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Si sabemos que mata, ¿por qué seguimos fumando?

Por Juan Andrés Muñoz

Por Jen Christensen, CNN

CNN -- Fumar puede matarte. Lo sabemos, por lo menos, desde hace 50 años; aun así, millones de personas siguen fumando, y otras miles adquieren el hábito cada año. ¿Por qué?

Sus historias involucran fuertes adicciones, un desafío ferviente, y miles de millones invertidos en hacer que las personas actúen en contra de sus mejores intereses. ¿Qué tan malo es?

En 1965, el 42 por ciento de la población fumaba. Hoy en día, el 19 por ciento de los estadounidenses lo hace, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Esa cifra parece ser relativamente pequeña, pero representa aproximadamente unos 43,8 millones de estadounidenses, y la disminución del número de personas que fuman se ha estancado, dicen los expertos.

Este sábado se cumplió el 50 aniversario del histórico informe de las autoridades de salud de Estados Unidos que relacionaba el fumar con la mala salud. El gobierno ya ha hecho pública otra edición del informe, la número 32.

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A no ser que se dé un cambio drástico, los expertos dicen que el gobierno seguirá publicando estos mismos informes, en los que se advierte sobre los daños del tabaquismo, durante muchos años más.

Fumar todavía es la causa número uno de muertes prevenibles en Estados Unidos y lo ha sido durante décadas. Mata a más personas que la obesidad, el abuso de drogas, las enfermedades contagiosas, las armas de fuego y los accidentes de tráfico, según el CDC.

Alrededor de 443.000 estadounidenses mueren a causa de enfermedades relacionadas con el fumar cada año, según el Departamento de Salud de Estados Unidos.

Incluso el presidente Obama, quien ha impulsado una de las leyes anti-tabaco más estrictas de la historia, admitió en 2009 que dejó de fumar pero que todavía "cae en la tentación" en ocasiones. El deseo de fumar es así de fuerte.

Un retrato de desafío

"Fumar es mi mejor amigo", dijo Barry Blackwell. Blackwell encarna perfectamente el dilema de cómo la cultura de fumar ha cambiado, pero su hábito no lo ha hecho.

Está tan estrechamente ligado al hábito que aparece en una elegante serie de retratos que documenta la vida de los fumadores. "Pensé que era interesante explorar por qué la gente continúa fumando a pesar de la repulsión social", dijo Laura Noel, una fotógrafa profesional y profesora de la Universidad de Emory, quien desea convertir la serie en un libro.

Mientras fotografiaba estos retratos, notó la diferencia de edad entre los fumadores. Los fumadores jóvenes, comentó, lo disfrutan con una suerte de desafío ensayado. "Ves un poco más de adicción cuando las personas se hacen mayores".

Blackwell tiene casi 60 años y dirige el último estudio de revelado de fotografías en blanco y negro en Atlanta. Dice que practica esta otra actividad antigua -fumar- desde que empezaron las advertencias de las autoridades de salud.

Sin embargo, cuando empezó a los ocho años, no sabía nada acerca de los riesgos para la salud.

Blackwell es un hijo de la región del tabaco. Creció en Carolina del Norte. Al igual que varias generaciones que lo antecedieron, pasaba los veranos trabajando en la granja familiar de tabaco. "Todos los que me rodeaban fumaban, todos", dijo Blackwell.

"Cada habitación de la casa tenía un cenicero. No recuerdo que alguien en la escuela me dijera que eso estaba mal. Incluso recuerdo que cuando iba al médico para un chequeo regular, él me examinaba con un cigarro colgando de su boca. Era una forma de vida".

Cuando se alistó en la Marina, diariamente, el gobierno le proporcionaba cigarrillos junto a sus alimentos enlatados. Con el transcurso de los años, sin embargo, su entorno que apoyaba el hábito de fumar cambió.

Fumar a pesar de las restricciones

Su propia madre dejó el hábito hace un par de décadas después de sufrir dolores en el pecho. "Ella ha estado detrás de mí desde entonces", dice Blackwell.

Pocos lugares públicos le permiten fumar. Incluso el parque donde Blackwell solía hacer ejercicio pasó a ser un entorno libre de humo el año pasado. Y mientras bromea respecto a que era "bien parecido en aquel entonces" y que "se divertía más cuando fumar era socialmente más aceptable", ahora es difícil para él salir en citas.

"A las mujeres no les gustan los hombres que fuman", dijo.

Se ha puesto restricciones personales, y ahora se limita a fumar en una habitación, en su "cueva". Sin embargo, no se avergüenza de fumar, y se niega a mentir sobre ello, como lo hace aproximadamente el 40% de los fumadores de cigarrillos tradicionales, de acuerdo a una firma independiente de investigación que llevó a cabo una encuesta reciente en representación de una empresa de cigarrillos electrónicos.

Aun así, Blackwell dice que entiende las razones detrás del engaño. "La gente te ve con menos consideración cuando fumas", dijo Blackwell. Los desconocidos que lo ven fumar le dicen que eso lo matará, afirmó. "Es uno de los pocos prejuicios socialmente aceptables que quedan".

Ha intentado dejar de fumar, pero nada ha funcionado. De hecho, en los años ochenta, tuvo más éxito en dejar una droga que supuestamente es más adictiva. "La cocaína era mucho más fácil de dejar que los cigarros", dijo.

Hay una muy buena razón para ello.

'Ellos perderán su capacidad para hacer una elección libre'

Mientras fumar daña tu salud, no lo notas al principio. Ésa es la razón por la que la Organización Mundial de la Salud llama al tabaco un "asesino gradual".

Para el momento en que los fumadores puedan sentir los efectos, ya serán adictos. "Los fumadores generalmente empiezan a fumar cuando son adolescentes o jóvenes; al principio, fuman en reuniones sociales", dijo Sherry McKee, directora del Laboratorio de Farmacología del Comportamiento de Yale.

"La mayoría de los fumadores jóvenes creen que pueden dejarlo fácilmente en cualquier momento y casi todos creen que no serán fumadores a largo plazo".

"En última instancia, perderán su capacidad de tener la libre elección de fumar", dijo Jed Rose, el director del Centro Duke para Dejar de Fumar en Carolina del Norte.

"Entonces, 30 años después, es cuando normalmente los vemos en nuestros programas tratando desesperadamente de dejar de fumar, porque ahora no pueden pasar un sólo día sin un cigarrillo".

Además, las estrategias de mercadeo del tabaco pueden ser persuasivas. Varios estudios muestran que el mercadeo y la publicidad funcionan, y aumentan la probabilidad de que los jóvenes empiecen a fumar.

En 2011, las compañías de cigarrillos gastaron 8.370 millones dólares en anuncios y gastos promocionales en Estados Unidos solamente, incluso con las estrictas regulaciones federales en materia de publicidad, según el CDC.

Eso significa que se gastaron más o menos 23 millones de dólares al día o 27 dólares por cada estadounidense al año. Las advertencias en los paquetes de cigarrillos en sí han utilizado un lenguaje cada vez más fuerte en el transcurso de los años.

En 1965, la ley federal exigió que la advertencia "Precaución: El consumo de este producto puede ser dañino para la salud" debía estar ubicada en el costado del paquete, según el CDC.

Eso cambió a "Advertencia: Fumar cigarrillos es peligroso para la salud y puede causar la muerte por cáncer y otras enfermedades" en 1967; y en 1969, cambió a "Advertencia: El Cirujano General ha determinado que el fumar cigarrillos es peligroso para su salud".

Los paquetes de hoy en día utilizan una de cuatro advertencias, entre ellas "Advertencia del Cirujano General: Fumar causa cáncer de pulmón, enfermedades del corazón, enfisema, y puede complicar el embarazo" y "Advertencia del Cirujano General: Dejar de fumar ahora reduce considerablemente los riesgos graves para su salud".

Sin embargo, las etiquetas de advertencia en Estados Unidos se consideran "más débiles y menos prominentes" que las de otros países, según el CDC.

Algunas otras naciones usan imágenes gráficas. Un juez federal bloqueó en 2011 un intento de usar tácticas similares en los paquetes de cigarrillos en Estados Unidos.

El juez de Distrito de EE.UU., Richard J. Leon, citó los derechos de la Primera Enmienda contra el discurso inconstitucionalmente impuesto como un factor en su decisión.

Mientras tanto, una fuerte combinación de factores fisiológicos y biológicos hacen que las personas sigan fumando.

"Los productos químicos en los cigarrillos trabajan en las estructuras en lo profundo del cerebro de un fumador, literalmente, alterándolas para que el hábito se vuelva profundamente arraigado", dijo Rose. Con las drogas como la cocaína , puede haber una incomodidad extrema por la abstinencia en los primeros días, pero luego desaparece.

"La adicción a la conducta de fumar puede ser mucho más fuerte que sólo los síntomas de abstinencia a corto plazo de una fuerte droga", dijo.

Eso significa que los fumadores pueden ser más adictos a los comportamientos de fumar que a la nicotina. "Cada movimiento que un fumador hace: encender el cigarrillo, la inhalación, todos los sentimientos y sensaciones que esto implica; el paquete completo se vuelve altamente adictivo", dijo Rose.

Es por eso que, cuando ayuda a las personas a dejar de fumar, Rose dice que su organización ha encontrado que un parche o pastilla o medicamento, aunado a técnicas de cambio de comportamiento, resulta más efectivo.

También están explorando los cigarrillos electrónicos como alternativa.

Decisiones de quienes dejan el hábito

La modificación de la conducta y el parche: ese es el enfoque que el fumador Derrick Jones está asumiendo como propósito de Año Nuevo para dejar de fumar.

Jones no recuerda por qué empezó a fumar. De hecho, este asesor de comunicaciones de 36 años dice que les prohibía a su madre y a su abuela que fumaran cuando iban con él en el auto.

Él piensa que comenzó a calmar el estrés cuando se trasladó a Washington a mediados de los años noventa. Trató de dejar de fumar la primavera pasada, pero el "alcohol" era un factor desencadenante, indicó.

No puede evitar estar cerca del alcohol; los domingos es el anfitrión de un karaoke en un bar local, y dice que eso siempre le deja con deseos de fumar.

Esta vez, el parche parece ayudar, pero interrumpe su sueño. "El parche me da pesadillas y me despierta a las 5 de la mañana", dijo Jones.

Va al gimnasio esas mañanas. El ejercicio parece ser una distracción positiva, dijo.

"Pensé que cambiaría todo de una vez, mis hábitos alimenticios, hábitos de ejercicio y el hábito de fumar, para estar mejor preparado para un cambio total".

Blackwell, mientras tanto, piensa que ha renunciado a intentar dejarlo.

"Todavía corro y aún estoy saludable y he tenido muchos fumadores en mi familia que llegaron a cumplir más de 80 años de vida", dijo Blackwell. "Fumar siempre está conmigo, mucho después de que los amigos y las personas se han ido. Los cigarrillos siempre están aquí".