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Medio Oriente

Miles de familias huyen del avance de ISIS en el oeste de Iraq

Por Arwa Damon, Hamdi Alkhshali

PROVINCIA DE ANBAR, Iraq (CNN) -- La llamada de Faleh Essawi, el jefe delegado del consejo de la provincia, con quien supuestamente nos íbamos a reunir, se produjo justo cuando estábamos a punto de llegar al puente... la única ruta segura desde Bagdad hasta la provincia vecina de Anbar.

"ISIS ha tomado el este de la ciudad, no hay acceso", dice en tono desesperado, mientras rápidamente recita los vecindarios y áreas en las que los combatientes de ISIS habían irrumpido.

Momentos después vemos el impacto: una interminable corriente de personas, horrorizadas y exhaustas. Padres sostienen a bebés en cobijas, algunos luchan bajo el peso de sus pertenencias, algunos llevan bolsas plásticas, mientras otros no llevan nada más que niños aferrados a sus manos.

No se permite que autos crucen el puente al otro lado del Éufrates. El gobierno considera que la restricción de vehículos disminuirá la probabilidad de que los explosivos se abran paso hacia la capital iraquí.

Los más pequeños o quienes están demasiado cansados se suben a carretas de metal que niños o jóvenes empujan, de las que normalmente se utilizan para llevar productos a los mercados. Una mujer mayor se sienta en una de ellas, con una niña en brazos, quien sostiene una muñeca de plástico.

Muchos no quieren hablar, al menos no durante mucho tiempo. Lo que acaban de pasar es muy crudo, demasiado doloroso.

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Un hombre con el que nos encontramos describe cómo soldados de ISIS requisaron su casa.

"Escuchamos enfrentamientos temprano en la mañana, y no vimos a las fuerzas de seguridad por ninguna parte", recuerda. "Vimos a los combatientes de ISIS, ellos simplemente entraron a la casa y no dijeron una palabra. Solo enviaron a un francotirador al techo. Yo tomé a mis hijos y salí corriendo".

Su esposa rompe en llanto, lo que lo lleva a disculparse por no poder hablar más... ellos solo quieren seguir adelante.

Otra mujer mayor, sentada en una de las carretas y rodeada por sus nietos, empieza a sollozar en el momento en el que nos acercamos a ella.

"Ellos tomaron nuestros hogares y nos sacaron", llora.

El avance de ISIS

En el transcurso del fin de semana, ISIS se hizo presente en ciudades justo al norte de Ramadi, la cual se encuentra a 110 kilómetros al oeste de Bagdad, por lo que miles de personas huyeron a pie a la ciudad. ISIS ya había bloqueado el acceso del sur desde hacía meses, y el oeste era territorio en disputa. Hasta ahora, el este no solo era una zona relativamente segura, sino la única entrada y salida viable.

En un hospital en Amriyat al-Falluja, a unos 15 minutos en auto, un soldado herido de la zona se estremece a causa del dolor. Un francotirador le había disparado en Ramadi esa mañana, a medida que los combatientes de ISIS avanzaban... la bala estuvo a punto de darle en el corazón.

"Habíamos estado advirtiendo que podíamos ver sus movimientos", nos dice. "Pero simplemente no tuvimos la fuerza para contenerlos. No dejamos a ninguna sola persona, no llamamos y pedimos apoyo".

Pero nadie acudió.

Horas después de nuestra conversación en la mañana, hablamos nuevamente con Esawi por teléfono.

"La seguridad está colapsando en la ciudad", grita. "Esto es lo que le advertimos a Bagdad que sucedería. ¿Dónde está Bagdad? ¿Dónde está al-Abadi?"

"Solo Dios sabe si sobreviviremos a esto", dice y cuelga.

Ataque con cohetes

Amriyat al-Falluja regularmente se encuentra bajo el ataque de cohetes y morteros de las cercanas posiciones de ISIS. La fachada del hospital está marcada por disparos de metralla. Las salas están llenas de personas que resultan heridas durante estos ataques.

Mustafa Ahmed, de 15 años de edad, tiene vendas en su cuello, pierna y otras partes del cuerpo.

"Un mortero cayó en nuestra calle, uno de mis vecinos resultó herido", explica. "Salimos a ayudarlo y el segundo cayó sobre nosotros".

Su amigo murió, dice.

En la habitación contigua, Amal Ahmed habla en voz baja.

"Estaba en el jardín y un cohete impactó y la metralla me abrió, dice, mientras lágrimas ruedan por su rostro. "Algo se me cayó, lo recogí, me lo puse de nuevo y me acosté".

Empieza a llorar aún más. Su esposo murió a manos de fuerzas estadounidenses en Faluyá, otra ciudad en Anbar, en 2003. Todos sus hijos se han ido a excepción del más joven, quien se quebró el brazo en el mismo ataque.

"Cuando veo la situación, no tengo esperanza, sencillamente está empeorando".

Unos momentos más tarde, escuchamos dos grandes explosiones en otro de los edificios del hospital. Creen que es un cohete de ISIS o un ataque con mortero, así que nos cubrimos junto a las fuerzas iraquíes con las que nos encontramos en el pasillo, lejos de las ventanas. Se producen más explosiones en la distancia. Luego, otra en realidad sacude nuestro edificio.

"¿Alguien quiere té?", nos pregunta uno de los policías con los que estamos, mientras lo sirve. "Esto sucede todo el tiempo, estamos acostumbrados".

Falta de apoyo

El jefe de la policía, el comandante Aref al-Janabi, llama a sus hombres por radio. Al-Janabi, al igual que muchos otros, se siente frustrado por no contar con el apoyo de Bagdad. Anteriormente, nos había llevado a los frentes, un largo arcén que se extiende por las partes del norte y el oeste del pueblo, salpicado de posiciones de combate. Él dice que regularmente le proporciona al centro de mando las coordenadas de las posiciones de ISIS, pero hasta ahora, no ha habido ataques aéreos ni han llegado refuerzos significativos.

Se escuchan más explosiones en la distancia.

Rápidamente salimos del pueblo, y nos dirigimos de vuelta al puente y a las largas y serpenteantes filas de refugiados. Una ambulancia pasa a nuestro lado, mientras trata de abrirse paso en medio de las multitudes. La cantidad de personas que huyen ha aumentado considerablemente en las últimas horas, lo cual no es de sorprenderse considerando la atroz evaluación y advertencia de Essawi.

"Ramadi está sitiada por todos lados", nos había dicho anteriormente, con una mezcla de ira y un aire de resignación. "Considero que la ciudad ha caído".

Declaró que 150.000 personas han huído, y se mofa de las declaraciones de funcionarios iraquíes de Bagdad que dicen que han enviado refuerzos a Ramadi. Eso aún está por verse.