son de finales de agosto del año 1972. A partir de esa fecha, el mundo del entretenimiento cambió radicalmente.

En la década de los setenta, jugar con el televisor era un concepto tan extraño como jugar con un lavarropas. Quizás por eso la consola venía acompañada por elementos propios de los juegos de tablero: entre ellos fichas, dados y billetes similares al del juego Monopolio.

La máquina en sí es tan parecida a una consola moderna que cuando compré una por eBay hace pocos años, me costó convencer a los funcionarios de Aduanas, quienes insistían que era un videojuego nuevo. De todas formas, hay algunas diferencias importantes: tiene dos enormes controles, muy poco anatómicos, y funciona exclusivamente con seis baterías grandes.

El texto de la caja dice que la consola incluye “toda la excitación de Wimbledon, las laderas cubiertas de nieve de las montañas Rocosas y toda la acción de un casino de Monte Carlo”. Una de las características más sorprendentes es que la Odyssey incluye un grupo de once transparencias para pegar con cinta adhesiva en la pantalla del televisor. Esto servía para agregar color y detalle a los cuadrados dibujos que se veían en los televisores blanco y negro.

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La Odyssey fue creada por Raph Baer. Su familia judía escapó de Alemania nazi cuando Baer tenía once años. Entre los años 1966 y 1971 trabajó en un prototipo de la consola, conocido actualmente como “la caja marrón”. Dicha caja forma actualmente parte de la colección permanente del museo Smithsonian.

Además de ser considerado el padre de los videojuegos, Baer ha sido el inventor de otros productos muy populares. Por ejemplo, inventó la pistola de luz (disponible como accesorio para la Odyssey), un periférico que luego Nintendo llevó a la fama en 1984 con su juego “Duck Hunt” (Cacería de Patos) para su consola NES. Pero seguramente el juguete electrónico de Baer más conocido es el Simon, el juego de memoria musical creado en 1978 que se transformó en un ícono de la cultura de los ochenta.

Si bien la Odyssey no fue un éxito comercial, sí fue la inspiración para la que sería la industria del videojuego. Su popularidad llegaría de la mano de Pong, un videojuego creado por una empresa llamada Atari, que la misma que más tarde inició la edad de oro del videojuego con su consola Atari 2600.

Magnavox le hizo un juicio en 1974 a Atari, argumentando que Pong era una copia de uno de los juegos de Odyssey. Nolan Bushnell, director de Atari, negó completamente la acusación. Sin embargo, durante el juicio Magnavox presentó una prueba irrefutable: la firma de Bushnell en el libro de visitas de la primera demostración pública de la Odyssey, en una fecha anterior al lanzamiento de Pong. Las partes llegaron a un acuerdo y Atari pagó durante años regalías a Magnavox.

La consola Odyssey también tuvo una copia sudamericana. El fabricante argentino de televisores Panoramic vendió una consola llamada Telematch que era una versión mejorada de la consola de Baer. Si bien incluía menos juegos, funcionaba con electricidad en vez de baterías y tenía forma de valija. Además, Panoramic agregó botones extra para jugar a un juego que no venía incluido en la consola original pero que era indispensable para el público local: el fútbol.

Si bien desde hace años que me intereso por su historia, no he podido averiguar mucho sobre la Telematch de Panoramic. Lo poco que he podido investigar es que se lanzó alrededor de 1976, pero tampoco ese dato es muy seguro. Pero es probable que su adaptación del juego de fútbol sea uno de los primeros videojuegos latinoamericanos. No se trata del primer videojuego de fútbol, pues Magnavox incluyó uno en el lanzamiento de la Odyssey en Europa. Pero claramente es una de las primeras versiones disponibles, un precursor de los actuales FIFA y Pro Evolution Soccer.

Las consolas Odyssey todavía se consiguen en sitios de subastas online. Muchas de ellas todavía funcionan y su precio todavía no es exorbitante (rondan los 400 dólares). La consola Telematch también se consigue en Argentina (compré una hace un par de años por unos 50 dólares). Para un diseñador de videojuegos como yo, es muy emocionante poder jugar con la primera consola de videojuegos. Es verdad que sus juegos son muy simples y algunos claramente aburridos, pero no es difícil imaginar la impresión que causó en la época pues ofrecía una experiencia de juego realmente única.

La caja de la consola lleva una descripción profética: “Odyssey es el nuevo juego electrónico del futuro”. Ahora, desde el futuro, es más fácil apreciar la genialidad de Baer y lo avanzado de su invento. A diferencia de los humanos y nuestras crisis de los 40, la consola de videojuegos cumple este mes cuatro saludables décadas de innovación, diversión y cultura.

(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Gonzalo Frasca)