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Enfermedades

Plantas de tabaco, ¿la clave para los medicamentos contra el ébola?

Por CNN en Español

Por Madeleine Stix

(CNN) — Mientras Thomas Eric Duncan permanece en estado crítico en un hospital en Dallas, y el periodista estadounidense Ashoka Mukpo se encuentra ya en el país, muchos se preguntan: ¿recibirán un medicamento experimental como otros pacientes con ébola tratados en Estados Unidos?

El médico Kent Brantly y Nancy Writebol recibieron un suero experimental llamado ZMapp, diseñado de anticuerpos extraídos de ratones. Todavía quedan preguntas sobre el grado en el que ZMapp fue responsable de la recuperación de los pacientes, pero la demanda del medicamento aumentó.

Desafortunadamente, el proceso utilizado para hacer las dosis indicada para Brantly, Writebol y algunos otros pacientes es costoso y requiere de mucho tiempo. Los funcionarios de salud pública buscan formas de desarrollar más de este medicamento experimental rápidamente. Las plantas de tabaco podrían ser la clave.

En el mundo de la salud y la medicina, la palabra tabaco normalmente lleva las palabras cáncer, enfisema y enfermedades del corazón a la mente. Pero en años recientes la reputación desfavorecedora de la planta ha cambiado desde el desarrollo de farmacéuticos a través de una técnica efectiva, rápida y que reduce los costos, la cual ha sido nombrada “biofarmacéutica”.

Los medicamentos de plantas de tabaco no son un concepto nuevo. Pero no hay tratamientos que se desarrollen actualmente a través de plantas de tabaco que sean aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Eso podría cambiar mientas el virus mortal del ébola continúa propagándose a través de África occidental, donde mató a más de 3,300 personas.

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Kentucky BioProcessing en Owensboro, Estados Unidos, fue una de las primeras empresas farmacéuticas que tuvo la tarea de desarrollar el suero ZMapp a través de plantas de tabaco. La empresa trabaja en colaboración con la empresa Mapp Biopharmaceutical de San Diego, la cual desarrolló la vacuna ZMapp, desde agosto.

Los ojos también están puestos en la empresa de biotecnología de Texas, Caliber Biotherapeutics, que ese mismo mes afirmó que estaba lista para acelerar el medicamento si se necesitaba. La empresa, que dice opera la mayor instalación farmacéutica de plantas de tabaco en el mundo, trabaja en reducir los costos y aumentar las cantidades de ciertos medicamentos contra el cáncer a través de tabaco modificado genéticamente.

Los medicamentos y vacunas son fabricados en muchas formas. Por ejemplo, las vacunas contra la gripe son producidas más comúnmente al inyectar huevos de gallina fertilizados con el virus. El virus es incubado durante días para que pueda replicarse, extraerse, inactivarse o debilitarse, y después es convertido en una vacuna contra la gripe o spray nasal.

El proceso puede costar alrededor de 150 millones de dólares cada año, utilizando huevos de  600,000 dólares cada día. Las plantas de tabaco pueden producir anticuerpos en mucho menos tiempo por una fracción del costo, dicen los partidarios.

El proceso comienza al clonar un gen e insertarlo a un virus. Ese gen infectado es inyectado a la planta de tabaco, donde se multiplica dentro de las hojas antes de que se extraiga y sea purificado.

A diferencia de los productos basados en huevos y células mamíferas, cada planta de tabaco puede producir suficientes anticuerpos paradocenas de dosis de un farmacéutico, dicen los expertos. Las plantas también son fáciles de contener y fabricar en ambientes controlados como invernaderos.

Medicago Inc., una empresa biofarmacéutica en Carolina del Norte, Estados Unidos, produjo 10 millones de vacunas contra la gripe en 30 días utilizando plantas de tabaco en un esfuerzo financiado federalmente y llamado “Blue Angel”. El programa probó la perspectiva de producción rápida de vacunas en el caso hipotético de una pandemia global de salud. Se estima que la empresa podría generar hasta 100 millones de dosis por tan poco como 36 millones de dólares.

La empresa biofarmacéutica canadiense, PlantForm, utiliza el tabaco para producir un medicamento que reduce la tasa de crecimiento de tumores de cáncer de mama. El medicamento es una forma “biosimilar” de un medicamento actual en el mercado llamado Herceptin, normalmente producido al crear anticuerpos en células mamíferas de ovarios de los hámsteres.

El tratamiento actual cuesta hasta 100.000 dólares por paciente, según PlantForm. La empresa estima que hasta 120 millones de dólares podrían ahorrarse para 2017 al fabricar el medicamento con plantas de tabaco en su lugar.

Uno de los programas pioneros en utilizar tabaco para fabricar la vacuna es el Programa Owensboro de Investigación de Cáncer de la Universidad de Louisville en Kentucky, Estados Unidos.

Desde 2007, utilizó un familiar del tabaco, llamado nicotiana benthamiana, para desarrollar vacunas de todo desde el cólera hasta el cáncer cervical. En agosto, el centro anunció que recibió una ayuda de 14.7 millones de dólares para producir un gel hecho de hojas de tabaco aplastadas que previene la transmisión del VIH.

El proceso involucra aislar una proteína llamada griffithsin, que puede encontrarse en las algas rojas. La proteína defiende el VIH al pegarse a la superficie exterior de una célula infectada con VIH, protegiendo a las células no infectadas del virus. Una vez aislada, la proteína es inyectada a la planta de tabaco y es extraída 12 días después. Es aplastada, purificada y mezclada en un gel que puede utilizarse como lubricante.

"Esperamos que el gel sea tan efectivo como el condón”, dijo el científico y doctor Kenneth Palmer.

Palmer, nativo de Zimbabue, estudia farmacéuticos de plantas desde 1997 cuando recibió su doctorado en la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica.

Antes de trabajar con tabaco, Palmer estudió las perspectivas de utilizar maíz para desarrollar farmacéuticos. Aunque las plantas comestibles son igual de buenas que el tabaco para la biofarmacéutica, Palmer dijo que no son el camino a seguir:

"No quieres arriesgar que se contamine el suministro de alimentos con farmacéuticos”.

Una empresa aprendió eso por la mala.

En 2002, ProdiGene, una empresa biofarmacéutica de College Station, Texas, fue multada con tres millones de dólares después de que una vacuna producida con maíz contra la diabetes y diarrea casi contaminó una cosecha de soya en Nebraska y Iowa.

El incidente generó muchas críticas contra el desarrollo de farmacéuticos obtenidos de plantas, y la FDA y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos implementaron regulaciones nuevas y más estrictas para probar farmacéuticos diseñados a través de cosechas de alimentos.

Hasta la fecha, solo hay un farmacéutico de plantas aprobado por la FDA: Elelyso, que contiene una enzima diseñada a través de células de zanahoria. El medicamento trata la enfermedad de Gaucher, un trastorno genético raro que impide que las células y órganos funcionen apropiadamente.

Palmer no culpa a la FDA por el embotellamiento en la aprobación de biofarmacéuticos. En su lugar, afirma que en comparación con la tecnología utilizada para fabricar farmacéuticos, la biofarmacéutica todavía es relativamente nueva. Ve al éxito de ZMapp como un gran catalizador para el movimiento en la industria: “Desafortunadamente como es esto, la epidemia del ébola en África occidental es una enorme ventaja para este campo”, dijo Palmer. “Creo que solo ayudará a validar la tecnología como una opción viable”.