(CNN Español) – Faryd Camilo Mondragón Alí nunca va a olvidar el 24 de junio de 2014 en Cuiabá Brasil. Después de 16 años y tres intentos fallidos para regresar a una Copa del Mundo, estaba defendiendo de nuevo el arco de lo que él llama el “amor de sus amores”: la selección colombiana de fútbol.
El partido contra Japón no sólo sirvió para que Mondragón —a sus 43 años y tres días— se convirtiera en el futbolista con mayor edad en jugar un Mundial, sino para consolidar el momento de la que sería la mejor selección Colombia en la historia de los mundiales.
El portero formado en la cuna del Deportivo Cali recuerda ese instante como un logro colectivo y jocosamente como una revancha sobre Roger Milla: aquél camerunés que aprovechó un desacierto de René Higuita para eliminar a Colombia en los octavos de final del Mundial de Italia en 1990. En ese entonces Milla tenía 38 años, pero regresó al Mundial de Corea y Japón a imponer la marca que Mondragón le arrebató.
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Junto a Mario Alberto Yepes, Mondragón era el último exponente activo de la llamada generación dorada del fútbol colombiano que ganó el reconocimiento mundial gracias a figuras como Carlos Valderrama, Freddy Rincón, Leonel Álvarez, René Higuita, Faustino Asprilla y Óscar Córdoba, por nombrar algunos.
Fueron poco más de dos décadas de fútbol internacional de las que fue testigo y a las que su amigo Jorge Valdano le calificó como “haber jugado el fútbol a blanco y negro y a color”.
Sin los Mondragón, Valderrama, Rincón, Asprilla… Colombia no tendría hoy a jugadores como Ospina, Rodríguez, Falcao, Teo Gutiérrez.
Y si hay que buscar un enlace que une a dos generaciones tan talentosas, ese vínculo está entre Mondragón y Yepes.
El aportar su experiencia de lo bueno y no tan bueno que han vivido en sus carreras para la presente generación ayudó a generar un proceso de madurez acertado. Mondragón reconoció que aprendió a bailar reguetón y salsa-choque para acoplarse a las nuevas figuras, pero a cambio les enseñó qué hacer para poder clasificar a un Mundial y tener una presentación decorosa.
Todo ello no sería posible, como el propio exfutbolista reconoce, sin las enseñanzas del técnico José Néstor Pékerman sumadas a una fórmula que mezcla equidad y humildad en el grupo.
Después de 24 años como futbolista profesional, la carrera de Faryd se resume en 11 clubes de 8 países distintos, tres mundiales de fútbol y 5 eliminatorias.
Ahora en su retiro es conferencista y hasta planea una incursión a los medios. La idea de compartir lo que le ha dado su profesión no se aleja de su esencia, del respeto y de la caballerosidad que mostró siempre en las canchas.
“No se puede acostar siendo futbolista y amanecer periodista”, admite Faryd.