Por Iván Pérez Sarmenti, CNN Español
(CNN Español) – Lola Carrizo es la madre de Sonia Liliana Garabedian, muerta en diciembre de 2010. Tenía 37 años, dos hijos, de 8 y 4 años y, luego de estar desaparecida durante cinco días y de varios incidentes de violencia familiar, apareció semidesnuda en un descampado de la provincia de Catamarca, en el norte de la Argentina, a 300 metros de un canal de riego.
A pesar de las huellas evidentes de golpes que presentaba el cuerpo, el primer fiscal que investigó el caso cerró la investigación considerando que había muerto por “deshidratación”.
“Me llevó dos años y los jueces por unanimidad deciden que la causa sea investigada, que hay que investigar hasta las últimas consecuencias”, afirma Carrizo.
Aunque por el momento la Justicia no lo considera sospechoso, Carrizo cree que su yerno es responsable de la muerte de su hija, debido a las escenas de violencia doméstica que presenció, y por esa razón, le impide ver a sus hijos.
“Yo todo lo que hago lo hago pensando en ellos también, porque a veces digo el día que sea grande, porque a veces cuando al nene le nombras la madre se le llenan los ojitos de lágrimas. Entonces yo ¿cómo no voy a hacer eso?, si él no lo puede hacer ahora, ellos no pueden porque son chiquitos”, se pregunta.
Carrizo les prometió a sus nietos pelear para que puedan volver a estar juntos. “Yo les dije que voy a hacer todo lo que se pueda para que podamos estar juntos en algún cumpleaños, en alguna navidad, en algún año nuevo, en algunas vacaciones, Y bueno, esperemos que sea así”, dice esperanzado.
Este caso en uno de los tantos feminicidios ocurridos en Argentina. Ante la ausencia de estadísticas oficiales, la organización La Casa del Encuentro, que ayuda a los familiares de las víctimas, realiza desde 2008 un conteo de los asesinatos por cuestiones de género que se publican en los principales medios de comunicación del país.
Sólo en 2014 fueron reportados 277 feminicidios y desde 2008 a 2014 contabilizaron 1.808 mujeres asesinadas por cuestiones de género, aunque señalan que también hay muchos casos de violencia y asesinatos que no llegan a conocerse a través de la prensa.
“No sólo tenemos que contabilizar a aquellas mujeres que llegaron al extremo de la violencia, si no la cantidad de miles de mujeres que anualmente hacen denuncias por violencia de género y que también tienen víctimas colaterales que son los hijos y las hijas”, sostiene Fabiana Tuñez, directora de La Casa del Encuentro.
Tuñez agrega: “Estamos planteando claramente que es necesario que nuestro país tome este tema como un tema de agenda prioritaria dentro del capítulo de los derechos humanos porque estamos hablando que por cada víctima de violencia de género tenemos que multiplicar por 5 o por 6 la cantidad de víctimas colaterales de esa misma violencia”.
Ante esta situación, desde la organización bregan para que se sancione una ley que, entre otras cuestiones, contemple la creación de estadísticas oficiales, prive a los padres condenados por feminicidio de la patria potestad de los hijos en común con la víctima y brinde patrocinio jurídico gratuito a las víctimas de violencia de género.
“En el país salvo en la ciudad autónoma de Buenos Aires, no existe el patrocinio jurídico gratuito para mujeres víctimas de violencia de género, o sea que una mujer que hacer una denuncia ahí no termina todo, ahí es donde empieza todo y ahí es donde necesita que el Estado le garantice un verdadero acceso a justicia igualitaria”.
Para eso, desde La Casa del Encuentro presentaron en el Congreso nacional un anteproyecto de ley para que todos los partidos políticos puedan discutirlo.
“No basta solo con generar declaraciones públicas, lo que hay que hacer es poner manos a la obra, poner recursos, poner capacitación, modificar currículas educativas, tener más dispositivos de asistencia directa sostenido en el tiempo”, insiste Tuñez.
Lamentablemente, sus estadísticas señalan que, como consecuencia de los crímenes sexistas, en un año quedaron huérfanos doscientos niños y que cinco mujeres son asesinadas por semana en el país. Pero además, en casi seis de cada diez hechos, el principal sospechoso o imputado fue el esposo, novio o expareja.