Por Jacque Wilson and Jen Christensen
(CNN) — Escoger alimentos más saludables en la tienda de comestibles podría muy pronto ser más fácil.
La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) está proponiendo varios cambios a las etiquetas de información nutricional tradicionales que ves en los empaques de alimentos y bebidas. Si se aprueban, las nuevas etiquetas pondrían un mayor énfasis en el total de calorías, azúcares adicionados y en ciertos nutrientes, tales como la Vitamina D y el potasio.
La FDA también está proponiendo cambios sobre los requerimientos del tamaño de las porciones, en un esfuerzo por reflejar más precisamente lo que la gente usualmente come o bebe. Por ejemplo, si compras un refresco de 20 onzas, probablemente no dejarás de beber en la marca de 8 onzas. Las nuevas normas requerirían que la botella de refresco tenga el tamaño de una porción, para que sea más fácil calcular las calorías.
Esta es la primera revisión de las etiquetas de información nutricional desde que la FDA empezó a exigirlas hace más de 20 años. Ha habido un cambio en las prioridades de los compradores, conforme comprenden mejor la nutrición y la gente aprende lo que debería revisar en una etiqueta, dijeron los oficiales de la administración.
“Tú como un padre y consumidor deberías ser capaz de entrar a tu tienda de comestibles local, tomar un producto de la estantería y poder decir si es bueno para tu familia”, dijo la primera dama Michelle Obama, en un comunicado de prensa. “Así que esto es algo importante y hará una gran diferencia para las familias de todo el país”.
Las etiquetas propuestas eliminarían la línea de las “calorías derivadas de la grasa” que actualmente ves en las etiquetas, enfocándose en cambio en el total de calorías que hay en cada porción. Los nutricionistas han llegado a entender que el tipo de grasa que estás comiendo es más importante que las calorías de esa grasa. Por lo mismo, el desglose del total de grasas comparado con las grasas saturadas y trans permanecería.
Las etiquetas propuestas también indicarían la cantidad de azúcar adicionada que contiene el producto. Ahora, es difícil saber cuál es el azúcar que se encuentra de forma natural y cuánta ha sido añadida por el fabricante.
Químicamente, el azúcar adicionado es lo mismo, pero los estudios demuestran que muchos americanos comen más azúcar de lo que se dan cuenta. La Asociación Americana del Corazón te recomienda limitar el azúcar adicionado a no más de la mitad de tus calorías discrecionales diarias. Eso significa que para un hombre norteamericano sería de aproximadamente unas 150 calorías por día o nueve cucharaditas. Para las mujeres, es una cantidad más pequeña, no más que 100 calorías por día de azúcar adicionado o aproximadamente seis cucharaditas de azúcar.
La FDA además plantea actualizar los valores diarios para ciertos nutrientes como sodio, fibra dietética y vitamina D. Por ejemplo, el límite diario para el sodio era de 2.400 miligramos. Si las nuevas normas entran en vigor, el valor diario será de 2.300 miligramos, dijeron los oficiales de la administración.
A las compañías de alimentos y bebidas también se les solicitará declarar la cantidad de vitamina D y potasio en un producto, así como de calcio y hierro. La investigación muestra que los estadounidenses tienden a no consumir suficiente vitamina D para una buena salud ósea. Y el potasio es esencial para mantener tu presión arterial bajo control.
Funcionarios de la Administración dijeron que el 17% de las necesidades actuales del tamaño de la porción va a cambiar y la FDA está agregando 25 categorías para los productos que no eran comúnmente encontrados hace 20 años (piensa en empanadas chinas, aceite de sésamo y tomates secados al sol).
La mayoría de los tamaños de las porciones requeridas subirán; nadie come solo la mitad de una taza de helado, por ejemplo. Otros, como el yogur, se estarán reduciendo.
Con este anuncio, la FDA ha abierto un periodo de comentarios de 90 días, durante el cual los expertos y los miembros del público pueden dar su opinión sobre las normas propuestas. Luego, la FDA emitirá un reglamento final. Los funcionarios dijeron que esperan completar el proceso este año.
Por lo que las empresas fabricantes tendrán dos años para implementar los cambios.
Las etiquetas de nutrición han permanecido más o menos igual durante décadas. No fue sino hasta finales de 1960 que la mayoría de las etiquetas de alimentos detallan cualquier información nutricional.
En ese entonces, las etiquetas con la cantidad de calorías o sodio se utilizaban principalmente en productos que la FDA consideraba que tenían “regímenes especiales”, para las personas con presión arterial alta que estaban teniendo cuidado con el sodio, por ejemplo.
En ese tiempo, la mayoría de las personas preparaba los alimentos en casa, por lo que no había una gran demanda de esta información. Eso cambió a medida que más gente comenzó a comer alimentos procesados.
Al darse cuenta de la tendencia, la Casa Blanca reunió en una conferencia a nutricionistas y productores de alimentos en 1969. Al inicio, la etiquetación de alimentos era voluntaria. No fue sino hasta 1990 que la FDA requirió etiquetas nutricionales para la mayoría de los alimentos preparados y envasados. Las etiquetas de los productos crudos y pescado siguen siendo voluntarias.
Actualmente, más estadounidenses están interesados en lo que está en estas etiquetas de información nutricional, según investigaciones.
Un estudio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos publicado el mes pasado mostró que el 42% de los adultos en edad laboral, entre 29 y 68, revisaron estas etiquetas casi siempre o todo el tiempo al hacer compras. Alrededor del 57% de estadounidenses mayores de 68 también lo hicieron. Eso es más que en el 2007, cuando 34% de los adultos en edad laboral revisó la etiqueta y el 51% de los estadounidenses mayores de 68 lo hicieron.
El incremento es una buena noticia dado que Estados Unidos lucha contra una epidemia de obesidad. Algunos estudios han mostrado que la gente que lee las etiquetas come de forma más saludable. Más de un tercio de todos los estadounidenses están obesos, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.