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Pescado, tocino y cerveza: las claves de las elecciones británicas

Por Barry Neild

(CNN) — Los centros de votación británicos abrieron este jueves para la elección de un nuevo Parlamento y un nuevo gobierno.

Los centros abrieron a las 7:00 horas (local) y cerrarán a las 22:00 horas.

En las elecciones de este jueves se elegirán un total de 650 miembros del Parlamento.

Los líderes de algunos de los principales partidos ya emitieron su voto. David Cameron, líder del Partido Conservador, votó en Oxfordshire. Ed Miliband, del Partido Laborista, fue a votar en South Yorkshire, mientras que Nigel Farage, del Partido Independencia de Reino Unido, votó en Kent.

Aunque los resultados no se conocerán hasta bien entrado el viernes, la elección podría tener como resultado la entrega de poder por parte del gobierno conservador de David Cameron al Partido Laborista de Miliband, o un frenesí de discusiones de los líderes en su intento de forjar alianzas con los partidos más pequeños.

Pero eso es todo por venir cuando las encuestas se cierran el jueves por la noche, hora local.

Estas son algunas de las cosas que debes saber saber sobre estas elecciones:  quiénes son los candidatos, cuáles son los problemas, quién es el posible ganador y por qué los sándwiches de tocino importan.

La reina no gobierna Gran Bretaña

Sí, sí, ya determinamos que lo sabías, pero como es la jefa de Estado oficial, podemos entender a qué viene la confusión.

Se vuelve aún más confuso cuando te das cuenta de que la princesa Carlota de Cambridge nació cerca de la época de las elecciones, por lo que las verdaderas noticias británicas se perderán en una oleada internacional de asombro y embobamiento y el mundo volverá a ver al país como una fuente de pasatiempos extraños como perseguir quesos que ruedan cuesta abajo o no poseer armas.

De hecho, la reina solo está a cargo simbólicamente.

Ella promulga las leyes y designa a los primeros ministros, pero no tiene poder real, así que no habrá decapitaciones, sino tal vez unas cuantas miradas de desaprobación. Oficialmente es políticamente neutral. Al parecer lo más cercano a expresar su opinión (deléitate con esta imagen) es cuando ronronea como gato.

Entonces ¿por quién van a votar?

Pues por un nuevo primer ministro.

Bueno, en realidad no.

A diferencia de las elecciones presidenciales, en las que la gente vota directamente por la persona que quieren como líder del país, el voto parlamentario de Reino Unido tiene como objetivo nombrar un nuevo gobierno.

Los electores plasman una "X" junto al títere local/aspirante a servidor público del partido político al que apoyen.

Los votos se cuentan por circunscripciones (que en realidad son feudos políticos); algunas datan de siglos atrás, cuando los barones (o tal vez los elfos) gobernaban Gran Bretaña y tenían un escaño en el Parlamento.

El partido que gane la mayor cantidad de escaños decide a quién designar como primer ministro, con la anuencia de Su Majestad.

Claro que en realidad, los líderes de los partidos pueden influir en la gente, quienes ven el voto como un respaldo directo a sus dotes de líder, su personalidad o (y esto es verídico) a su capacidad de comer sándwiches de tocino o de señalar pescados.

¿Es un sistema justo?

Algo, pero no mucho, ya que significa que un partido puede ganar el poder fácilmente sin ganar la mayoría de los votos.

Eso se debe a que las elecciones en Gran Bretaña se basan en el principio de "el primero que pase la meta".

Esa analogía pone de relieve lo parecida que es la política británica a las carreras de caballos, solo que con menos escándalos de dopaje.

Así es como funciona:

El Parlamento electo consta de 650 escaños; cada uno representa a una cantidad distinta de electores, entre 21.000 y 110.000.

Solo el candidato que gane más votos en cada distrito electoral obtiene un escaño. No hay premio al segundo lugar.

Claro que los partidos más pequeños a los que el sistema no ha favorecido han exigido reformas, pero como nunca le ganan a los dos partidos principales, no tienen poder para cambiar algo.

Los demócratas liberales de centro, por ejemplo, tuvieron 6 millones 800.000 votos en las elecciones anteriores (el 23% del total), pero ganaron solo 57 escaños. Los conservadores se quedaron con 307 escaños con solo 10 millones 700.000 votos.

Entonces ¿quién va a ganar?

Las elecciones británicas típicamente se consideran una carrera de dos caballos, una analogía que pone de relieve lo similares que son a las carreras de dos caballos, solo que sin caballos.

Los candidatos principales son el actual primer ministro, David Cameron, líder de los conservadores de centroderecha, y Ed Miliband, líder del Partido Laborista de centroizquierda. Las encuestas no revelan un favorito.

Eso significará, como ocurrió en 2010, que cualquiera que pueda negociar la creación de una coalición mayoritaria con los partidos más pequeños se llevará el botín de la victoria. Si eso ocurre, todas las miradas estarán puestas en los partidos menores, incluido el Partido Nacional Escocés, los Demócratas Liberales y el advenedizo Partido Independencia de Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés).

El líder del UKIP, Nigel Farage, es un forastero político que ha ganado apoyo por sus posturas antiinmigración, anti-Europa y procerveza. No se espera que su partido gane muchos escaños, pero podría haber un idilio inesperado, como ocurrió en las pasadas elecciones, cuando los demócratas liberales se aliaron con los conservadores para la indignación de algunos de sus simpatizantes.

¿Cuáles son los temas?

Por un lado está el futuro del amado pero económicamente atribulado Servicio Nacional de Salud, el sistema de atención médica gratuita que ha sufrido varios procedimientos políticos fallidos en años recientes y que apenas puede curarse a sí mismo.

El ascenso del UKIP ha propiciado compromisos bipartidistas para aumentar los controles y poner fin a décadas de inmigración y el consiguiente aumento de población que, al parecer, preocupa a los descendientes británicos de los invasores vikingos, normandos, romanos y sajones.

Por otro lado está la economía (cómo lidiar con el déficit presupuestario y fomentar la recuperación económica sin depender de la mano de obra inmigrante barata a la que los políticos quieren impedir la entrada).

También está el asunto de Europa, otro de los temas que el UKIP sacó a la luz y que ha obligado a los partidos principales a adoptar posturas opuestas a la Unión Europea, aunque muchos de los partidarios sospechan que retirarse sería desastroso no solo para la economía, sino para las futuras oportunidades para señalar pescados.

¿Crees que todo esto es demasiado aburrido como para describirlo?

No eres el único, lo cual es un gran problema para los políticos que buscan que los elijan.

La apatía política crece en Reino Unido; muchos electores jóvenes se sienten desilusionados con los líderes de los partidos, a los que consideran desapegados y apenas distinguibles entre sí, a pesar de que uno "parece panda" y el otro "un condón rosado".

Tampoco ayuda a la causa de los políticos que los comediantes populares como Russell Brand pregonen el voto por una "revolución" aún no determinada.

Con todo, las elecciones de Reino Unido no carecen de diversión, misma que aportan los candidatos extremos.

Desde 1963 hasta 1995, uno de los personajes que no faltó en el conteo de votos fue el Gritón Lord Sutch, una estrella pop de apariencia extraña cuyo partido Fiesta Loca Delirante Montruosa Oficial hizo campaña por varias causas perdidas que más tarde se hicieron realidad, como la radio comercial y la eliminación de los permisos para tener perro.

En las elecciones de 2010 hubo otros candidatos excéntricos como Lord Biro, quien promovió políticas que incluían nombrar papa a Bono. El Loco Capitán Tom (Mad Cap'n Tom) prometió adiestrar a los estudiantes en "manejo de la espada y de las armas" e imponer un impuesto del 50% a las descargas de las canciones de Cheryl Cole "porque odio a Cheryl Cole".

Sin importar cuáles sean sus motivos, cuando llega la noche de las elecciones y gozan de su momento en el escenario frente a rivales políticos serios, hacen reír más que Brand.

Laura Smith-Spark contribuyó con este reporte