Por Astro Teller
Nota del editor: Astro Teller es el capitán de Moonshots en Google X, el laboratorio de investigación de Google que se enfoca en las grandes ideas que pueden cambiar el mundo. Él supervisa los proyectos X como Google Glass y el vehículo autónomo. Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las del autor.
(CNN) – La tecnología está en todas partes. Está en nuestras casas, autos, lugares de trabajo; está en tu bolsillo ahora mismo. Esto no es nada nuevo. Hemos sido condicionados a creer, a pesar del ocasional y distópica película taquillera del verano, que la tecnología nos hace la vida más fácil.
Constantemente nos dicen que todas esas pequeñas computadoras que llevamos con nosotros mejoran, mantienen el ritmo mientras crecemos como sociedad y nos permiten llevar vidas más eficientes y felices.
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La tecnología es algo bueno. Creo que eso es cierto. Pero, mientras más soy testigo de su evolución, más pienso que la estamos desarrollando mal la mayor parte del tiempo. La forma en que la tecnología interactúa con nosotros está lista para pasar por una seria revisión.
Es verdad que la tecnología tiene el potencial de ayudar a la sociedad radicalmente. Pero la tecnología por sí sola no logra esas cosas. Es en la transición de la idea al producto tangible cuando se determina el destino de la tecnología.
Douglas Adams dijo una vez: “Tecnología es una palabra que describe algo que todavía no funciona”. Las tecnologías a menudo fallan no porque no funcionen; ellas nos fallan porque sabemos que están ahí.
La tecnología, en su máxima expresión, no es un súper aparato que le mostramos a nuestros amigos. Es, en cambio, algo más parecido a los sistemas de freno antibloqueo aparentemente comunes de los autos que conducimos.
Cuando presionas tus frenos ABS, no estás frenando. Le estás haciendo una petición a un robot. El robot entonces procesa la petición y frena por ti. Solo debes frenar de forma totalmente natural, expresando tu intención (por ejemplo, qué tan rápido te gustaría detenerte). Ofreces orientación con tu pie en el pedal, lo que le permite al robot hacer su trabajo interpretando esa orientación y asegurándose de que no patines. Este es el procesamiento de un deseo de alto nivel al permitir que la tecnología se ocupe de los detalles de bajo nivel.
Cuando una tecnología alcanza este punto de invisibilidad, esta habrá llegado a su máximo objetivo: convertirse en parte de nuestra rutina, sin que haya cambios entre nosotros y la tecnología. La tecnología nos encuentra al 100% del camino, justo donde la queremos y necesitamos, justo en el punto donde mejora nuestras vidas y no nos quita nada. No se lleva nuestra atención, no nos detiene el ritmo, y no nos hace cambiar la forma en que vivimos nuestras vidas.
Lo que inspiró la creación de Google Glass fue en parte el darse cuenta de que los productos de la tecnología de consumo a menudo no están a la altura de esos estándares. Entonces, empezamos a ver más detenidamente a las personas a nuestro alrededor y la forma en que interactúan con la tecnología. Encontramos que estaban viviendo en un mundo dividido por sus vidas digitales y sus vidas físicas en el momento.
Sé que a algunas personas les preocupa que las tecnologías conectadas portátiles se convertirán en el próximo paso en el camino de captar nuestra atención, y profundizarán aún más la división entre nuestras vidas físicas y digitales, justo otra tecno-distracción.
Estamos de acuerdo. Por lo tanto, estamos desarrollando el diseño de Google Glass para facilitar el llevarle a las personas la tecnología de la que dependen sin sacarlos del momento. La estamos construyendo para que nuestra vida digital se integre a la perfección y de manera más elegante con nuestra vida física, o incluso para eliminar esas barreras por completo. Aspiramos a que Google Glass ayude a quienes los llevan a estar en el momento de manera más natural sin tener que “operar” nada.
La tecnología portátil más exitosa en la historia de la humanidad es algo que las personas ya ni siquiera ven como tecnología: los anteojos. Inventados hace 700 años, funcionaron porque, más que nada, hacían que el mundo fuera más claro y visible para quienes tenían una visión borrosa. Además hicieron que el mundo fuera más rico que si no los llevabas puestos.
La sociedad ha adoptado los anteojos a tal punto porque nos ofrecen la mejor clase de tecnología; no hay manual del propietario, no tenemos que pelear con la interfaz del usuario, y nos olvidamos de que están ahí, y los notamos solo en su ausencia.
Google Glass, si lo desarrollamos de la manera correcta, debería convertirse en una mejora 10X de ese tipo de experiencia. Las personas que utilizan Google se olvidarían de que las llevan puestas, al igual que cuando no recuerdas durante el día que llevas puestos tus anteojos… hasta que no lo haces.
La meta de Google Glass es tomar tu experiencia sensorial base del mundo y dártela en una mejor forma, más llevadera, agradable y hermosa, sin tener que comprometer nada de tu parte. Es nuestro trabajo asegurarnos, según la formulación de Adams, que Glass simplemente funcione.