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Noticias de EE.UU.

¿Planeas volar? Cinco consejos y trucos para evitar el síndrome del pasajero histérico

Por Katia Hetter

(CNN) -- Los asientos son demasiado pequeños, las comidas son inexistentes y las personas en todo el pasillo se han quitado los zapatos y calcetines para compartir sus apestosos pies con todos.

Por no hablar de ese pobre bebé que está llorando y del compañero de asiento que quiere hablar sin descanso acerca de su trabajo en la industria de los plásticos.

No es de extrañar que todos estemos un poco infectados con el síndrome del pasajero histérico.

¿Qué debe hacer el viajero cansado? Si tienes suficiente espacio en tu asiento de clase turista para practicar yoga, eso es impresionante. No patees a nadie mientras ves la clase a bordo... y Námaste.

Si el yoga no es tu estilo y no tienes una receta para comprar Xanax, aquí hay más maneras de sobrevivir a vuelos cortos y largos.

La viajera frecuente Arabella Bowen, editora en jefe de Fodor's Travel, recomienda que para un mayor impacto se combinen estrategias. Y sí, ella vuela en clase turista el 98% de las veces, así que conoce lo que tienes que sufrir.

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"Auriculares con cancelación de ruido, un iPad cargado con una de tus series de televisión o documentales favoritos y más recientes, y un asiento de ventana son ingredientes esenciales para mi tranquilidad durante el viaje", dijo Bowen. "Me siento, me conecto y dejo de escuchar".

Crea un amortiguador. Los auriculares con cancelación de ruido son una excelente manera de ahuyentar a los compañeros de asiento habladores, los motores a reacción y los bebés que lloran. Los tapones de espuma para oídos ya pasados ​​de moda también pueden disminuir un poco la bulla. O puedes también hacer una lista de tus películas favoritas, programas de televisión o música en tu dispositivo portátil.

Saca todo lo mejor de tu tiempo en cautiverio. Igual tendrás que quedarte quieto durante el vuelo. ¿Por qué entonces no aprovechar al máximo esa quietud practicando la meditación amorosa y bondadosa? Dale un vistazo al libro de Barbara Fredrickson "Positivity", o utiliza la aplicación Headspace que te ofrece una guía de meditación en tu teléfono inteligente para mantenerte tranquilo.

La oración también le trae paz a algunos viajeros. En su libro Artist's Way, la autora Julia Cameron escribe oraciones completas para cada etapa de vuelo: el despegue, la turbulencia y el aterrizaje. Como una viajera temerosa que escribió un libro acerca del manejo de su temor, ella incluso ora por el valor que necesita para empezar a empacar.

Date un gusto. Ya has sacrificado lo suficiente para comprar un pasaje de avión barato. ¿Por qué no invertir en algunas revistas de mala calidad, una encantadora biografía o la última revista New Yorker? Añade un asiento de ventana con vista, esos auriculares con cancelación de ruido, refrigerios y una bebida especial... y las cosas te parecerán casi encantadoras.

Algunos programas de fidelidad de las compañías aéreas ofrecen una bebida alcohólica de cortesía para los miembros, incluso en los asientos de clase turista.

Solamente cuídate de no exagerar: el alcohol ha alimentado muchos incidentes de furia aérea y también puede deshidratarte más rápido durante el vuelo.

Conserva las conexiones. Parece contradictorio mantenerte al día con las personas que son parte de tu vida a 9.144 metros de altura, pero un vuelo de hecho proporciona una buena cantidad de tiempo relativamente ininterrumpido. Utiliza la conexión Wi-Fi a bordo para comunicarte con mensajes de texto o correos electrónicos con tus amigos y familia, de preferencia con las personas tranquilas que puedan distraerte. O a la vieja usanza, toma papel y lápiz para escribirle una carta a un viejo amigo.

Prepárate para un viaje tranquilo. Las semillas de la furia aérea pueden ser plantadas mucho antes de tu viaje, y podría ser que cuando subes al avión traigas contigo un caso casi totalmente desarrollado. Algunas veces es una erupción de la tensión latente del hecho de haberte apresurado a empacar, haber llegado tarde al aeropuerto, haberte quedado atascado en el área de seguridad y que se te acabara el tiempo para tus rituales previos al vuelo.

"Las personas se vuelven locas cuando se les hace tarde para un vuelo", dijo la asistente de vuelo veterana Heather Poole, autora del libro "Cruising Attitude: Tales of Crashpads, Crew Drama, and Crazy Passengers at 35.000 Feet".

"Y eso solamente lo aumenta porque después no tienen tiempo para comer algo en el aeropuerto, y se asustan cuando me quedo sin comida en la clase turista", dijo Poole. "O si no, tienen que ir al baño y la señal para no quitarse el cinturón está encendida pero de todos modos se levantan porque es una emergencia".

"Cuando les recuerdo que la señal está activada, porque es mi trabajo decirles que la señal está activada, se enojan y regresan sumamente molestos a sus asientos y entonces resulta que soy la mala de la película, quien luego se queda sin jugo de tomate porque solamente hay cinco latas... lo que finalmente hace de un horrible vuelo algo un millón de veces peor".

Todo porque tú no tuviste tiempo para comer un refrigerio, comprar tu revista e ir al baño antes de abordar el avión. Esforzarte por tener un poquito de tiempo extra puede hacer toda la diferencia.

 

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