La arquidiócesis de Saint Paul y Minneapolis dijo que  cooperará con la fiscalía que le acusa  por el manejo en los casos de abuso sexual de uno de sus exsacerdotes.

(CNN) - Una arquidiócesis católica con un legado jurídico emblemático de abusos sexuales infantiles ahora se enfrenta a reclamos judiciales por la manera en que los ha manejado.

En 1983, el abogado Jeff Anderson presentó un caso civil contra la arquidiócesis de Saint Paul, Minnesota, por abuso sexual a menores por parte de un sacerdote. Eso abrió una compuerta de víctimas que se presentaron con historias de abusos sexuales del clero en todo Estados Unidos.

El viernes, John Choi, el fiscal del condado de Ramsey, subió a seis los cargos contra la arquidiócesis de Saint Paul y Minneapolis. La acusó de alentar, causar o contribuir al abuso sexual de tres víctimas por parte de un sacerdote en 2010 y 2011.

Lee la denuncia penal

Cada cargo es un “delito menor flagrante”, y cada uno conlleva un máximo de un año de prisión y/o una multa de 3.000 dólares.

La queja se concentra en el abuso perpetrado por el exsacerdote Curtis Wehmeyer, pero este y un documento de acompañamiento dicen que su caso era solo uno de los muchos que la arquidiócesis dejó pasar.

Un representante de la arquidiócesis ha sido citado para responder a la demanda en la corte el 12 de junio.

El obispo auxiliar Andrew Cozzens dijo el viernes en un comunicado que la arquidiócesis cooperará con la oficina de Choi. “Lamentamos profundamente el abuso que fue sufrido por las víctimas de Curtis Wehmeyer y nos afligen todas las víctimas de abuso sexual”, dijo.

Culpable de delitos graves

Wehmeyer fue condenado en febrero de 2013 por 20 cargos de delitos graves de abuso sexual contra menores y posesión de pornografía infantil, dijo la arquidiócesis en un comunicado.

Fue sentenciado a cinco años de prisión, y desde entonces ha sido acusado nuevamente por mala conducta sexual criminal similar.

En 2012, la arquidiócesis expulsó a Wehmeyer del ministerio. En marzo de este año, el papa Francisco lo expulsó permanentemente de su condición de clero.

Y John Nienstedt, arzobispo de Saint Paul, prometió hacerlo mejor.

“Las historias que continúo escuchando de las víctimas y supervivientes del abuso sexual del clero me han entristecido y me han afectado profundamente. Mi enfoque y el de la arquidiócesis, es hacer todo lo que esté en nuestras manos para mantener a los niños seguros mientras que les ofrecemos recursos de ayuda y sanidad”, dijo entonces en una declaración.

‘Se hicieron de la vista gorda’

Eso fue muy poco y demasiado tarde para que el fiscal Choi, quien dijo que la arquidiócesis protegió a Wehmeyer y lo mantuvo en su sistema mientras seguía abusando de los niños.

“Cuando fue confrontado con información inquietante sobre Curtis Wehmeyer, los funcionarios de la iglesia una y otra vez se hicieron de la vista gorda”, le dijo el viernes a los reporteros.

Para abordar el problema del abuso sexual por parte del clero, en el 2005 la arquidiócesis creó al “Promoter for Ministerial Standards Program” (Promotor para el Programa de Estándares Ministeriales) a fin de supervisar a los miembros infractores. Para Choi, eso fue una cáscara vacía o peor.

“Lo que tenía el propósito de ser la mejor práctica para monitorear y supervisar a los sacerdotes descarriados en realidad resultó una farsa”, dijo.

Y las noticias de la conducta de Wehmeyer empeoraron.

“A medida que pasaba el tiempo, la información sobre Curtis Wehmeyer se tornó más alarmante y más específica”, dijo.

Gran parte de la denuncia de 44 páginas y de la demanda de 35 páginas describe los errores y problemas de Wehmeyer: desde problemas sexuales hasta adicción al alcohol, conducción bajo estado de ebriedad y uso de drogas ilegales, así como también de hacerles insinuaciones incómodas a chicos.

Merodeando cerca del baño de los chicos

En los documentos, se dice que al sacerdote lo habían visto merodeando cerca del baño de los chicos y se le había sorprendido vagando en una zona de un parque que es conocida por ser un lugar para encuentros sexuales.

Un sacerdote con el que Wehmeyer tuvo un contacto cuestionable no especificado mantuvo su distancia y Wehmeyer se le había insinuado a los niños de formas extrañas, según afirman los documentos.

Una vez se les insinuó a los chicos adolescentes en una librería y le preguntó a uno si estaba de humor para tener sexo.

El último incidente fue reportado a la arquidiócesis, la cual dijo que le impondría restricciones a Wehmeyer y que haría que lo evaluaran en un centro de tratamiento para el clero.

En el 2005, se le obligó a participar en el programa de vigilancia de la arquidiócesis y aunque mostró señales de que no cumplía con el mismo, el director del programa lo dejó pasar, decía la demanda.

Los fiscales se refirieron al programa como una “fachada”.

Ascendido a pastor

Conociendo el pasado de Wehmeyer, el arzobispo Nienstedt posteriormente lo ascendió a pastor.

“¿Conoces mi pasado? ¿Estás enterado de mis antecedentes?” Dice Wehmeyer que le preguntó a Nienstedt en ese momento. Nienstedt no le dio importancia, según se afirma en las acusaciones.

En el 2009, Wehmeyer llegó a ser el pastor de dos iglesias al mismo tiempo: St. Thomas the Apostle y Blessed Sacrament.

En los dos años siguientes, él abusó al menos de otros tres muchachos en terrenos de la parroquia, por lo que fue condenado posteriormente.

“Al menos, durante el verano del 2010, Wehmeyer en varias ocasiones agredió sexualmente a la ‘VÍCTIMA-1’, incluyendo el hecho de tocarle el pene y las nalgas al chico, así como de descubrirse frente a la ‘VÍCTIMA-1’”, se lee en la denuncia. Le dio marihuana y cerveza al chico, además le mostró pornografía.

Ese verano, también hizo lo mismo con un segundo chico; un año después, repitió el abuso con un tercer chico, drogándolo y emborrachándolo hasta el punto de quedar incapacitado.

El niño uso almohadas como barreras en una cama que compartían para impedir que Wehmeyer se acercara, se afirma en los documentos legales. Pero eso no funcionó.

Entregado a la policía

En junio de 2012, un diácono de la iglesia entregó a Wehmeyer a la policia y una madre denunció el abuso contra sus dos hijos.

Según la denuncia, los tres niños tendrán que recibir tratamiento psicológico, al igual que el hermano traumatizado de uno de los chicos, y los fiscales están responsabilizando a la arquidiócesis de este hecho debido a sus “comisiones, palabra y omisiones”.

El costo del tratamiento podría superar los 100.000 dólares.

Wehmeyer no fue el único caso que la arquidiócesis ocultó, dice la acusación, en la que se mencionan más ejemplos de sacerdotes que abusaron de niños. “El demandado tiene un largo historial de no abordar con eficiencia los abusos sexuales cometidos por algunos de sus clérigos”, destaca la denuncia.

Pero el caso de Wehmeyer es el más reciente luego de un largo historial previo de abuso dentro de la arquidiócesis, se añade, y uno de los peores.