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Deportes

Mia Hamm, de las canchas a las juntas directivas del fútbol

Por Álvaro Valderrama

Por Tom McGowan

(CNN) — Es una de las mujeres más poderosas del fútbol después de romper las barreras más notables del deporte, pero incluso Mia Hamm no es inmune a las demandas de la monotonía doméstica.

“Perdón por todo el ruido”, dice mientras el ruido de los obreros y niños que gritan se escucha por el teléfono. “Las personas que se suponía tenían que estar aquí hace 30 minutos para arreglar nuestras alfombras, ¡acaban de llegar!”.

Una madre orgullosa de gemelas de siete años y un bebé, Hamm fue, durante la mayor parte de dos décadas, la mayor futbolista de Estados Unidos.

Aunque es ganadora del Mundial y doble medallista de oro olímpica; descrita como “la mayor estrella del fútbol de todos los tiempos nacida en Estados Unidos”, se apresura a reírse de títulos tan elevados.

“Solo soy una exfutbolista que cada día tiene que levantarse, llevar a sus hijos a la escuela y descifrar qué hacerles para almorzar y cenar”, dijo a CNN, Hamm de 42 años, quien jugó para la selección femenil de Estados Unidos en más de 200 ocasiones entre 1987 y 2004.

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Sin embargo, no solo es llevar a sus hijos y los almuerzos de sus hijos lo que le importa a Hamm en estos días. Nombrada miembro del consejo de directores en el gran club italiano Roma, ocupa una posición dentro del deporte que pocas otras mujeres pueden igualar.

Así como su papel en la “Ciudad Eterna”, la nativa de Alaba es una dueña minoritaria del recién formado Los Angeles Football Club (LAFC); que se unirá a la Major League Soccer (MLS) en 2017.

"Nunca me paré y dije, ‘voy a hacer esto para meter a más mujeres en el fútbol’”, dice Hamm sobre su designación en Roma, que es propiedad del inversionista italoamericano, James Pallotta.

"Pero me enorgullezco del hecho y lo veo como una gran responsabilidad, asegurarme de hacer el mejor trabajo posible.

"Personalmente no dije que sí solo para llenar una casilla. Creo que pronto aprenderán que tengo opiniones, tengo ideas”.

Los vínculos de Hamm con la capital italiana van más allá de la junta directiva.

Sus padres vivieron en la ciudad durante más de cuatro años cuando era más joven, con su padre; un piloto de la Fuerza Aérea, trabajando en la embajada de Estados Unidos en Roma.

Allí fue cuando Hamm se volvió consciente del equipo afectivamente conocido como los “Giallorossi” (los amarillo-rojos).

“Fue uno de los clubes que podía seguir en la televisión local”, explica. “Eran los colores que veía cuando caminaba por Roma.

“Así que mis vacaciones, Navidad y un par de semanas en el verano las pasaba en Roma. El AS Roma era el equipo que comencé a seguir en ese entonces”.

Pallotta, quien tomó el mando del Roma en 2012, tiene grandes ambiciones para el club que incluyen la construcción de un nuevo estadio de 52,000 asientos para los tres veces campeones italianos.

La visión del bostoniano le atrajo a Hamm, quien espera levantar el perfil internacional del club; especialmente en Estados Unidos.

Quiere asegurar que “cuando las personas hablen sobre sus equipos favoritos, AS Toma sea uno de los equipos que sale de su boca” y espera que el club continúe su tendencia reciente de hacer una gira por Estados Unidos durante la pretemporada europea.

"Me gustaría ser parte de so y ayudar a recibir apoyo de fanáticos”, insiste. “Aunque sé que hay un increíble apoyo de aficionados aquí para la Roma”.

La propia relación de Hamm con el juego se remonta a su niñez cuando, quizá sorpresivamente, tuvo dificultades para convencer a su entrenador que la dejara jugar.

Ese entrenador era su papá, y la ansiosa Hamm apenas si acababa de dejar los pañales.

“No me permitieron jugar fútbol hasta que cumplí cinco”, dice Hamm. “Tenía un hermano mayor y una hermana que tenían un año de diferencia. Estaban en el mismo equipo y mi papá los entrenaba.

"Solo recuerdo pararme en la línea de banda, recolectando balones para ellos cuando se salían, esperando que mi papá dijera, ‘oye Mia, ¿quieres entrar?’.

"Esos son algunos de los primeros recuerdos, paseando con hermanos mayores, vencidos por ellos y sus amigos en prácticas pero queriéndolos.

"Solo quería pertenecer a un equipo”.

Eventualmente su padre cedió y finalmente dejó que la precoz niña recogebalones entrara a la lucha.

Hamm no miró atrás.

Su brillante carrera vio a la goleadora ayudar a crecer al fútbol en Estados Unidos, primero, como la miembro más joven de la plantilla que ganó el Mundial Femenil inaugural en 1991.

La gloria olímpica siguió mientras Hamm añadió una medalla de oro a su currículo en frente del apoyo local ferviente en los Juegos de Atlanta de 1996.

Tres años después; de nuevo en casa, Hamm anotó en una tensa tanda de penales mientras Estados Unidos venció por poco a China en Pasadena Rose Bowl para levantar el Mundial por segunda ocasión.

Adelanta el tiempo a Atenas 2004 y se convirtió en doble campeona olímpica, y añadió una medalla de metal a su colección de preciosas medallas en los Juegos de 2000 en Sydney.

Las experiencias de Hamm dentro de equipos tan exitosos tuvo un efecto profundo en ella mientras crecía con confianza, aprendía a trabajar con otros, y también impulsaba su autoestima.

Sobre todo, aprendió cómo manejar el fracaso.

"Tenemos dos hijas que tienen aproximadamente siete años y medio y veo la emoción”, explica, “las lecciones que aprenden cada vez que salen”.

"No es sorpresa para mí. Ves en la junta, no solo con las atletas sino con las empresas de Fortune 500, y las mujeres que están en la cima de posiciones ejecutivas jugaron algún tipo de deporte mientras crecían. Hablan sobre el empoderamiento que sintieron.

"Motivar a los niños y todas esas cosas maravillosas que experimentan y aprenden a través del deporte son tan importantes. Mucho más de lo que recibirías al sentarte enfrente de tu televisor”.

Así como su papel en Roma, Hamm es parte de una banda de celebridades que firmaron como dueños minoritarios del LAFC, un nuevo equipo que espera actuar como rival de Los Angeles Galaxy, que ganó su quinto campeonato en 2014.

La leyenda de la NBA, “Magic” Johnson, y el esposo de Hamm, Nomar Garciaparra, un exbeisbolista profesional, son parte de un equipo de dueños lleno de estrellas.

La expansión continua de la MSL; que el comisionado Don Garber espera llegue a 24 equipos para 2020, es prueba de la creciente popularidad del fútbol en Estados Unidos, con las mujeres siendo parte de las filas profesionales.

Formada en 2013, la Liga Nacional de Fútbol Femenil (NWSL, por sus siglas en inglés) permite que ocho equipos compitan por la gloria local, un desarrollo positivo después de múltiples pasos en falso para el deporte femenil en Estados Unidos, el revés más reciente fue cuando Futbol Profesional Femenil dejó de operar en 2012.

Aunque el país también impulsa la Liga Premier de Fútbol Femenil; que alberga equipos profesionales y amateur, Hamm espera que la NWSL pueda cimentarse en el escenario deportivo de la nación.

"El éxito de la MLS ayudará a la NWSL”, insiste Hamm. “El éxito de las selecciones nacionales estadounidenses ayudará a la NWSL.

"Hay varios equipos que están vinculados a clubes de la MLS y que podrían ser el potencial para el futuro donde podemos compartir instalaciones, compartir infraestructura.

Así que cuando LAFC entre a la liga, ¿también impulsará un equipo femenil?

"No sé todavía”, dice una cándida Hamm. “Para mí, tiene sentido, en uno de los mayores semilleros de fútbol femenil del país, sino es que del mundo.

“Al ser parte del grupo de dueños, tenemos mucho trabajo por delante de nosotros. El equipo femenil no es su primera prioridad, pero quiero que esté en la conversación.

"Voy a asegurarme de que sea algo discutido consistentemente debido a que es lo correcto y esta área lo apoyará. Hay tantas jugadoras talentosas en esta área, en toda la costa”.

En lo que se refiere a Hamm, el futuro del fútbol estadounidense es brillante; sin importar el género.

“Siempre tengo esperanzas, amo demasiado este juego”, dice. “No significa que sea ingenua, sino que quiero que el deporte tenga éxito en este país y el lado femenil es una gran parte de eso”.