CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
África

"Me impregné de sangre para que no me mataran y me metí en un armario"

Por CNN en Español

(CNN) -- Cuando los hombres armados irrumpieron, descalzos y gritando en Swahili, la estudiante Hellen Titus corrió rápidamente a un armario y se quedó quieta. Las balas pasaban zumbando mientras sus compañeros de clase huían hacia la oscuridad en el ataque terrorista a la universidad de Kenia. Los disparos atravesaban sus cabezas, una tras otra. En el caos, Titus decidió que estaba más segura en el armario.
"Él le decía: 'dispárales, dispárales'", dijo ella acerca de los terroristas que el jueves allanaron su universidad en la ciudad de Garissa, al norte de Kenia, y quienes tomaron estudiantes como rehenes.

Titus sobrevivió al untarse la cara con la sangre de un amigo. Cuando los hombres armados la encontraron una hora después, ella se hizo la muerta.

"Yo solo me froté, me empapé con esa sangre", dijo ella el viernes en el centro que improvisaron para los estudiantes evacuados. "Así los esquivé".

Los hombres armados continuaron la matanza.

El sábado surgieron detalles más espantosos acerca del ataque terrorista, el más mortífero en Kenia desde que al Qaeda bombardeó la embajada de Estados Unidos en Nairobi en 1998. El ataque de esta semana perpetrado por militantes somalíes del grupo Al-Shabaab dejó 147 personas muertas.

Dos días después, algunas personas aún no sabían si sus seres queridos estaban vivos o muertos.

publicidad

Zeddy Godwano no ha dormido durante horas; su hermano aún está desaparecido. Godwano lo ha buscado en los principales hospitales de Nairobi, la capital de Kenia, hacia donde la mayoría de los heridos fueron aerotransportados.

"Desde que escuchamos las noticias en la radio y la televisión, me preocupé y corrí hasta aquí en Nairobi para buscarlo", dijo.

Destruidos, horrorizados

La mayoría de amigos y familiares llegaban en oleadas al amanecer, y esperaban pacientemente la confirmación del destino de sus seres queridos. Otros estaban tendidos en el suelo, llorando, demasiado destrozados como para estar de pie.

"Ellos vienen cuando están muy horrorizados... cuando están muy confundidos", dijo la profesora Catherine Oshotha, una psicóloga. "No saben si sus seres queridos están aquí... o si han muerto. Ellos vienen aquí porque han tratado de comunicarse con sus hijos y no lo consiguen o no han escuchado de ellos".

Los militantes asesinaron a 142 estudiantes, tres oficiales de seguridad y dos trabajadores de seguridad de la universidad. El ataque dejó 104 heridos, algunos de ellos en estado crítico, dijo Nkaissery.

Los esfuerzos de búsqueda y recuperación continuaron, la policía encontró a un hombre que no era un estudiante, oculto bajo una cama, dijo la fuente. Él fue detenido y estaba siendo tratado como sospechoso, según dijeron fuentes cercanas a la búsqueda.

Después de que el hombre fue descubierto, las autoridades llevaron a cabo una búsqueda adicional en el edificio. Tres personas –todas ellas estudiantes– fueron encontradas con vida. Una estudiante estaba bajo una pila de cadáveres; otra estaba en un armario. Un estudiante estaba escondido en un baño, dijeron las fuentes.

La mayoría de las víctimas recibieron disparos en la parte posterior de la cabeza, le dijo un médico a CNN.

"Ellos están boca abajo, siempre", dijo el viernes un trabajador del servicio de ambulancias de St. John.

El Ministerio de Educación ha cerrado la universidad indefinidamente.

La explosión y los disparos interrumpieron la tranquilidad de la mañana en el campus, a 145 kilómetros de la frontera de Kenia con Somalia, despertando abruptamente a los estudiantes.

Los hombres armados irrumpieron primero un servicio cristiano de oración, donde mataron a algunos fieles y tomaron a otros como rehenes. Luego se fueron a través del campus con ellos, disparándoles a los que no eran musulmanes y haciendo a un lado a los musulmanes. Testigos dijeron que ellos daban sermones religiosos a medida que asesinaban.

Al-Shabaab ha atacado Kenia desde que en 2011 el país envió tropas a Somalia para ayudar a combatir a los militantes, citando una serie de ataques y secuestros.

El viernes, el grupo terrorista dio a conocer un comunicado donde prometía perpetrar más ataques.

"No sueñen con seguridad en su tierra hasta que la seguridad sea una realidad en tierras musulmanas", decía.

La universidad confirmará el sábado si todos han sido contabilizados después del ataque de esta semana.