(CNN) — Así transcurre la vida del presidente de Estados Unidos: en la mañana Barack Obama habló dentro de la Casa Blanca y expresó su pesar por la muerte accidental de un estadounidense y un italiano que estaban secuestrados por al Qaeda, durante un ataque de drones.
Al mediodía, se dirigió al patio de la residencia presidencial para felicitar a los campeones de fútbol americano profesional, los Patriots de Nueva Inglaterra, por haber ganado el Super Bowl XLIX tras vencer a los Halcones Marinos de Seattle.
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El líder estadounidense no desaprovechó la oportunidad de contar un chiste sobre el equipo más poderoso del fútbol americano en el planeta, cuando hizo una mención directa de la controversia en la que se vieron envueltos los Patriots durante su camino al campeonato de la NFL: las acusaciones de que jugaron con balones desinflados durante el campeonato de la Confederación Americana de Fútbol Americano (AFC) frente a los Potros de Indianápolis.
“Usualmente cuento chistes en estos eventos”, dijo el presidente. “Pero ahora que los Patriots están aquí, temo que 11 de 12 de mis bromas se desinflen. Muy bien, muy bien, esa historia se salió un poco de proporción”, abundó Obama.
Al entrenador de los Patriots, Bill Belichick, no le cayó muy bien la broma del presidente estadounidense.
El ala cerrada y superestrella del futbol americano Rob Gronkowski fue citado por un reportero del Boston Herald asegurando que no estaba muy contento con la broma presidencial.
Pero los Patriots pueden aguantar una broma; el dueño del equipo, Robert Kraft, le regaló a Obama un casco firmado por todos los jugadores de Nueva Inglaterra, así como una playera con el número 44 con el apellido del mandatario estadounidense.