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Entretenimiento

La nueva "época de oro" de la TV: programas para audiencias específicas

Por cnninvitationsaccount

Por Todd Leopold

(CNN) — Alan Sepinwall tiene un problema.

El escritor de televisión de Hitflix.com a menudo escribe recapitulaciones de varias series de televisión y se mantiene al tanto con muchos otros para su columna What’s Alan Watching. Durante años, eso no era un problema.

Sin embargo, ahora es demasiado.

“Esta temporada en la televisión es la primera vez que he comenzado a sentir que de hecho, hay muchos programas buenos de televisión”, escribió en su columna del 11 de abril.

Esto no era una queja, se apresuró a decir, sino un enigma. Hay tantas horas en un día, tanto espacio en su DVR, y mucho que escribir: una abundancia de excelencia, o al menos mérito.

Vivimos en tiempos de buena televisión. Ya no es fácil insultar a la televisión como la “caja idiota”. Con más canales y más opciones, también hay más voces creativas que son escuchadas.

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Hace menos de una década, los mejores guiones de televisión estaban principalmente limitados a HBO, y otros cuantos en otros canales de cable (The Shield de FX, el canal antes conocido por Battlestar Galactica de Sci-Fi) y un conjunto de programas en canales de transmisión abierta. Ahora está en todos lados: AMC (Breaking Bad, Mad Men), Netflix(House of Cards), el Sundance Channel (Rectify).

Incluso Amazon entró al juego, al ofrecer 14 pilotos infantiles y de comedia, y permitiendo que los usuarios voten por los más prometedores.

“Tenemos nuevos jugadores que entran todo el tiempo”, dice Sepinwall, quien rastreó el ascenso de buena programación en su libro The Revolution Was Televised (La revolución fue televisada) que saldrá a la venta el 21 de mayo. “Netflix ahora hace programas. Amazon comienza a hacer programas. History, A&E… mi punto de vista es que siempre que un nuevo jugador entra en escena, suelen pasar buenas cosas”.

"Me molestó"

No es como que la televisión fuera un “terreno baldío extenso”, en las palabras inmortales del expresidente de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos, Newton Minow, antes de que todos se conectaran a la televisión por cable.

Las personas mayores aún hablan sobre la “época dorada” de la década de 1950, cuando Playhouse 90 y Kraft Television Theatre mostraban trabajos originales de Rod Serling, Reginald Rose y Paddy Chayefsky mientras que Sidney Lumet, Delbert Mann y John Frankheimer se encargaban de la dirección.

Partidarios de la década de 1970 sacan a relucir la producción de MTM (The Mary Tyler Moore Show, The White Shadow), las comedias provocativas de Norman Lear (All in the Family, Maude), M*A*S*H y Columbo.

Pero esos programas eran la excepción, no la regla. En el mundo de tres canales que existieron hasta la década de 1980, siempre rendía frutos buscar a la audiencia más grande, y eso significa mantenerlo todo simple y sin controversias. Las cosas valientes sobresalían por su calidad así como por sus niveles de audiencia, como si los dos tuvieran que ser mutuamente exclusivos.

No es como si las personas no se dieran cuenta.

“Recuerdo pensar en quinto de primaria, 'tengo que meterme a esa caja y mejorar esta m*****’”, dijo Louis C.K. en una entrevista en 2005. “Me molestó que los programas fueran tan malos. Las personas tienen derecho a relajarse y ver teatro de sí mismos que los hace reflejarse y pasar un buen rato al hacerlo”.

Pero el cambio estaba a la vuelta de la esquina.

Robert Thompson, director del Centro Bleier de Televisión y Cultura Popular de la Universidad Syracuse en Estados Unidos, fecha como la era moderna de televisión de alta calidad a 1981 y el estreno del programa enérgico y parecido a un documental: Hill Street Blues.

Añade que no es un accidente que su primera temporada encajara con el ascenso de las videocaseteras y la televisión por cable, dos invenciones que fragmentaron a la audiencia y posibilitó que un programa como Hill Street permaneciera al aire.

“De repente hay una idea de que puedes programar para grupos demográficos en lugar de para masas”, dice. “Una vez que las cadenas permitieron cosas como Hill Street Blues y St. Elsewhere, con menores ratings pero grandes grupos demográficos, esto ofreció un modelo”.

El progreso fue lento; como observa Thompson, por cada St. Elsewhere había un Knight Rider, pero fue inexorable.

La cadena Fox, que se estrenó en 1987, estuvo dispuesta a apostar por programas como The X-Files (un programa de ciencia ficción que fue exitoso) y Profit (un programa oscuro sobre un empresario psicópata que fracasó).

La WB, que no necesitaba grandes ratings para sobrevivir, se quedó con Buffy the Vampire Slayer durante siete temporadas. Y los Tres Grandes contribuyeron, NYPD Blue (como Hill Street, un producto del productor Steven Bohco), Twin Peaks, Homicide, Picket Fences y ER.

Desde ese entonces, la calidad aumentó, con cada ola que trae mejores programas que antes y generalmente elevando el nivel de toda la televisión con guion.

Progresando, al superar los obstáculos

La ola más reciente probablemente data de 2007, el último año de The Sopranos de HBO y el primero de Mad Men.

Para ese entonces, HBO se había establecido como estándar dorado de la televisión, al utilizar a la serie ganadora de premios The Sopranos como base para lanzar otras series bien recibidas, notablemente Six Feet Under y The Wire. Pero como con casi todos los demás en el negocio, eso pasó a Mad Men, que dio a AMC, que hasta ese momento era mejor conocido como American Movie Classics, proveedor de películas antiguas, una oportunidad. La cadena buscaba crear un “producto de distinción”, en palabras de su presidente, Charlie Collier.

“(Nos preguntamos), ‘¿cómo nos volvemos una televisión premium en un canal de cable básico?’”, dice Collier, al señalar que la cadena quería encontrar programación que complementara sus ofertas de películas. “Si podemos ofrecer una experiencia premium pero en una televisión que se basa en los comerciales, eso sería algo único en el escenario de la televisión por cable”.

Desde entonces, AMC añadió la serie igualmente elogiada Breaking Bad, junto con las sólidas series The Walking Dead y The Killing. Su lema ahora es “Las historias aquí importan”. La competencia ya no es Turner Classic Movies; ahora es, bueno, todos los demás.

Eso trajo su propio conjunto de problemas. A diferencia de las películas, que son impulsadas por estrellas y directores, la televisión es un medio dominado por los escritores; y con tantos concesionarios en lo que se convierte en un negocio de 500 canales/streaming en internet, los mejores talentos escogen los canales.

AMC ha sufrido golpes de fanáticos y críticos, particularmente por el cambio de producción en la serie altamente calificada The Walking Dead. John Landgraf de FX llegó tan lejos como para insultar a su competidor: “Nunca hemos despedido a un productor ejecutivo”, dijo en la gira de prensa de la Asociación de Críticos de Televisión de Estados Unidos en enero.

Como era de esperarse, Collier defiende a su cadena, al señalar fuertes relaciones con Matthew Weiner de Mad Men y Vince Gilligan de Breaking Bad. Pero con ambos programas cerca de su final; Braking Bad terminará este verano, y Mad Men tiene una temporada más, está bastante consciente de que tiene que ir a la ofensiva.

Este verano verá el estreno de Low Winter Sun, una serie criminal de 10 episodios que transcurre en Detroit, Estados Unidos, protagonizada por Mark Strong de Zero Dark Thirty; en desarrollo están King, un drama de la década de 1960 sobre carreras y política de los escritores y productores de The Sopranos, Diane Frolov y Andrew Schneider, y Halt and Catch Fire, sobre los primeros días de la industria de la computación personal.

“Nuestro trabajo siempre es trabajar unos años adelantados”, dice. “No hay un día en el que de por sentado a Mad Men, Breaking Bad o The Walking Dead… y continuaremos con la búsqueda de los futuros integrantes del salón de la fama”.

Un mundo totalmente abierto

Junto con los dramas en AMC hay una lista de reality shows; y, en un mundo que permite el ascenso de televisión con buenos guiones, también hay mucho espacio para el género barato y fácil de programar en toda la televisión.

Tiene sentido financiero.

Los reality shows aún tienen buenos ratings, particularmente en televisión por cable, donde los ganadores regulares incluyen a Duck Dynasty de A&E, WWE Entertainment de USA. (Por supuesto, quizá el último debería calificar como programa “con guion”). Como señala Bill Gorman, cofundador del sitio de ratings de televisión TV by the Numbers, el medio es “impulsado por el éxito”, así que el éxito genera imitación.

Pero los programas con guion también tienen beneficios financieros: son una mina de oro en las ventas de video y son muy populares en las repeticiones: el DVD de la segunda temporada de Game of Thrones de HBO rompió los récords de ventas de la cadena, NCIS es un gran éxito en Estados Unidos, y Gorman observa que las repeticiones de The Big Bang Theory en TBS ocasionalmente rompen la audiencia de la primera transmisión en las cadenas de televisión abierta.

Los últimos dos programas podrían ser de burla para ciertos conocedores de la televisión, pero Thompson dice que incluso los menos celebrados de la programación con guion de hoy en día; los de procedimientos policiacos, las series aduladoras y comedias que permanecen como los pilares de la televisión abierta; están considerablemente mejor fabricados que sus contrapartes hace una generación.

Otros también lo han notado: el escritor de ciencia Steve Johnson dedicó una sección de su libro Everything Bad is Good for You (Todo lo malo es bueno para ti), para mostrar cómo la construcción del programa promedio de hoy en día es muy superior a las series al estilo Kojak de hace años. (La comedia no es la excepción: aunque las risas aún son lo de hoy, las complejidades de The Simpsons y 30 Rock hacen que muchos de sus predecesores se vean como si bromearan en cámara lenta).

“En ese entonces, un drama críticamente aclamado era Lou Grant”, señala Thompson. “Y si retrocedes y ves Lou Grant aunque era un programa tan serio e interesante, era muy, muy primitivo”.

Si existe un peligro en esta nueva época dorada, es que los programas se dirijan a audiencias más y más pequeñas. Como Andy Greenwald de Grantland señaló en un par de artículos interesantes, eso puede generar que las cadenas no sean muy productivas.

“No puedo evitar preguntarme si la televisión, al llevar a una difusión selectiva a una zona complicada, se estratifica a sí misma en un limbo creativo”, escribió.

No sabemos a dónde nos llevará eso.

Peter Chernin, expresidente de la matriz de Fox, News Corporation, ya anunció que su empresa de producción presentará una serie de realidad que solo será transmitida por Twitter y otros sitos de redes sociales. Eso es una consecuencia de algunos programas con guion improvisado como Childrens Hospital y Web Therapy, que comenzaron como cortometrajes en línea y luego pasaron a cadenas de televisión.

De hecho, no solo hay más concesionarios que nunca; hay fanáticos más devotos a ayudar a sus programas favoritos.

Veronica Mars que había sido cancelada, mantuvo suficientes seguidores para que los fanáticos donaran 5.7 millones de dólares en Kickstarter para lanzar una película; Arrested Development llegará a Netflix a finales de mayo, en parte debido a que el programa nunca se fue. (Gracias a los DVDs y a los servicios de streaming, nunca tendrás que dejar de ver tu programa favorito).

Al menos, todos esos programas ofrecerán a los críticos como Sepinwall mucho que digerir.

“La televisión aspira a una mayor complejidad ahora más que nunca, y eso a cambio, facilita escribir sobre eso de la forma en que lo hago”, dice.

Además, dice, ahora sabe que no está solo cuando su DVR tiene más que suficiente.

“Tanto críticos de televisión como críticos que no son de televisión han dicho ‘¡gracias!’”, dice mientras ríe. “Si todos ustedes lo dicen, entonces no estoy loco”.

HBO, TBS, Turner Classic Movies y The CW (antes The WB) son unidades de Time Warner, como CNN.