Por Ben Brumfield y David Simpson
Hace exactamente un año, Malala Yousafzai iba de camino a su casa de la escuela, cuando un pistolero talibán subió al bus y le disparó en la cabeza. Casi pierde la vida.
Ahora, la joven de 16 años, quien aboga por la educación de las niñas, es una de las favoritas para recibir el Premio Nobel de la Paz, el cual se entregará este viernes.
Para recordar el aniversario del tiroteo, su autobiografía “I am Malala” (Soy Malala) salió a la venta el martes. La frase se ha convertido en un clamor en la batalla por el derecho a la educación alrededor del mundo.
El libro detalla su odisea, desde estar al borde de la muerte hasta alcanzar fama mundial en sólo un año. También da un vívido recuento de su vida cotidiana en el Valle de Swat de Paquistán, y describe cómo fue que desarrolló su amor por la educación.
Su lucha pública por tener acceso a esa educación y por el derecho de otras niñas de tener ese acceso también, es lo que la puso en la mira del talibán paquistaní.
En el 2009, prohibieron que hubiera niñas en las escuelas del Valle de Swat. Malala anónimamente escribió en un blog para BBC en oposición a esa orden, lo cual hizo crecer la rabia de los militantes islamistas.
Nueva amenaza
El lunes, los talibanes hicieron otra amenaza de muerte en su contra.
El vocero Shahidullah Shahid dijo que la adolescente era un blanco, porque la usaban en propaganda en contra del talibán.
“Si hay cualquier oportunidad de fijar un blanco, ella estaría en nuestra lista otra vez”.
Los talibanes han negado que Malala haya sido un blanco por promover educación para las niñas.
“Los talibanes no se oponen a que las niñas tengan acceso a educación, si ésta se da dentro del ámbito del Shariah y la educación islámica, pero no apoyarían ideas en contra del Islam, ni sistemas de educación con influencias occidentales”, dijo Shahid.
El grupo militante destruyó más de 170 escuelas entre el 2007 y el 2009, según la ONU.
Malala responde
En una entrevista que Malala tuvo en “The Daily Show” el martes, Jon Stewart le preguntó qué haría si un asesino talibán se presentara ante ella otra vez.
“Le hablaría de qué tan importante es la educación, y que incluso quiero una educación para sus hijos”, dijo el martes. “Y también le diría, ‘eso es lo que quiero decirte, ahora haz lo que quieras’”.
Luchar contra el talibán es importante, pero por medio de la paz, el diálogo y la educación, indicó.
Sin embargo, los talibanes a menudo prefieren que sean sus armas las que hablen.
Malala ha vivido fuera de su país natal desde el atentado el año pasado.
Su odisea
El pistolero que se subió al bus hirió a Malala en la cabeza y en el cuello. El conductor aceleró. Los atacantes se escaparon.
Malala quedó en condición crítica.
Los doctores lucharon por salvar su vida; luego, su condición empeoró. Fue sometida a una operación para sacar la bala de su cuello, y mientras la inflamación de su cerebro amenazaba su vida, el equipo quirúrgico cortó una sección de su cráneo para disminuir la presión. Después de la cirugía, permaneció inconsciente por tres días.
La trasladaron al Reino Unido para que recibiera tratamiento médico intensivo y para someterla a múltiples cirugías a modo de reparar el daño que las balas habían causado.
Los doctores cubrieron el gran agujero en su cráneo con una placa de titanio. Malala ha conservado el pedazo de cráneo que le quitaron como un recuerdo de su lucha.
Es un verdadero milagro el hecho de que la abogada por la educación esté con vida; aún más sorprendente resulta el hecho de que no sufriera un fuerte daño cerebral o en sus nervios.
Podio mundial
La amenaza en contra de la vida de Malala la impulsó a ella y a su causa a tomar el podio mundial.
Más allá de su habitación en el hospital en su nuevo hogar, el Reino Unido, el mundo entero sintió compasión por su terrible experiencia, y la transformó en un símbolo global.
Recibió un torrente de apoyo, incluyendo el apoyo de líderes mundiales.
La ONU inició un programa de educación para niñas llamado “Soy Malala”, el nombre que eligió para su biografía.
Este año, se creó el Fondo Malala para apoyar la educación de las niñas alrededor del mundo.
Malala se recuperó y se pronunció ante las Naciones Unidas en Nueva York el 12 de julio, día en que cumplió 16 años.
“Pensaron que las balas nos iban a dejar en silencio, pero fracasaron”, dijo. “Y luego, a partir del silencio, surgieron miles de voces”.