CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Animales

Glenn Close: Detengamos el comercio de marfil por el que matan elefantes

Por Glenn Close

(CNN) -- En Connecticut, donde crecí, mis hermanos y yo jugábamos desde el amanecer hasta el anochecer en los bosques y campos afuera de la cabaña de nuestra familia. Como no veíamos mucha televisión, nuestra imaginación se desarrolló plenamente.

Jugábamos con títeres, y hacíamos todo tipo de voces ridículas. También me encantaba jugar a que era un caballo; me ponía recipientes de Quaker Oats en las manos como si fueran cascos, y galopaba en cuatro patas, mientras corcoveaba y relinchaba como si fuera un caballo salvaje. No tengo ninguna duda de que nuestros juegos de fantasía desempeñaron un papel en darle forma a la actriz en la que habría de convertirme... bajo la atenta y cariñosa mirada de mi madre.

Últimamente he estado pensando en ese período formativo y protegido de mi niñez en el contexto de crecientes informes sobre otra especie cuyas crías se ven privadas de forma criminal del período de juego protegido y libre de preocupaciones que tanto necesitan para desarrollarse. Muchos sufren un trauma psicológico severo vinculado a la pérdida de sus madres a manos de cazadores furtivos brutales. Me refiero a la difícil situación del elefante africano.

Ante la alarmante cifra de 35.000 animales que matan al año, según la Sociedad de Conservación para la Vida Silvestre, a fin de suplir una insaciable demanda global de marfil, los elefantes necesitan nuestra ayuda. El presidente Obama, conmovido por la crisis que enfrentan estas majestuosas criaturas y muchas más que se ven envueltas en el comercio ilícito de vida silvestre, el año pasado anunció la Estrategia Nacional para Combatir el Tráfico de Vida Silvestre a fin de contener la matanza sin sentido de innumerables especies icónicas amenazadas con la extinción.

Una de las propuestas más audaces del presidente fue prohibir toda la importación comercial y el comercio interno del marfil de elefante. Muchos miembros de nuestro Congreso han sugerido que tal prohibición afectaría injustamente a aquellos que adquieren su marfil de forma legal. Pero el mercado legal del marfil ha existido durante mucho tiempo y no ha servido como punto de control para el comercio del marfil; simplemente le permitió a los comerciantes de marfil nuevo, ilícito —y prácticamente indistinguible del marfil "legal"— que lo trafiquen por medio de canales sancionados.

Aunque en gran medida se entiende que el principal mercado para el marfil tallado es China, muchos estadounidenses podrían sorprenderse al enterarse de que Estados Unidos es el siguiente mercado de consumidores más grande para este producto. Mientras a la administración de Obama le gustaría tomar medidas enérgicas contra este comercio al cerrar los agujeros en las leyes existentes de Estados Unidos, muchas personas en Washington están decididas a crear obstáculos legislativos para la aplicación de los nobles objetivos del presidente en relación con este tema.

Esa es una vergüenza terrible. Una especie antigua, los elefantes, han habitado nuestro planeta durante 30 millones de años. Los elefantes de África Central, que actualmente están en vías de extinción, son sembradores a gran escala, ya que consumen frutas y depositan las semillas en un rico abono que sustenta los bosques tropicales que están repletos de vida y que ayudan a mantener nuestro planeta Tierra saludable.

He tenido la suerte de pasar un día en una plataforma en la orilla de un espacio abierto, o bai, en Gabón, y he podido observar cómo las madres de elefantes del bosque y sus crías emergen de la jungla para tomar de las aguas ricas en minerales. Vi a los jóvenes jugar, bajo la atenta mirada de sus madres, tías y primas altamente sociables, conscientes y evidentemente inteligentes. Observé fuertes lazos sociales y familiares, y crías muy queridas.

Cuando matan a las madres elefantes, las crías que aún dependen de su leche y amor mueren lentamente de hambre... desconsolados y solos. Esto no es antropomórfico. Es un hecho observable. Sabemos que los miembros de una familia de elefantes se reconocen y se saludan unos a otros con entusiasmo. Cuando un elefante muere, toda la comunidad se lamenta. Es una arrogancia terriblemente destructiva la que nos ciega a la posibilidad de que haya otras especies en este planeta capaz de sentir emociones tan complejas.

Los recuerdos colectivos de los elefantes son transmitidos de una generación a otra. Las matriarcas elefantes conducen a sus familias a áreas protegidas con la esperanza de mantenerlas a salvo de las balas de los cazadores furtivos. Lamentablemente, hoy en día, incluso algunas de las zonas más protegidas han sido objeto de ataques por parte de grupos militantes que se han involucrado en el comercio de marfil por las altas sumas que los colmillos de elefantes generan en el mercado negro mundial.

Es por eso que el Congreso debe apoyar la prohibición de marfil del presidente Obama, no intentar frustrarla. ¿Cómo podemos permitir la aniquilación de una de las especies más magníficas y evolucionadas de la Tierra? ¿Qué clase de mundo valora un accesorio hecho de marfil más que la vida de un elefante?

Los elefantes son un recordatorio precioso de qué tan mágica puede ser la Tierra. Al igual que mis hermanos y yo, las crías de elefante deben tener la oportunidad de crecer y desarrollarse sin miedo, al participar de las maravillas de la vida y las bendiciones de una comunidad amorosa.