CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Fotografías

EXCLUSIVA: Dentro del laboratorio que comprobó el uso de armas químicas en Siria

Por CNN en Español

Por Fred Pleitgen y Andrew Carey

LA HAYA, Países Bajos (CNN) — Cuando los inspectores de la ONU dejaron su hotel para investigar las denuncias de uso de armas químicas en Damasco a finales de agosto, la mayoría de los expertos que viajaban en el convoy de vehículos blindados no eran personal de la ONU.

Nueve de los 12 inspectores eran de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés).

La OPCW implementa la Convención de Armas Químicas, un tratado internacional que prohíbe la posesión de armas químicas y fue ha sido firmado y ratificado por 189 países.

Siria ha pedido unirse, lo que representa para la OPCW quizá el desafío más grande en sus 20 años de historia, ya que el país está envuelto en una guerra civil.

Los expertos de la OPCW han monitoreado el catálogo y la destrucción de armas químicas en países que van desde Estados Unidos a Rusia y Libia. También han trabajado en Iraq, donde fue la primera vez que los inspectores fueron llevados a un campo de batalla.

publicidad

"Intentamos obtener la mayor cantidad de información que podamos sobre lo que hacemos", afirma Frantz Ontal, jefe de formación de inspectores de la OPCW, quien sostuvo recientemente una entrevista exclusiva en el laboratorio de la organización en Países Bajos.

"Queremos saber cómo luce el sitio que fue blanco, queremos saber qué estamos buscando. La información que obtenemos sirve para informar a los inspectores sobre el tipo de equipo de protección que necesitamos vestir", indicó.

Ontal nos llevó a través de las instalaciones de la OPCW y explicó las reglas de los inspectores. Todos con los que nos reunimos afirmaron que no se hicieron a un lado esas reglas durante la reciente visita a Siria para investigar los reportes del ataque con gas del 21 de agosto pasado contra zonas controladas por los rebeldes a las afueras de Damasco.

Estados Unidos y sus aliados han acusado al gobierno sirio de utilizar gas sarín, un potente gas nervioso. Siria niega las acusaciones.

Una vez que se ha localizado el sitio del posible uso de armas químicas, los inspectores utilizan detectores electrónicos especiales para obtener una lectura inicial del tipo de químicos usados, y en qué concentración. Dos diferentes máquinas, con diferentes tecnologías, son usadas para aumentar la confianza en el resultado.

Además de los expertos químicos, el equipo de inspección también incluye expertos en municiones, debido a que es posible que se encuentren con dispositivos que no explotaron. Además, los restos de los cohetes a veces contienen rastros de químicos.

Ontal dice que los inspectores rara vez encuentran agentes químicos en su forma pura, pero crucialmente pueden detectar residuos.

“El santo grial para las pruebas ambientales es el agente puro, el agente mismo. Pero eso no sería práctico. No esperamos encontrar el agente para cuando llegamos. Entonces necesitamos buscar una segunda evidencia. Eso puede ser fragmentos de municiones o el dispositivo utilizado para lanzar el agente. Los fragmentos de municiones pueden decirnos muchas cosas, podrían todavía tener el agente, si quedó algún líquido", señaló.

Identificar las municiones y el dispositivo con el que fue lanzado el agente químico también puede asistir en el proceso de investigación, ya que da pistas sobre quién podría estar detrás del ataque.

Durante el proceso de toma de muestras, el proteger la cadena de custodia es lo más importante. Los inspectores no toman muestras de terceros, por lo que dicen que no obtuvieron muestras de doctores de la oposición que trabajaban en hospitales cuando ocurrió el ataque.

"La cadena de custodia es absolutamente crítica", dice el doctor Hugh Gregg, jefe del laboratorio de la OPCW. "Son nuestros inspectores en el terreno los que toman las muestras. No tomamos muestras de terceros. Nuestros inspectores se aseguran de que saben absolutamente de donde vienen las muestras. Toman fotografías, registran con todo y la hora, y toda esa información sigue a la muestra".

La OPCW dice que esta es la única forma de garantizar la independencia de la investigación ante la posibilidad de un fuerte escrutinio internacional.

Las muestras recolectadas son transportadas en contenedores de metal fabricados para resistir un accidente de aviación. Cuando llegan al laboratorio, los científicos desempacan las muestras y las monitorean con un detector de armas químicas.

En la mayoría de los casos, las muestras se dividen y se envían a varios laboratorios asociados con la OPCW, para asegurar la objetividad de la investigación. Los laboratorios se encuentran en todo el mundo, desde Estados Unidos a Rusia, Alemania o Irán. Las muestras tomadas en Siria siguieron el mismo proceso.

Durante la visita a la instalación en Países Bajos, los inspectores explicaron los efectos del sarín, y cómo incapacita o mata a quienes entran en contacto con él.

Un liquido altamente volatil, el sarín bloquea una enzima que se necesita para controlar las funciones del cuerpo. Los inspectores dicen que las víctimas comienzan a moverse sin control y comienzan a liberar fluidos de forma involuntaria. La mayoría de las muertes ocurren por sofocación o por ahogamiento debido a que la saliva de la víctima inunda los pulmones. Los niños y los ancianos son los más vulnerables.

Aunque el sarín se disipa rápidamente, Gregg dice que sus científicos pueden encontrar rastros de él meses después de haberse usado utilizando un proceso llamado espectrometría de masa cromatográfica de gas (GC-MS).

Ahora que el régimen del presidente Bachar al Asad dice que planea unirse a la Convención de Armas Químicas, lo que pondría su arsenal bajo control internacional, la OPCW sabe que tiene una tarea importante en sus manos.

Gregg afirma que no será algo sencillo. "Deben de ir y atestiguar cuantos cohetes de artillería hay, y que tan lleno está cada uno", indicó.

"Deben de ver los recipientes de almacenamiento, tienen que ver todo eso. Pero catalogar algo depende de qué tantos sitios hay, cuantas municiones diferentes hay. Puede tomar meses", señaló.

Y desde luego, hay aun una guerra civil en Siria, lo que podría hacer más peligrosa la misión. Su trabajo podría enfocarse a salvaguardar la seguridad internacional, pero la OPCW también debe de considerar la seguridad de su propio equipo.