(CNN) — ¿Ir o no ir a Disney?

Para muchos viajeros, especialmente aquellos con hijos, ni siquiera es una pregunta. Ya saben la repuesta.

“Sí”.

Para estos visitantes, Disney es Mickey Mouse, princesas, magia y diversión. Son recuerdos felices de la niñez para tus hijos, un lugar limpio donde las montañas rusas son seguras y los personajes de Disney siempre están felices de posar con los niños para las fotografías.

Pero a otros turistas, Disney les inspira un “no” rotundo.

Para estos viajeros, Disney simplemente es una máquina comercial construida para vender boletos, juguetes costosos y estereotipo de princesas. Recuerdan haber visitado Disneylandia o Disney World cuando eran niños, pero no llevarán ahí a sus hijos.

¿Qué hay en Disney que causa una respuesta tan fuerte de sus fanáticos y enemigos?

Ya sea que ames, odies o simplemente toleres la expansión de lo que Walt Disney comenzó en 1923, no hay duda de que Disney es popular y su influencia está en todos lados.

Todos esos parques temáticos, resorts, cruceros, películas, programas de televisión, juguetes y otros negocios de Disney le hicieron ganar a la empresa 11.300 millones de dólares en los últimos tres meses de 2012. Más de 3.000 millones de dólares de esa suma provino de los cruceros Disney, de sus 11 parques temáticos y 43 resorts en todo Norteamérica, Europa y Asia. Un parque más está en construcción en Shanghai.

A la gente le gusta Disney. Está clasificada como la tercera empresa más admirada (solo detrás de Amazon.com y Apple) en una encuesta reciente de Harris Interactive.

La revista Fortune clasifica a Disney como la empresa de entretenimiento más admirada y, en general, la novena empresa más admirada, detrás de Apple, Google y Amazon.com.

Aun así, hay una división cultural. Disney simplemente presiona a algunas personas en la forma equivocada. Lo que sea que la gente piense sobre Disney, es probable que también lo piensen de la sociedad estadounidense y sus valores, dijo el sociólogo de la Universidad Manchester en Estados Unidos, Robert Pettit.

“Disney hace un trabajo maravilloso al representar la cultura estadounidense, es casi un sinónimo de Estados Unidos”, dijo Pettit, quien enseña un curso de tres semanas llamado Disney y la Cultura Estadounidense, que incluye una visita a Disney World. “Son narradores magistrales, y entienden perfectamente el negocio de la narrativa”.

Y detrás de la magia, “Disney es una corporación capitalista inclinada en el consumismo, y eso es lo que impulsa nuestra economía (…) Incide en las opiniones de las personas sobre nuestra sociedad y cultura en general. Puedes amarlas o ser muy crítico de estos aspectos de nuestra cultura y sociedad porque los retrata muy bien”, dijo Pettit.

La magia de las reacciones de los niños

Disney es mágico para Edward y Harriett Yu de California, en Estados Unidos. La familia Yu y sus dos hijas han visitado felizmente los parques temáticos Disney aproximadamente cada dos años, y la familia viajó en dos cruceros Disney. Edward Yu reservó una reunión familiar en uno de los cruceros el año pasado, y 10 cabinas para su extensa familia con dos años de anticipación.

“Para nosotros, como padres, es una oportunidad de conectarnos con nuestra infancia y recordar momentos felices”, escribió Yu en un correo electrónico. “Ahora que tenemos hijos, no tiene precio ver sus reacciones mientras experimentan los parques/montañas rusas/espectáculos por primera vez. Las palabras no pueden describir lo precioso de ver a nuestros pequeños disfrutando completamente las atracciones de Disney”.

Debido a que es Disney, “sabemos que podemos esperar entretenimiento de calidad cada vez que vamos”, escribió Yu, de 46 años.

Yu no es apologista de Disney; dice que la influencia de las princesas de Disney puede ser demasiada.

El purista de Disney

Para Punam Patel, de 26 años, tiene sentido casarse esta semana en Disneyland en Anaheim, California. Creció a 15 minutos de distancia del parque temático y lo visitó varias veces a la semana con su padre y sus dos hermanos.

Un cocinero en la cafetería que aún trabaja allí recuerda cuando cocinaba el desayuno para ella los fines de semana, según Patel.

Cuando Patel y su futuro esposo decidieron casarse, ella rápidamente reservó el paquete de boda en jardín de 5.000 dólares para 20 personas (incluidos los novios). Su suegro dio a la pareja una reservación en un crucero Disney para su luna de miel, para que lo programaran en el momento que quisieran.

Pero Patel no visitará Walt Disney World.

“Crecí en Disneylandia y ese es el parque original”, dijo. “Soy una conservadora en cuanto a Disney, Walt Disney World se ve tan grande y no es él (Walt Disney). Creo que pierdes la magia íntima que ocurre en Disneyland. Es mucho más corporativo. Disneylandia se siente como estar en casa”.

Los excesos del mercantilismo

Para Lindsay Potts y su familia, unas buenas vacaciones son pasar tiempo con su extensa familia, fuera de casa y en la naturaleza. Potts nunca ha visitado los parques de Disney pero dice que pagar mucho dinero para hacer filas para obtener entretenimiento “rápido y de alta presión” no es para ella. (Su esposo visitó Disneylandia y Disney World cuando era niño).

Tampoco quiere apoyar a Disney.

“Hemos escogido vivir un estilo de vida más alternativo que está enraizado en la sustentabilidad, igualdad y entretenimiento que es independiente de la televisión y los medios populares”, dijo Potts.

El estereotipo de las princesas

Alissa Guntren fue a Disney World en Florida cuando era niña, pero tampoco llevará a sus hijas a los parques temáticos de Disney. Sin importar las nuevas temáticas de las princesas de Disney, no quiere que sus hijas se limiten.

“Aunque no estoy en contra de que mis hijas exploren mundos de fantasía, encuentro que Disney y los productos Disney presentan a los niños, especialmente a las niñas, un mundo de fantasía muy limitado; uno en el que el príncipe las enamorará para que puedan vivir felices por siempre”, escribió Guntren en un correo electrónico. “Quiero que mis hijas tengan confianza como individuos, no que crezcan pensando que hay un príncipe allá afuera que espera salvarlas”.

“Además, tengo un problema con los cuerpos de las princesas que Disney presenta a los niños, que es una figura corporal femenina adulta que está idealizada y no es una figura apropiada para que mis hijas jóvenes e impresionables intenten emular”.

La experta en comportamiento de los consumidores, Kit Yarrow, no está sorprendida de que las personas tengan reacciones tan emocionales con Disney, ya sean positivas o negativas.

“Las personas tienen sentimientos fuertes sobre esto porque Disney es una parte prominente de su niñez”, dijo Yarrow, directora del departamento de Psicología de la Universidad Golden Gate en San Francisco, Estados Unidos.

“Ya sea que hayas ido a los parques temáticos, visto películas y caricaturas o comprado recuerdos en alguna forma, ha tocado las vidas de casi todos”.

Los sentimientos que Disney puede evocar son increíbles, dijo. Las personas que aman Disney sienten la perfección y felicidad de la cultura.

“Y eso es exactamente lo que rechazan otras personas; una plasticidad que otras personas encuentran ofensiva. En un mundo que cada vez más es burdo y negativo, es un lugar feliz predecible y positivo”.

Todo con moderación

La ministra Ann Kansfield de 37 años de Brooklyn, Estados Unidos, tiene un consejo de precaución para los padres que mantienen a sus hijos completamente alejados de Disney; u otras cosas. Sus padres no la llevaron a los parques temáticos de Disney porque habría costado mucho a la familia de cuatro viajar desde Rochester, Nueva York, hasta California o Florida. Ahorraban para otras cosas.

Kansfield no recuerda querer algún juguete de Disney. “Simplemente quería subir a las montañas rusas (…) Definitivamente me percaté en la preparatoria que no iría pronto”.

Después de un par de meses de trabajo de socorro por la supertormenta Sandy, Kansfield y su familia fueron en un crucero con la oportunidad de tomar un día de viaje en Disney World.

“Estoy realmente agradecida de que mis padres no me hayan llevado a Disney antes, porque hizo que este viaje fuera extra especial”, escribió.

“Los padres pueden hacer todo en nuestro poder para limitar el acceso de los hijos al complejo industrial Disney, pero incluso aunque los limitemos, encontrarán otras formas de ver los programas, cantar las canciones, y estar involucrados con Disney de una forma u otra. Escogimos disfrutarlo juntos como familia en pequeñas dosis, lo que parece razonable”.