Por Houda Zaghdoudi, Saad Abedine y Ben Brumfield
(CNN) — El primer ministro de Túnez, Hamadi Jabali, anunció este miércoles la disolución de su gabinete y la conformación de un nuevo gobierno que estará vigente hasta las próximas elecciones.
La medida de Jabali llega horas después del asesinato del líder opositor Chokri Belaid, que causó protestas y enfrentamientos violentos entre policías y manifestantes.
La mañana de este miércoles, un hombre disparó a Belaid frente a su casa, cuando salía a trabajar. Uno de los vecinos de Belaid oyó el primer disparo en el tranquilo vecindario Menzah 6. Se asomó desde su departamento y vio al pistolero disparar dos tiros más de cerca. Un hombre esperó cerca en una moto donde huyó con el agresor, dijo Tebourbi. Se alejó a toda velocidad de la escena.
El presidente francés, Francois Hollande, condenó el asesinato, al mencionar que la muerte de Belaid privó a Túnez “de una de sus voces más valientes y libres”.
Belaid recibía frecuentes amenazas de muerte por sus constantes y abiertas críticas al gobierno islamista de Túnez, país que fue cuna de la primavera árabe de 2011. En varias ocasiones habló sobre el acoso que recibía por sus apariciones televisivas, pero dijo que en realidad no temía por su vida.
Al menos un disparo impactó en el pecho de Belaid, dijo el médico Hedi Tebourbi, quien aseguró que la víctima debió haber muerto de inmediato. Una ambulancia lo trasladó a un hospital cercano donde los médicos lo declararon muerto.
El asesinato de Belaid, de 48 años, ha conmocionado a la nación, que intenta construir una vida democrática tras la revuelta de hace dos años, y fue censurado por adversarios y aliados.
La policía disparó contra manifestantes, matando a algunos de ellos durante el levantamiento de la primavera árabe que se originó en Túnez en diciembre de 2010. Pero este asesinato selectivo de un político deja un nuevo escenario.
Un video mostró la indignación de manifestantes que colmaron la avenida Habib Bourguiba para la procesión funeral del líder de la oposición, y saliendo a las calles de otras ciudades tunecinas. Algunos de ellos revivieron el lema icónico de su revolución, gritando: “el pueblo quiere derrocar al régimen”.
Los simpatizantes no interesados en política se unieron a ellos para llorar a la popular figura pública y expresar su consternación por la violencia que ha intensificado el debate público, pero por lo demás pacífico.
“Belaid murió, pero el objetivo real detrás del asesinato es la revolución tunecina como un todo”, dijo el primer ministro tunecino sobre su adversario político. “Él representaba los verdaderos valores del diálogo, el respeto y abrazaba con otros el rechazo de la violencia. Esto es un asesinato político”.
Pero su expresión de indignación no impidió que los manifestantes enojados asaltaran las oficinas de su partido, que lidera la coalición de gobierno.
Miembros de la familia de Belaid expresaron su tristeza y rabia públicamente. “Estamos condenados. La lucha política es condenada en Túnez”, le dijo su esposa Basma a la televisión tunecina estatal. “Chokri Belaid sacrificó su alma”.
Houda Zaghdoudi, Saad Abedine y Ben Brumfield contribuyeron a este reporte.