(CNN) – Después de pasar años luchando en algunas de las peores guerras del mundo, la exmiembro de las fuerzas especiales SEAL, Kristin Beck dice que sabe lo que quiere.
“Quiero tener mi vida”, dijo en exclusiva a Anderson Cooper en el programa AC360 de CNN, la noche del jueves.
“He luchado durante 20 años por la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Quiero un poco de felicidad”.
Beck recientemente se declaró transgénero.
Ella escribió acerca de su experiencia en el libro: “Warrior Princess: A U.S. Navy SEAL’s Journey to Coming out Transgender” (Princesa Guerrera: El viaje de un miembro de las fuerzas especiales SEAL hacia el transgénero”).
Es la crónica de su vida cuando era niño y hombre, entonces conocido como Chris Beck.
Atrapado en un cuerpo de hombre
Beck fue desplegado en distintas guerras 13 veces, sirviendo en lugares como Bosnia, Afganistán e Irak. Ella ganó una “Estrella de Bronce” y un “Corazón Púrpura” en su carrera.
A pesar de que se sentía atrapado en un cuerpo equivocado desde la escuela primaria, Beck no lo reveló hasta después de que dejó el ejército en 2011.
Hacerlo antes habría sido un riesgo demasiado grande. Los hombres y mujeres transexuales están prohibidos en el servicio.
“Es una posibilidad que si hubiera tomado, hoy podría estar muerto”, dijo.
“Hay una gran cantidad de prejuicios. Ha habido una gran cantidad de personas transexuales asesinadas por prejuicios, por odio. Cuando salió el libro hubo un apoyo increíble y algunos elogios increíbles, pero también un fanatismo y un odio bastante increíbles”.
Beck dice que no necesita gente que la ame, o incluso que guste de ella.
“Pero yo no quiero que me golpeen y me maten. No tienen que quererme, no me importa. Pero por favor, no me maten”.
“Nadie conoció el verdadero yo”
Beck explica sus años de esconderse viviendo como una cebolla.
De una manera muy profunda, bajo varias capas o pieles, ocultó su personalidad femenina.
Mirando hacia atrás, Beck cree que quiso ser un SEAL porque son “los más duros de los duros”.
Ella pensó: “Puedo hacer que esto se vaya totalmente si estoy en un nivel superior …. Tal vez pueda curarme”.
Pero la sensación de haber nacido en el cuerpo equivocado nunca se fue.
Y durante toda su carrera, Beck mantuvo la boca cerrada.
Ella dice que prácticamente nadie, de las miles de personas con las que trabajaba, conocía su secreto. Estaba muy bien escondido.
“Nadie conoció el verdadero yo,” dijo.
Aunque su identidad estuvo oculta, el resto de lo que Beck ofreció fue verdadero.
“Ofrecí una verdadera hermandad. Hice lo mejor que pude, 150% todo el tiempo, y di la fuerza, el honor y toda mi hermandad a todo militar con quien trabajé”.