Por Ben Wedeman

VINCENZA, Italia (CNN) — Hace unos años, Vinicio Riva subió a un autobús público en la ciudad italiana de Vicenza. Tomó el asiento vacío más cercano, pero antes de que pudiera sentarse, el hombre en el asiento contiguo le dijo: “¡Vete! No te sientes a mi lado”.

“Yo quería responderle, pero me controlé”, recordó Vinicio, quien tiene 53 años. “Sentí que me aumentó la presión arterial”. Se quedó en el autobús de pie.

“Había un montón de gente en el autobús, y oyeron todo, pero nadie dijo una palabra”.

Vinicio se ha acostumbrado a la falta de amabilidad de los extraños. Tiene una enfermedad genética no infecciosa, la neurofibromatosis tipo 1, que le ha dejado completamente cubierto de tumores, hinchazón y llagas que le provocan comezón.

Su madre, quien ya murió, tenía la misma enfermedad, y su hermana también pero de una forma menos severa.

Su tía, Caterina Lotta, dice que la camiseta de Vinicio a menudo se mancha de la sangre de las llagas.

A principios de noviembre, Vinicio viajó con su tía y decenas de persona más al norte de Italia, a la Ciudad del Vaticano, para asistir a una audiencia pública con el papa Francisco. Vinicio, quien tiene dificultad para mantenerse parado por mucho tiempo, estaba en una silla de ruedas.

“No pensamos que estaríamos tan cerca del Papa, pero la Guardia Suiza nos estuvo llevando hacia adelante, hasta que quedamos en una esquina de la primera fila”, recordó Lotta.

“Cuando se acercó a nosotros pensé que me iba a dar la mano. En su lugar, se fue directo a Vinicio y lo abrazó con fuerza. Pensé que no me lo regresaría porque lo sostuvo muy fuerte. No hablamos. No dijimos nada, pero él me miró como si viera mi interior, una mirada hermosa que jamás hubiera esperado”, contó Lotta.

Vinicio, acostumbrado a las miradas de impresión y al miedo, se confundió  al principio por la decisión con la que actuó el Papa. “Él no tenía ningún temor de mi enfermedad”, dijo. “Me abrazó sin decir nada… me estremecí. Sentí una gran calidez”.

En los momentos de drama, detalles extraños a menudo permanecen vivos . “Miré hacia abajo, a sus zapatos”, recordó la tía de Vinicio. “Pensé que sí, que él es alguien que realmente camina”.

El encuentro duró poco más de un minuto, y pronto Vinicio y su tía estaban de vuelta en el autobús. Él, en un estado de shock combinado con alegría.

“Casi no era el mismo”, dijo Lotta. “Estaba temblando”.

“Sentí que estaba volviendo a casa 10 años más joven, como si me hubiera liberado de una carga”, dijo Vinicio.

Pero la vida volvió a la normalidad pronto. Regresó a su trabajo en una residencia de ancianos donde recolecta y tira la basura, además de otras labores. En los momentos de descanso, disfruta las charlas con los residentes, que no parecen darse cuenta de su condición. Su tema preferido son los altibajos de la Juventus, su equipo de futbol favorito.

Diego Munari , el director de la casa, dijo que la energía de Vinicio y su humor ayudan a mantener el espíritu de los residentes en alto. “Todos los días se encuentra con un montón de gente aquí como él, que charlan y bromean con él”.

Cuando Vinicio termina de trabajar, se monta en su bicicleta para regresar al departamento que comparte con su hermana, Morena. La tía Caterina dice que puede ser perezoso a la hora de preparar la comida y muchas veces prefiere hacer un sandwich para no tener que lavar los platos.

Durante semanas, los productores de CNN en Roma, Hada Messia y Livia Borghese, habían intentando hablar con Vinicio, desde que las fotos de su abrazo con el papa Francisco aparecieron publicadas por primera vez.

Al principio, su familia rechazaba la idea, pero encontraron valor por el encuentro con Francisco. Un cambio se apoderó de él, dijo. “Me siento más fuerte y más feliz. Siento que puedo seguir adelante, porque el Señor me está protegiendo”.

“Ahora que la gente lo ve se asusta menos”, dijo su tía, que también espera que el abrazo del Papa y el furor de los medios de comunicación concienticen a la gente sobre la neurofibromatosis. Le preocupa que los recortes en los servicios sociales y de salud de Italia por los problemas de liquidez afecten a su sobrino.

Vinicio saborea su momento con el Papa, pero dice que todavía tiene asuntos pendientes.

“Espero que él me llame para que podamos tener un encuentro cara a cara y yo pueda decirle muchas cosas”, dijo Vinicio. Una de las señas de identidad del papado de Francisco ha sido el de llamar a la gente, de la nada.

“¿Qué quieres que decirle?”.

“Es un asunto de Vinicio”, dijo, sacudiendo la cabeza en tono de disculpa. “Esto es entre él y yo”.