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Por Stephen Collinson

Washington (CNN) — El Partido Republicano está tan comprometido a frustrar el acuerdo del presidente Barack Obama con Irán, que recurrió a una táctica por la que desde hace mucho tiempo lo han condenado: escribir una carta a Teherán.

En un desafío poco habitual y controvertido a la autoridad presidencial que desencadenó una intensa pelea con la Casa Blanca, 47 senadores republicanos advirtieron el lunes al gobierno iraní que cualquier acuerdo al que llegue con Obama podría valer menos que el papel en el que esté escrito una vez él deje el cargo en menos de dos años.

La medida representa una seria intensificación de la campaña de los republicanos a fin de frenar el intento de Obama para suspender el programa nuclear de Irán, uno de los retos más importantes para la seguridad nacional que Estados Unidos enfrenta, y un elemento clave del legado presidencial.

Esto también hace énfasis en el feroz escepticismo del Congreso —que no se limita a los republicanos— respecto a que la diplomacia de Obama pueda hacer retroceder substancialmente el programa nuclear de Irán, así como la incertidumbre en relación a que cualquier acuerdo se mantenga.

Los críticos dicen que la intervención de los senadores marca una peligrosa intrusión en el poder tradicional que tiene el presidente para dirigir la política exterior.

‘Casi sin precedentes’

“Esto no está bien desde el punto de vista del procedimiento”, dijo Nicholas Burns, un exdiplomático de profesión de Estados Unidos que trabajó en funciones importantes para presidentes republicanos y demócratas, y calificó la carta como algo “casi sin precedentes” en su profesión.

Está “muy por delante del presidente y es inútil”, añadió. “La Constitución le da a nuestro presidente una gran autoridad para dirigir la política exterior, y no podemos ser una nación eficaz cuando… los miembros del Congreso intentan dirigir la política exterior de Estados Unidos en una negociación”.

Mientras tanto, el vicepresidente Joe Biden intensificó un contraataque de la Casa Blanca contra los republicanos que firmaron la carta con una feroz declaración, en la que acusó al Partido Republicano de ignorar dos siglos de precedentes y amenazar con debilitar la capacidad de los futuros presidentes para llevar a cabo negociaciones en nombre de Estados Unidos.

Biden, quien pasó casi cuatro décadas en el Senado, dijo que la carta “se encuentra debajo de la dignidad de una institución que venero”.

Pero aunque la táctica republicana ciertamente es inusual, la idea de que los políticos deben presentar un frente unido —que un presidente debe ser el único árbitro de la política exterior— ha sido cuestionada frecuentemente por aquellos que sentían que valía la pena arriesgarse.

Las cintas de audio dadas a conocer recientemente parecen confirmar las sospechas que existieron desde hace mucho tiempo respecto a que el candidato republicano Richard Nixon envió asesores para bloquear un acuerdo de paz en relación a la guerra de Vietnam a fin de asegurar su elección en 1968. En 1987, el entonces presidente Ronald Reagan se quejó respecto a que el presidente de la Cámara, Jim Wright, se había involucrado erróneamente en las conversaciones de paz en Nicaragua. Más recientemente, los demócratas intentaron retener los fondos para la guerra de Iraq a fin de frustrar la política exterior de George W. Bush.

El historiador de Princeton, Julian Zelizer, señaló que al menos en este caso, los republicanos no estaban comprometidos con una diplomacia “oculta” porque su carta a Irán era pública: “Esto realmente no es una negociación, ni nada que se le parezca. Es más un enfrentamiento con el presidente”.

Mientras podría no ser inaudita, la intervención de los republicanos sigue siendo un fuerte indicio de que los republicanos no tienen la intención de retirar sus esfuerzos por interrumpir las negociaciones de Obama con Irán a medida que entran en la recta final… y que creen que pueden desarticular cualquier acuerdo al que lleguen posteriormente.

Cómo funciona el acuerdo

Eso se debe a que el acuerdo, el cual tiene una fecha límite de finales de marzo para tener un marco básico, se basa en la idea de que Irán se beneficiará del hecho de que se levanten las sanciones de forma gradual, las cuales han afectado su economía, a cambio de acceder a suspender su programa nuclear y las inspecciones intrusivas en sus instalaciones.

Obama tiene el poder de suspender algunas sanciones y levantar medidas que fueron impuestas por el poder ejecutivo y otras restricciones internacionales. Pero varias de las medidas más punitivas, entre ellas algunas sobre el sector financiero de Irán, fueron impuestas por el Congreso y solo pueden ser levantadas por el mismo, lo cual les da a los legisladores una influencia en el acuerdo, posiblemente en años por venir.

Sin embargo, algunas de las personas involucradas en este asunto en Washington cuestionan si este juego del Congreso dará buenos resultados.

Trita Parsi del Consejo Nacional Iraní Estadounidense dijo que él cree que la carta no fue una muestra de fuerza, sino una señal de desesperación por parte de los republicanos, debido a que hasta ahora no han logrado frenar la diplomacia de Obama a pesar de repetidos esfuerzos. E incluso las medidas del Congreso —como imponer más sanciones antes de que se firme el acuerdo— han fracasado por la oposición demócrata.

“Ellos se están dando cuenta de que tienen una capacidad muy limitada para impedir que el presidente firme este acuerdo. No van a poder aprobar ninguna de las sanciones, no van a poder anular un veto presidencial en relación a este asunto”, dijo Parsi.

La carta de los senadores también le advierte a Irán que un futuro presidente republicano podría rápidamente anular un acuerdo nuclear, ya que Obama ha dicho que no enviará el acuerdo a un referendo del Congreso que lo llevaría a tener que cumplirse incluso más allá de su administración. Los candidatos presidenciales republicanos en general se oponen al acuerdo que creen que Obama está a punto de concluir y probablemente harán una campaña en contra del mismo en las primarias.

Limitaciones presidenciales

Pero en la práctica, un futuro presidente de Estados Unidos podría encontrar que es difícil o indeseable cancelar de forma inmediata un acuerdo si se está viendo que Teherán al menos está cumpliendo en grado mínimo.

Aunque él, o ella, tendría el poder para finalizar un acuerdo, tal decisión podría endosar a Estados Unidos con la culpa de reavivar la crisis nuclear iraní… y con el tiempo podría dar lugar a un enfrentamiento militar para detener cualquier nueva medida iraní a fin de reiniciar el programa nuclear. A corto plazo, el nuevo presidente tendría que asumir la propiedad de uno de los problemas más polémicos de política exterior de la última década.

Washington probablemente también molestaría a las otras potencias mundiales como Gran Bretaña, Francia, China y Rusia, las cuales están ayudando a negociar el acuerdo y —en algunos casos a regañadientes— se han unido en sanciones que probablemente no se volverían a imponer.

Sin embargo, los republicanos argumentan que intervenir con su carta antes de que se firme un acuerdo le da a la administración la oportunidad de mejorar los términos. También rechazan la idea de que trastocar los planes de Obama inmediatamente llevaría a la guerra y están de acuerdo con la declaración que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, hizo la semana pasada en relación a que Irán, ahora que su economía se ha visto afectada, necesita más un acuerdo que Estados Unidos.

Aun así, tal es la opacidad del régimen iraní que no está claro exactamente qué pasará con la carta.

La carta presenta el riesgo de justificar a los partidarios de la línea dura en Irán, quienes durante mucho tiempo se han opuesto a cualquier acuerdo con Estados Unidos, y eso podría complicar los esfuerzos de los moderados iraníes, quienes han estado negociando con las potencias mundiales al reforzar la oposición a las concesiones.

¿Un regalo a los partidarios de la línea dura?

Karim Sadjadpour, un analista iraní con el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, advirtió en relación a que la medida de los republicanos era un “regalo, no una amenaza” para los partidarios de la línea dura en Teherán.

“Esta carta justifica a los cínicos y a quienes tienen teorías de conspiración en Teherán y no quieren un acuerdo o creen que Obama no puede cumplirlo”, dijo. “Los de línea dura en Irán siempre prosperan en el aislamiento”.

Pero el novato senador por Arkansas, Tom Cotton, quien organizó la carta, rechazó la idea de que esta podría alterar un equilibrio político delicado que es necesario para que el acuerdo tenga éxito.

“No hay nada más que partidarios de la línea dura en Irán, nada más que extremistas islámicos de línea dura”, dijo Cotton en el programa “The Lead” de CNN con Jake Tapper.

“Simplemente estamos diciendo que Irán no puede tener un arma nuclear. Los líderes de Irán no entienden el sistema constitucional de Estados Unidos. Ellos tienen que saber que un acuerdo que no sea aprobado por el Congreso no será aceptado por el Congreso”.

Una audiencia estadounidense

Y Mark Dubowitz de Foundation for Defense of Democracies, quien ha consultado con el gobierno estadounidense sobre las sanciones, dijo que la audiencia de la carta era más el pueblo estadounidense, y no tanto el liderazgo iraní.

“No creo que alguien piense que el líder supremo de Irán va a decidir no hacer un acuerdo nuclear porque Tom Cotton u otros 46 senadores enviaron una carta”, dijo.

“Creo que el objetivo de la carta no fue el líder supremo de Irán, sino el presidente Obama. La carta está diseñada para hacerle ver al público que cualquier acuerdo de control de armas con Irán debe ser ratificado por el Senado de Estados Unidos”.

Dubowitz dijo que la carta estaba diseñada para reafirmar los argumentos de un proyecto de ley bipartidista formulado por el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Croker, y su homólogo demócrata, el senador Robert Menéndez, el cual requeriría que Obama sometiera cualquier acuerdo con Irán a votación en el Congreso en un lapso de 60 días.

Dubowitz añadió que él apoyaba un acuerdo efectivo con Irán y le preocupaba que sin el respaldo del Congreso, las esperanzas de llegar a una solución a largo plazo para la crisis nuclear de Irán se verían truncadas.

Incluso algunos de quienes se oponen a la carta del Partido Republicano estuvieron de acuerdo con su premisa general, de que el Congreso debe jugar un papel en aprobar cualquier acuerdo.

El senador Tim Kaine, uno de los primeros demócratas que respaldaron a Obama durante su campaña de 2008, le dijo a CNN que él creía que el esfuerzo republicano no era la manera correcta de abordar las cosas —”es sumamente irrespetuoso”— pero no podía distraer del objetivo principal.

Kaine, quien ha respaldado el proyecto de ley de Corker y Menéndez, dijo que el Congreso debe desempeñar un papel si se pretende que el acuerdo sobreviva.

“No creo que el presidente pueda echar por la borda las sanciones del Congreso unilateralmente sin que el Congreso esté involucrado”, dijo.